Lo único positivo de perder puntos de reputación, era que los podía recuperar durante las clases. Sólo tenía que mostrarse arrogante, exigirle cosas a su séquito, lucirse en deportes, o responder correctamente cuando los maestros asumían que estaba distraído para ganar algunos puntos.
Los que acumulaba por las misiones, en cambio, dolían más al perderlos; los puntos que había recientemente desbloqueado ya no subían tampoco.
Axel suspiró, la idea era acumular tantos como pudiera. De otra manera, lo más seguro era que tendría el mismo final que el Axel original.
Aun con esas, era consciente que no estaba poniendo mucho de su parte. Una sonrisa tonta se dibujaba en sus labios cada vez que volvía a encontrarse con los mensajes del protagonista. Tomaba sus misiones, pero si incluían a Abel las evitaba, o saboteaba las bromas antes que estas se llevaran a cabo. Procuraba recurrir a empujones o mera intimidación en lugar de hacer daño real, o directamente huía cada vez que se requería de un enfrentamiento real.
¿El resultado? La mitad de la puntuación que ameritaba cada misión, los comentarios pasivo agresivos de parte de su séquito, la mirada fija de Ian cuando huía de la situación.
Al menos Abel se leía más tranquilo cuando conversaban.
“Creo que Josh no me odia tanto como pensaba”
“¿En serio?” Lo suponía, según lo que sabía, al inicio de la novela, Josh era el mejor amigo de Abel, se habían hecho amigos, no sólo por ser compañeros de cuarto, sino porque el primero había ayudado a este último en uno que otro encuentro con los bravucones.
“Ajá, bueno… después de la vez del basurero él fue quien me apoyó para regresar al dormitorio. Supongo que le di lástima, pero ahora a veces me invita a salir con sus amigos”. Así que la misión era por esa razón, le dio por pensar. De cualquier manera, se apresuró a aclarar.
“No creo que sea sólo por eso. Eres divertido, ¿sabes?”
“Jaja, ¿lo soy? igual, no sé. Me alegra tener amigos a los cuales recurrir cuando estas cosas pasan.”
Su sonrisa se turbó en tanto, a un lado de su conversación, otra pregunta se escribió. No era la letra de Abel, pero era una que ya conocía muy bien.
“¿Con quién estás hablando?”
Axel ladeó la cabeza, encontrándose con los ojos aguamarina de Ian, quien sostenía una carpeta y pluma. Si hubiese alguien en ese mundo que a él le pudiera servir de indicador para saber qué tan alejado estaba del Axel de la novela, ese sin duda sería Ian Cassidy. En aquel momento estaban en una de las azoteas de los edificios de clases en Westbrook.
Los demás aún no lo notaban, fumando y platicando de otras cosas. Arqueó una ceja, pero escribió. “Bueno, ahora estoy hablando contigo. ¿Por qué? ¿Te dieron celos?”
Se suponía que sería discreto, pero la expresión del contrario fue suficiente para sacarle una carcajada.
Ian acostumbraba ser una persona inexpresiva, al leer aquello, parecía como si un profundo malestar le hubiese atacado desde el interior. Se rio aún más de buena gana. Los demás los voltearon a ver. Cerró lentamente el cuaderno, pero Tyler ya había tomado la carpeta de Ian, quien lo empujó.
El chico se burló desde el suelo - ¿Qué hacían? Pensé que Axel estaba copiando apuntes, ¿se estaban secreteando?
-¡Ah! ¿Era ese hechizo de los mensajes? ¿Cómo se llamaba? - Preguntó Gabe.
-¡JA! No sé cuál de las dos cosas es más vergonzosa. Ivanov se está convirtiendo en un ñoño para los exámenes, pero, ¿las cartas del arlequín no es un truco para niños de 13? - Se burló Anthony. Si bien era cierto que desde que Tara habitaba aquel cuerpo, sus notas y hábitos de estudio habían desentonado a los ojos de los demás.
-Estaba repasando algo para un examen - Mintió, ofendido. Cuando todos voltearon a ver al más alto de los dos, este se limitó a evadir su mirada.
-Yo estaba apuntando una fecha en mi carpeta - Secundó. Y todos se siguieron riendo, pero sin insistir.
Si bien, él era el líder, admitía que había algo en Ian que resultaba más intimidante. Y parecía ser un acuerdo para los miembros del “séquito” el no insistir cuando Ian Cassidy no tenía ganas de aguantarlos.
Aprovechando el momento de calma, Axel decidió indagar. - Ian, ¿cómo van las cosas en tu casa? Escuché que tu madre quería volverse a casar… - Una vez que había empezado a hablar, el mencionado lo había estado viendo con interés, sin embargo, a medida en que las palabras iban saliendo, Ian fue desviando la mirada. El pelirrojo vio al otro suspirar.
-Pues… - La frase quedó a medias, cuando un timbre sonó, este era más largo que los que acostumbraban usar para los inicios y términos de clases. Era una alarma.
La pantalla de notificación a su lado, anunciando el comienzo de una nueva misión. Axel se puso alerta, escuchando la voz de la directora desde los parlantes:
-Atención, estudiantes, profesorado y personal de Westbrook. Se requiere su presencia inmediata en el interior de los edificios. Si se encuentran en sus aulas, dormitorios, o en salones aledaños, por favor manténganse en su posición y no salgan. Aquellos que se encuentren en el ala B, favor de evacuar y seguir las indicaciones del personal indicado.
Las expresiones de los alumnos fueron cambiando de la confusión al terror al escuchar aquello. Mientras los demás se apresuraron a obedecer en medio del desconcierto, Ian reparó en que Axel no se había movido de su lugar.
La misión se estaba descargando, pero él ya intuía de qué se trataba. No era posible. Roxanne aún no llegaba a la escuela, ¿por qué el primer arco se estaba adelantando? Alzó la vista, no era consciente de lo tenso que estaba hasta que, al sentir qué alguien lo jalaba del brazo se apartó de un respingo.
El más alto lo miraba con urgencia. - ¿No estás escuchando? Debemos irnos.
Asintió con torpeza, ignorando que el contrario le preguntaba qué le sucedía. Mientras iban corriendo hacia el interior del edificio, un fuerte estruendo resonó a sus espaldas.
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Editado: 02.10.2025