Save Me

EXTRA 8

ALEXANDER POV

Detengo mis besos en su cuello para verla a los ojos porque creo que no escuche bien lo que me acaba de decir.

Milly tiene las mejillas sonrojadas y la respiración agitada igual que la mía, me muevo y ella jadea al sentir a mi entusiasta amigo, en este momento me siento como un puberto que esta apunto de acabar de solo escuchar el jadeo que acabo de provocar en ella.

—Dress —digo de la nada

—¿Eh? —suelta sin entender

¡Controlate Alexander! Debes pensar en otra cosa que no sea a Milly sentada en ti, vistiendo ese sexi vestido que ahora se le ha subido hasta los muslos y que no has dejado de imaginar quitándoselo desde que la viste salir de la cabaña de Blanca hace unas horas.

Me aclaro la garganta

—La canción —comentó con voz ronca y ella alza una ceja— que dijiste de Taylor

Canción que jamás habría adivinado si no le hubiera preguntado a mi hermana.

Una mirada seductora se forma en su rostro, y yo no me he sentido en más peligro en toda mi vida.

—Es hora de reclamar tu premio —susurra en mi oido

¡Santa Mierda!

Ella se pone de pie bajando un poco el vestido y yo me quedo en mi lugar con la boca abierta, ella me indica con su dedo que la siga, y lo hago como si me hubiera hipnotizado, la cabaña no es muy grande ella se detiene al lado de la cama donde atrapa mis labios con los suyos, ella cae de espaldas a la cama cuando sin querer doy un paso para tenerla mas cerca, sus manos viajan de mi cuello a mi espalda, yo sostengo mi peso para no caerle encima, me detengo cuando ella enreda sus piernas en las mias.

—No —murmuró jadeante

—Y-yo, —ella tartamudea y su mirada cambia por una de panico

—No haré nada si no estas lista —me apresuro a explicar

Su mirada y cuerpo se relajan, sus labios están hinchados y rojos, sus mejillas siguen sonrojadas, ¡dios!, algo debo haber hecho bien para que Milly se haya fijado en mí.

—Si no me quitas este vestido ahora mismo, juro por dios que te mandó a dormir con Jer —su autoridad hace que ponga mas duro de lo que ya estoy

Esta es la señal que estaba buscando, pero debo tranquilizarme e ir con calma, comienzo besando su cuello, con mis dientes muerdo el tirante de su vestido, mis manos suben y bajan por sus piernas, el autocontrol que estoy teniendo en este momento no lo había tenido jamás en mi vida, de hecho no creo tenerlo.

Milly se retuerce en mis caricias y eso me encanta, con mi mano la levantó sin dejar de besar sus labios, solo me separo de ella para quitarle el vestido y cuando lo hago la veo, lleva un coordinado de encaje en color negro, la recorro con la mirada, es la mujer mas hermosa de todo el mundo, UNA DIOSA.

Llevo mis manos a mi camisa para quitarla de un tirón pero ella me lo impide, se acerca a mi, ambos estamos hincados en la cama, con sus manos comienza a desabotonar cada uno de los botones, cuando termina me quita la camisa con delicadeza, se acerca y no puedo evitar jadear cuando siento sus labios en mi pecho, labios que bajan hasta llegar a la hebilla de mi cinturón y vuelven a subir por mi pecho.

La acuesto en la cama antes de que de verdad me haga terminar, lo cual sería muy vergonzoso pero es el poder que ella tiene sobre mi.

Los besos y las caricias siguen, las prendas van desapareciendo de nuestros cuerpos, Milly tiene un cuerpo de infarto, una verdadera obra de arte y yo soy un cabrón con suerte.

Me separo de Milly para buscar mi pantalón en el suelo, sacó un condón de mi cartera, hice bien en seguir el consejo de Angel y cambiar el condon viejo que siempre traía por uno nuevo, al darme vuelta me doy cuenta de que Milly también sostiene uno entre sus delicados dedos.

—¿De donde…? —pregunto acercándome a ella

—Vine preparada —me informa y sus mejillas se sonrojan aún más

¡Amo a esta mujer!

Me acerco a Milly, al notar el condón en mi mano ella deja el que no se de donde diablos saco en la mesita de noche.

—Nena de ahora en adelante yo me encargare de comprar la protección —le guiño un ojo

Ninguna mujer debería de comprar condones, es nuestra responsabilidad como hombres hacerlo.

Nuestro método de protección, nuestra responsabilidad, fin de la historia.

Por precaución me aseguraré de comprarle una pastilla en cuanto amanezca y pueda ir a la farmacia del pueblo, aún no es tiempo de ser papás, aunque sería genial pero, ¡concentrate Alexander!, nada de bebés por el momento, Milly debe cumplir su sueño y convertirse en la mejor bailarina del mundo.

Con sumo cuidado le quito sus bragas de encaje sin dejar de verla, de un tirón me quito mi boxer y me pongo el condón, ambos estamos desnudos, su cabeza reposa en la almohada yo tengo mis manos a un lado de su cabeza.

—¿Estás segura de esto? —vuelvo a preguntar

Quiero que esté completamente segura.

—Si me vuelves a preguntar si estoy segura, te voy a correr de la cabaña

Sonrió contra sus labios, Milly me está volviendo loco, pero recuerda Alexander debes ir lento, y lo estoy intentando pero Milly no está cooperando, cuando me suplica que entre en ella le hago caso, poco a poco, ambos jadeamos, ¡mierda! está muy estrecha, lento Alexander, lento.

—Más rápido cariño por favor —me suplica entre gemidos

Adiós autocontrol, la embisto uno y otra vez, sus gemidos son música para mis oídos, salgo de ella cuando siento que estoy por acabar, ella aprovecha ese instante para darme vuelta, ambos gemimos cuando ella comienza a cabalgarme, llevo mis manos a sus pechos, unos pechos perfectos y firmes, me siento un inutil acostado sin hacer nada, pero si ella lo disfruta yo tambien lo hago, ella tiene el control del momento, cambiamos de nuevo de posición y yo vuelvo a tomar el control al recostarla de nuevo en la cama, ambos estamos sudados y agitados, estoy a punto de acabar pero no lo haré hasta que ella lo haga lo primero, lo cual no lleva mucho tiempo y ¡mierda! quería durar más pero es imposible cuando ella termina y la escucho gemir mi nombre, yo termino dentro de ella a los pocos segundos gimiendo su nombre, pego mi frente a la de ella.




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