Sābisuman "Akirameru"

CAPÍTULO 15


Jungkook me deja en el sofá y se encara con mi padre.

«No estalles, Jungkook.»

—¿Qué quieres? —pregunta enfadado—. No te atrevas a decir nada. Me voy a llevar a mi esposo, te guste o no.

—¿Lo vas a cuidar? —pregunta Michael—. Dime que no será como antes. Sé que me he portado fatal con él, pero tenía miedo de que le volvieses a hacer daño. Temo verlo sufrir por ti y por tu enfermedad.

—¡¿Ahora me dices esto?! Hipócrita —lo insulta Jungkook—. Tanto tú, como Eunha y Scott han ayudado a que nos distanciemos desde que empezó nuestra relación. Me despreciaste, Michael. Me hiciste sentir inferior.

—Te repito la pregunta, ¿lo vas a cuidar?

Jungkook lo mira fijamente y reflexiona. Sé que mi padre tiene parte de razón; sin embargo, ahora ya es demasiado tarde. Me ha hecho sentir una basura con sus desplantes y hoy me siento lejano.

—Lo voy a cuidar, claro que lo haré y por eso mismo empezaré por apartarlo de ustedes — zanja Jungkook. Me acaricia el pelo y yo cierro los ojos—. Lo han humillado, le han gritado, lo han apartado de sus vidas por un asunto entre él y yo. No quiero que nadie más se entrometa en nuestra relación. ¡Nadie!

—Jungkook —suplico—, por favor.

Tengo náuseas otra vez.

—¡¿Cómo me puedo callar?!

—No me encuentro bien, llévame a casa.

—Tranquilo, yo te cuidaré.

—No discutas, no merece la pena —añado—. Quiero ir a casa y, por favor, no más peleas.

Sé que está controlando su rabia y, en ese momento, su hermano lo llama.

—Jungkook, en nombre de Jin y mío, queremos pedirles disculpas —dice Eric—. Sé que quizá no he estado a la altura, pero el temor a que volvieran a lo de antes me angustiaba. Me da tanta tristeza ver a Jimin así. —Sonrío a mi cuñado, que siempre se ha mantenido al margen—. Marchense y cuídalo mucho, hermano.

—Gracias. —Se dan un abrazo y Jungkook vuelve a arrodillarse a mis pies—. ¿Qué necesitas?

—Algo para calzarme —respondo y él va a buscarlo.

—Ya estoy aquí. —Besa mis manos y me ayuda a levantarme. Mientras Jungkook no está, Scott se me acerca y me susurra al oído:

—Eunha se ha asustado mucho al verte... Lo siento, no sabíamos... pensábamos que era lo mejor.

—No sé qué es lo que los une... —cuchicheo en respuesta—, pero no es mujer para ti. No te encapriches de ella o serás su juguete de usar y tirar.

—Entre nosotros no hay nada.

—No me importa. Y además no te creo. Has perdido mucho, Scott, estás demacrado.

Mi madre también me pide disculpas, mientras Jungkook, ya de vuelta, me calza unas zapatillas.

—Lo siento, no debí poner tanta distancia entre tú y yo. No sabía qué hacer ni lo que era mejor para ti.

—Claro que lo sabías, tú y todos. —Alzo la voz, me asquea tanta hipocresía—. Tú viste cómo estaba al vivir lejos de él. ¡¿Cómo me puedes decir que no sabías qué era lo mejor?! ¡Recuperar mi matrimonio era lo único que pedía! ¡Ustedes sabían cómo estaba Jungkook y me lo ocultaban! ¡Era más fácil callar y joderme por su tranquilidad! Yo ya lo superaría, ¿no es cierto?

—Sí, pero... —intenta intervenir Eunha, pero Jungkook la calla.

—No te atrevas a decir nada. Me has hecho un daño tan grande que jamás podré olvidarlo. Mi cariño por Karen me hace callar. Ella está presenciando cómo su familia se rompe y veo su dolor.

Vuelven las arcadas y Jungkook me acompaña al cuarto de baño. Me quedo con el estómago vacío, fatigado.

—¡Jimin! Bebé, tenemos que ir a un médico. ¿Qué te pasa? ¿Qué te duele?

—Me quiero ir a casa...

Asiente y me lava la cara. Cuando veo mi imagen en el espejo, me horrorizo.

—Qué feo—digo.

—Qué va. Estás precioso, bebé. Vamos, y no te preocupes por tus cosas. En casa tienes todo lo que...

Se calla, tragando con dificultad y me abraza.

Otro par de brazos me rodean desde atrás. Es Karen, reconozco su olor y su dulzura aun sin verla. Abro los ojos y veo que me sonríe sin ganas, preocupada.

—Sí, cielo, llévatelo ya —le pide a Jungkook—. Y si nos necesitas, llámanos por favor.

—Gracias por tanto como me has dado, por el apoyo y el cariño que he recibido de ti, Karen. —Llora y me parte el alma—. Te quiero mucho.

—Yo también, mi niño. Siempre has sido especial, nunca podría dejar de quererte. Ahora ve a tu casa, con tu esposo, y disfruten de su vida juntos.

Al pasar por el salón, me encuentro con la mirada triste de mi hermano. Jungkook me sienta en el coche y me abrocha el cinturón. Con un dedo recorre mis facciones.

—Te veo triste, sin luz... —dice—. No queda en ti nada de aquella alegría que me deslumbraba. Nada de aquel niño loco que se tomaba la vida de forma tan diferente a la mía.

—Llévame al Refugio y deja que sienta que todo es como antes —imploro—. Prometo volver a ser yo, pero antes necesito tenerte, sentirte mío.

—Lo soy —responde sonriendo.

Contemplo el paisaje a medida que dejamos atrás la casa y los problemas. El calor es intenso y el tacto de la mano de Jungkook sobre la mía también. Aunque pendiente de la carretera, sus ojos vuelven una y otra vez a mí.

Las náuseas siguen amenazándome y opto por dormir hasta que lleguemos. Tengo una pesadilla de la que no puedo despertar, y grito. Jungkook no está. Noto que estoy en una cama, nuestra cama, y eso me calma y me despierta.

Con los ojos cerrados, disfruto de la sensación de estar en casa, la euforia me embarga. La paz que me proporciona nuestro Refugio es inmensa.

Abro los ojos decidido y busco la claridad del día. Me sorprendo al no hallarla. La ventana está oscura y veo a Jungkook sentado a mi lado, mirándome con amor.

—¿Cómo estás? —pregunta cariñoso—. Tienes mejor color.

—Estupendamente. ¿Qué hora es?

—Las nueve de la noche. —Veo que le divierte mi desconcierto—. Estás hecho un dormilón, hermoso.

—Ven aquí, Jungkook.

Lo atraigo hacia mí y lo miro.

—Te quiero, bebé —susurra con un nudo en la garganta—. Te quiero como antes, incluso más... Estas semanas he entendido que jamás podría dejar de hacerlo. No puedo porque me niego a ello, quiero tenerte siempre en mi corazón, en ese lugar que fue tuyo desde que te vi.



#7323 en Fanfic

En el texto hay: kookmin, bts

Editado: 18.10.2019

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