Saving Contract

VIII. El almacén a un lado del gimnasio

-¿Te cayó un rayo encima, Ivanov? - Axel volteó en dirección a Ian con expresión ascética. Se dejó caer en el asiento sin decir palabra

Sabía que la cosa iba a ir mal. Cuando Bladimir enfatizó en que tendrían una cena de negocios ese fin de semana. Cuando por mucho que estudiara, al menos en uno de sus exámenes igual terminó reprobando y algunos de sus compañeros se burlaron de ello. Todo eso se lo tomó de la mejor manera posible. Pero aún así lo veía venir. Cuando camino a la escuela una nueva misión apareció no estaba sorprendido.

No llegó a la primera clase, por si acaso tampoco a la segunda. Ese día eran las únicas horas en las que coincidía con Abel, por lo que no se arriesgaría a que la misión tuviera lugar.

De aquella manera terminó así. Electrocutado, sin 200 de los puntos que tanto le había costado acumular.Con un citatorio por llegar tarde.

-¿En serio estás bien? - El pelirrojo se frotó las sienes, asintiendo.

-Como una flor en primavera, ¿no ves? - Contestó, para después ir sacando sus cosas. La maestra aún no llegaba. - ¿Me perdí de algo? - El alivio lo recorrió entero al ver al contrario negar con la cabeza, sólo por ello decidió ignorar el hecho que éste lo veía como si se tratara de un enigma que no podía descifrar.

Planeaba cerrar los ojos y no volverlos a abrir hasta que llegara la señorita Griffin cuando las risas de Tyler y Anthony lo pusieron alerta. -¡Ian! ¿Dónde demonios estab…? ¿Axel? ¿Qué te pasó? - Anthony decía al verlos.

Axel frunció el ceño. La primera vez, la descarga no le había dejado ningún daño físico. Pero como ahora la misión valía más no podía disimular que el castigo le había erizado el cabello, ni los espasmos que aparecían por su cuerpo. Sabía que estaba abusando de su posición de líder cuando alzó una mano e Ian le entregó su suéter para que se cubriera la cabeza. Y no le importaba, la luz y el ruido parecían sólo alargar su malestar. - Guarden silencio un momento, ¿quieren?

Tyler hizo una mueca, agregó - Bien, ya después verás el video.

- ¿Video? - Debajo del suéter, Axel sintió la sangre escapar de su rostro. Quien preguntó había sido Ian. Anthony confirmó con una carcajada.

-Antes de llegar al salón decidimos jugar un poco con ese perdedor - Él no cumplió la misión, pero, ¿qué le hacía creer que no pasaría de todas formas? Lo había comprobado la vez del gimnasio, ese grupo de idiotas no necesitaban expresamente de un líder para tener intenciones de intimidar.

-¿Qué hicieron?-Anthony se estremeció al escuchar el tono glacial del pelirrojo, quien ahora los veía fijamente.

-¿Ya estás de humor? - Lo tanteó, y con un ademán de Axel, Tyler le extendió el celular, mientras explicaban abiertamente toda la situación.

Lo habían interceptado y llevado hacia los contenedores de basura, cuando el muchacho se resistió estaba de más decir que le dieron la paliza acostumbrada. El rubio le escupió a Mark, y este lo golpeó aún más. Grabaron todo. Cuando lo inmovilizaron y metieron dentro del contenedor también.

Para ese punto Axel ya había salido del salón.

-¿Qué le pasa? - Tyler no podía creer que ni siquiera había escuchado el final.

-Seguramente va a la enfermería. ¿ya le viste la cara? Cuando vuelva nos dirá - Anthony decía con un deje de desinterés. El único que no parecía enteramente satisfecho con la teoría era Ian, quien veía en silencio la dirección por la que el otro se marchó.

[40 puntos de reputación han sido reducidos]

<< ¿A dónde se supone que vas?>> Detuvo sus pasos en tanto Eris le hizo la pregunta. Ya había salido del edificio.

< < Eso pasó hace dos horas, y aún si lo encontraras, ¿qué crees que hará Abel? ¿Abrazarte y llorar? Si haces esto sólo vas a seguir bajando la puntuación. > > La incredulidad en sus palabras le hacía ver lo inverosímil que eran sus acciones. Dio vueltas por el edificio, incapaz de poder estarse quieto luego del arranque de impulsividad. Sus cosas seguían en el salón. Tomó aire, buscando relajarse para volver ahí.

Cuando regresó al salón, la señorita Griffin ya estaba ahí. Y él tenía un segundo citatorio en la mano.

Sólo necesitó decir que estaba bien, y que fue a la enfermería pero que no encontró a la enfermera para que sus amigos dejaran de preguntar. Estaba por guardar el citatorio cuando en el papel apareció una pregunta.

“Quise buscar tu canción, pero no la encontré. ¿Segura que se llamaba así?”

¿Cómo era posible que una pregunta así de casual le diera tal salto al corazón? Viendo la letra, escribió en su libro de talismanes. “Mm, es que no es muy conocida. Luego te recomiendo otra.”

Al no recibir una respuesta inmediata. Escribió: ¿Estás bien?

Esperó un rato, un buen rato, cuando finalmente Abel le preguntó cómo lo supo. Se limitó a poner que escuchó comentarios. Encima del dolor de cabeza, las actividades de la maestra que estaba ignorando, y todo lo demás, Axel sólo podía sentir su propia mortificación asentarse en el estómago…

Abel tardó alrededor de 20 minutos, cuando puso:

“¿Es tan divertido meterse conmigo? No sé si es mi personalidad, algo que haga en particular o sólo porque soy yo. No lo entiendo”

No podía verlo, no sabía cuál era su expresión o dónde se suponía que el rubio estaba en ese momento. Pero Axel se sentía tan impotente por no poder abrazarlo, por no haber detenido todo para empezar. Un párrafo extra apareció:

“Y es que, si fuera Axel o Ian nada más estaría bien, no me sorprende, ya sé que me odian. Yo tampoco los soporto. Pero entre más pasa el tiempo, sólo aparecen más personas. Me molestan, me golpean, hablan de mí y yo ni siquiera los conozco. Si no fuera por ti realmente creería que hay algo mal conmigo”

Abel suspiró, considerando una vez más borrar su mensaje una vez que lo había escrito. Sin embargo… no sabía cuánto necesitaba externarlo hasta ese momento. Estaba tan harto de todo, tan agobiado y herido. “I” escribió:




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