XIII. Los preparativos

¡El gran festival escolar! ¡EL GRAN FESTIVAL ESCOLAR! Carteles y comentarios entre clases comenzaban a sonar al respecto. Lo único que Axel sabía, era que, naturalmente; si el primer arco de la historia se había adelantado, el segundo arco estaba tomando su lugar.

En principio, y tal como pasaba en The Hunter, el festival escolar de otoño sucedía a mediados de noviembre, justo antes de las vacaciones. Sin embargo, por petición de la mesa directiva su fecha había cambiado. De mediados de noviembre, ahora sería entre finales de octubre y principios de noviembre. No faltaba más de un par de semanas para eso.

Su total de misiones le hacía titubear. Todos a su alrededor parecían terriblemente entusiasmados por la “temática de Halloween” que tendría el festival.

Seguramente si no se encontrara recorriendo los pasillos de la escuela por otra misión, no, seguramente si no estuviera ocupando el lugar de Axel Ivanov para empezar, también se preocuparía por quiénes serían los reyes del festival y si entre sus actividades pudieran decorar calabazas u organizar funciones de terror en el evento.

En particular, tampoco le molestaba hacer esta misión.

Incluso si no se lo pidieran, sabía que lo habría hecho desde el momento en que, en la mansión Ivanov escuchó vagamente del tema. Entonces ahí estaba, vagando entre pasillos, hasta que lo encontró.

Stephan observaba con detenimiento la pared trasera de la biblioteca. ¿Qué se suponía que estaba planeando? El día del ataque de la secta ya lo habían atrapado en el área. Los maestros estarían alertas si seguía deambulando por ahí, ¿verdad?

Apenas notó que había alguien detrás de él, se volteó con expresión tensa, encontrándose al mayor viéndolo de vuelta.

A diferencia de Axel, el preadolescente no se esperaba verlo ahí. Sus pupilas se encogieron por el susto. - ¿Qué haces aquí? - La frase fue escupida con el mismo desprecio que antes, pero sería por la situación, que ahora el niño no parecía más que un ratón acorralado o un chiquillo que fue atrapado robando.

Él fingió inspeccionar lo que el otro hacía, ladeó la cabeza - Ven conmigo - Las paredes tienen oídos. Seguía repitiéndose, tomando del brazo a Stephan lo apartó de esa pared. El chico trató de resistirse, pero irremediablemente, Axel era más fuerte, y tampoco quería dar la impresión de estar haciendo un berrinche o algo por el estilo. En tanto supo que no podía apartarlo, lo siguió hasta otro de los solitarios pasillos, apenas ese rígido agarre se aflojó, empujó aquel brazo. - ¿Qué carajos? ¿Quién te crees para tratarme así? - Se quejó.

- ¿Él te lo pidió? - Debía admitir, que estaba teniendo la conversación más larga en los casi tres meses que llevaba ahí con Stephan, y el ambiente hostil sólo se veía mermado por el deje de preocupación en esas palabras, que el menor pareció notar.

Stephan entonces se cruzó de brazos. - Eso no te incumbe.

- ¿No me incumbe? ¿Qué se supone que ibas a hacer, eh? - Insistió tajante. - Esas paredes probablemente estén encantadas, no hay nada más sospechoso que un vándalo buscando cómo allanar la propiedad de la escuela, que no tiene mucho que fue allanada. - Estaba en lo correcto y su interlocutor lo sabía, aún con esas se mantenía callado, como quien no daba méritos a ese razonamiento.

- ¿Y qué se supone que haga? - Su voz estaba tan controlada para no gritar de frustración. ¿Ese bastardo creía que no lo había pensado antes? Pero no se animaba a entrar, no cuando necesitaba del permiso de las secretarías para entrar al ala de artes oscuras de la biblioteca, no cuando no sabía cómo hacerlo sin que alguien viera su cara. No podía volver a casa con las manos vacías de nuevo…Desvió la mirada ante esa idea. Ansioso como estaba, seguía sin comprender esa nueva actitud del bastardo. Se burló. - ¿Qué? ¿Me vas a dar estúpidos consejos para hacerlo ahora? ¿A ti qué carajos te importa?

-Me importa porque eres mi hermano - ¿Qué diría el original en ese momento? Que supiera, él no tuvo que estar en dicha situación. El chico frente a él arqueó la ceja, con falsa condescendencia.

- ¿Crees que engañas a alguien, Axel? - Stephan se rio sin gracia, negó con la cabeza - ¿A qué se supone que juegas? Yo no soy hermano de un imbécil que vive abusando de otros que son más débiles que él.

-Yo no… - Desvió la mirada en tanto lo escuchó, Stephan continuó.

- ¿Crees que no te he visto en la escuela? ¿Piensas que no escucho o veo los estúpidos videos que tu grupito de idiotas difunde? No sé por qué me sorprende si no eres diferente cuando llegas a casa. Ah, lo olvidaba, ahora si te importa ser el gran hermano mayor ahí. ¿Te digo una cosa? Todos en el planeta tenemos problemas también, no es culpa de nadie que seas un bastardo que nació por error - Hablaba a prisa, con resentimiento, con saña. Y quizá habría continuado de no ser por la bofetada que recibió al terminar esa última oración.

¿Por qué lo hizo? No podía seguir escuchando tantos ataques, no cuando había tanto dolor de por medio en ese pecho y esa mente que habitaba. Quizá si Stephan fuera más grande, un deje de rebeldía le habría hecho gritar más comentarios hirientes. Como aun era joven, lo único que Axel podía ver era lo azorado que estaba, así que aprovechó para decir. - No vengo aquí para hacer que cambies tu opinión de mí, Stephan. Puedes pensar lo que quieras, pero mi reputación es una cosa, y la tuya es otra. - Desvió una vez más su mirada al decirlo, de cualquier forma, eso era lo que a él le tocaba hacer. - Ya le llevaré yo algo a Padre, tú regresa a clases.

Stephan lo veía incrédulo mientras lo escuchaba, no dando créditos a eso. Sólo que… llevaba en verdad varios días con tanta presión por parte de su padre, como si no hubiera sido ya suficiente carga lo que presenció en la biblioteca ese día…. que no pudo más que sentirse aliviado al tener una carga menos, a la vez que estaba avergonzado por ello. ¿Axel en verdad quería hacerse cargo? No había formulado siquiera su respuesta cuando el pelirrojo sonrió, de la manera exacta en que le sonreía a Sean cuando hablaban.