Me hundo lentamente como si estuviera hechizado, aunque intente luchar, estoy en el fondo del océano, cada momento se convierte en eternidad.
“Black Swan”
Estar castigada es la menor de mis preocupaciones, jamas me imagine que mis papas me sacarian de la cárcel pero así fue, pasó, y no puedo hacer nada para remediarlo más que aceptar el castigo que me dieron, estar sin celular y computadora en mi casa se ha sentido raro estos 4 días han sido raros, no poder leer ni ver k-dramas ha sido aún peor, sin duda mis papas saben como castigarme, después de recogerme en la comisaría, me espero una larga charla, no los culpo, se que hicimos mal cuando todos nos opusimos para catearan la fiesta sin una orden, Dena fue la primera en pelear y todos nos unimos a ella, ellos entendieron pero aun asi me castigaron, pero ahí no acabó todo, cuando mis papas terminaron de hablar conmigo, mi papá llamó a Leo, osea que recibí un regaño doble, no fui a la única que castigaron, Blanca tiene que cuidar a sus sobrinos todas las tardes, a Simon le quitaron su moto, Dena tiene que hacer servicio comunitario en su vecindario ayudando a su primo a entrenar a los niños en basquetbol, a Alexander le quitaron su auto, Bruno y Noah tienen toque de queda, despues de la escuela tienen que ir directo a sus casas, a todos nos quitaron nuestros celulares, pero el peor castigo sin duda se lo llevo Elena, cancelaron su viaje anual a Disney para el proximo año, no cancelaron el de este año porque ya tienen todo pagado, mi alegre y parlanchina amiga ha estado deprimida desde entonces, no la culpo, todos estamos castigados pero ella sufrira el proximo año cuando no viaje a disney, se el esfuerzo que pone para ahorrar al cuidar a los niños de su edificio, solo espero que a sus papas se les ablande el corazon para que mia miga no se pierda el viaje por el que espera todo un año.
Atravieso el pasillo familiar para llegar al consultorio de la Psicóloga Castillo, camino siguiendo a la recepcionista siento que las manos me comienzan a sudar así que las limpio en mis leggins, salí tan apresurada del entrenamiento de porras que no me dio tiempo para cambiarme de ropa, no había venido a ninguna sesión desde que comenzaron las clases por falta de tiempo, corrí con suerte cuando le hable por teléfono para agendar una sesión a esta hora, ha sido mi terapeuta desde mi primer ataque de ansiedad hace algunos años, no había faltado a ninguna sesión hasta ahora.
Al llegar la recepcionista toca la puerta y la doctora me recibe con una sonrisa invitándome a pasar, miro su oficina el único cambio que ha tenido es la nueva suculenta que tiene en su escritorio, escucho que cierra la puerta y me siento en el sillón que de nuevo me resulta familiar, ella igual se sienta y me observa, tengo mis manos sobre mis piernas cerradas en un puño la miro y me observa con una sonrisa.
—¿Cómo has estado Lia? —me pregunta con una sonrisa como siempre que vengo a sesión
—Bien —hago una pausa al darme cuenta que le he dado una respuesta automática— o en realidad no mucho —la miro y me anima a continuar hablando suelto un pequeño suspiro y bajó la mirada mirando mis manos
—Porque no empezamos por cómo ha estado tu dia —sugiere
Ella siempre ha sabido cómo romper el hielo y esta vez no es la excepción.
—La rutina de siempre, clases en la universidad, más tareas que hacer, ensayos para terminar de limpiar la coreografía con el equipo de porristas —le explico mientras comienzo a mover mis manos
—¿Cómo te ha ido con las porristas?
—Mejor de lo que esperaba —admito con una sonrisa— al inicio solo me inscribi a ese club por mi amiga Blanca pero ella ya no pudo ir a las clases, pensé en dejarlo porque no es algo que yo quería hacer en un principio
—¿Qué te animó a continuar?
—Me gustaron las clases, todo era tan diferente al baile que conocía, que probar algo nuevo me gusto, de hecho el viernes es el primer partido de fútbol y mostraremos la rutina en la que hemos estado trabajando —le digo con una sonrisa relajando mi postura
—¡Felicidades Lia! me alegra escuchar que te animaste a probar algo nuevo y que estaba fuera de tu zona de confort, recuerda que los cambios dan miedo pero depende de ti seguir adelante, solo asi podras descubrir nuevas experiencias
—Volví a tener un ataque de ansiedad —confieso de repente doblando mis piernas en el sillon
—¿Estás lista para hablar de ello? —pregunta y asiento mirándola a los ojos
Inhalo profundamente y después exhaló lentamente, escondo mis manos dentro de la chamarra que tengo puesta antes de comenzar a hablar
—Siento que estoy fracasando —reconozco en voz baja agachando la mirada
—¿Por qué piensas eso?
—Siento que no puedo con la universidad, se ha hecho muy dificil para mi —la veo sintiendo miedo por lo que acabo de admitir frente a ella— veo a mis compañeros y no les puedo seguir el ritmo, hago mi mejor esfuerzo y aun asi no estoy satisfecha con el resultado, en dos semanas tengo un examen y una entrega de proyecto, aparte del examen de italiano, los ensayos con el equipo de porras, y los ensayos con el equipo de baile, las clases de ballet que he retomado para estar preparada para mi audición en el conservatorio, tengo que empezar a trabajar en mi proyecto para el taller de fotografía, no quiero descuidar a mis amigos y familia, siento que —hago una pausa para tomar aire— aunque intento hacer todo ya no puedo, las horas del día ya no me alcanzan —digo con un nudo en la garganta— siento que desde que inicie con la universidad he estado viviendo en modo automático, al inicio pensé que podría con todo pero ahora —el nudo en mi garganta crece, tengo que tomarme un momento antes de continuar hablando— ya no lo creo, mi cuerpo ya no puede continuar a este ritmo —confieso y siento mis mejillas húmedas ¿cuando había comenzado a llorar?, tomó un pañuelo que hay en la mesita que tiene al frente para secar mis lágrimas pero estas no dejan de salir, salen una tras otra, una tras otra.