Sābisuman "Akirameru"

CAPÍTULO 25

Me despierto y Jungkook no está en la cama. Hace frío y estoy cansado. Hoy mi pequeño está tranquilo. Me siento el cuerpo un poco raro y bajo a tomar el desayuno. Solo, porque tampoco está Scott. ¿Estarán juntos? Probablemente, desde que Jungkook ha mejorado son la sombra el uno del otro y yo de los dos.

En la cocina, Mary limpia con un canturreo y le sonrío cuando se calla.

—¿Y mi marido?

—Ha salido temprano, señor... Son las doce de la mañana —añade sonrojada—. Me ha dejado una nota para usted.

—No me llames de usted, por favor, ¿cuándo te acostumbrarás?

—De acuerdo... —Me da un papel arrugado—. Toma.

—Gracias, Mary.

📄He tenido que salir temprano para adelantar trabajo. A las once estaré listo, si todo va bien. Luego tengo una cita con Carlos. Me he llevado a Scott... Te amo, he dejado miles de besos en tus labios y en tu vientre. El bebé se movía al irme. Ocho meses y medio. Ya queda muy poco, bebé. 
Gracias por estar aquí y no haberme dejado caer. Tu esposo, tu romántico reconocido.📄

¿Dónde ha quedado el NO? Me río. Estoy pletórico. Ha vuelto al trabajo. Anoche no me lo dijo, con la intención de sorprenderme, y lo ha hecho gratamente. De nuevo me ha maravillado sacando el valor que sé que no le falta.

Estamos más unidos que nunca tras la dura crisis que, poco a poco, va dejando atrás.

—¿Tiene hambre? —me pregunta Mary.

Pese a los meses, aún no me acostumbro a tener a nadie en casa. Mary no vive aquí. Viene cinco horas diarias, que son más que suficientes, y así también me hace compañía.

—Su esposo me ha dejado una larga lista para su desayuno.

—Tutéame —insisto—. Ya me lo preparo yo, necesito sentirme útil.

¿Lista larga? No me caigo de espaldas porque no puedo: dulces, pan, café, zumo, fruta, chocolate y patatas fritas. ¿Qué es todo esto? ¡Luego Marisa me regaña!

Me sirvo la mitad y desayuno en la sala, mientras hojeo el periódico del día. Al terminar, una ducha y como nuevo. Me pongo pantalones y un jersey de cuello alto. Pese a estar en marzo, todavía hace fresco.

Cuando estoy bajando los últimos escalones, suena el teléfono.

—¿Diego? —pregunto—. ¿Eres tú?

—Sí, Jimin. ¿Qué tal estás? ¿Y Jungkook?

—Bien, Diego... por aquí todo perfecto. —Omito detalles—. Dime, ¿qué necesitas?

—Llamaba para invitarte a unos desfiles de lujo de trajes de novio a los que creo que no puedes faltar. También te quería hablar de unos reportajes. Será dentro de mes y medio aproximadamente... Me lo tienen que confirmar, pero supongo que para entonces ya habrá nacido el pequeño... y, bueno, te quiero aquí.

¡Vaya!

—No sé —digo dubitativo—. El bebé sólo tendría un mes y yo... ya sabes.

—Cuento contigo —insiste—. Cuidaremos de ti, díselo a Jungkook, y con el chiquitín no tendrás problemas. La familia estará loca de hacer de canguro.

—Te llamo.

—Sí, hazlo. —Carraspea—. Y suerte en esta recta final.

—La necesito.

¿Y ahora cómo le planteo a Jungkook la petición de Diego? A veces es tan complicado, con su excesiva protección y sus celos.

Aburrido y sin nada que hacer, lo espero en la habitación leyendo un libro. Oigo el timbre, voces y pasos que vienen hacia aquí. Sonrío cuando Karen traspasa el umbral.

—Hola, cielo, ¿cómo sigues? —Me da dos besos y se sienta a mi lado—. He llamado a Jungkook y estaba muy ocupado. No sabía que empezaba hoy a trabajar de nuevo, ayer en la comida no me lo dijiste.

—No lo sabía y estoy sorprendido. No te preocupes, Karen, él es fuerte y lo está demostrando. Se supone que tendrá varias crisis a lo largo de su vida, ¿y qué? Aquí estaremos todos para recordarle por qué tiene que luchar.

—Ayer parecía muy contento —dice con alegría—. Gracias por todo lo que has hecho por mi hijo.

Me acaricio el vientre, pensativo.

—Siento que he reparado un error que quizá pensé que no se podría arreglar —confieso, orgulloso de mí mismo—. Esos meses complicados que pasamos separados han marcado un antes y un después en nuestro matrimonio.

—Lo sé, cielo, y me alegro. —Pero está triste y me duele verla así.

—¿Qué te pasa, Karen?

—Creo que Eunha tiene problemas. Sale mucho por las noches y vuelve muy tarde. No tiene amigas y sé que ya no va con el chico con el que andaba...

—Sabes que apenas la he visto —digo, disimulando una mueca—. Jungkook y ella no se entienden y yo... ¿qué te puedo decir? Le tengo rencor, como se lo tuve a mi hermano, pero él ha estado con Jungkook cuando estaba mal, cada noche pendiente de él. A Scott le he perdonado, en cambio a mis padres...

—Jimin, sufro mucho al verlos así. No sabes lo difícil que es ver a mis hijos distanciados, a ti peleado con tus padres. —Le seco las lágrimas—. Estábamos tan unidos y ahora ellos con sus errores lo han echado todo a perder... Tus padres van a venir mañana... Quieren verte.

—Karen, no me gusta que estés tan triste, tan hundida. Yo por ti haría cualquier cosa —controlo el llanto— y estoy dispuesto a que cenemos todos juntos y tratemos de cerrar la brecha que se abrió... Tú siempre has estado a mi lado y quiero y necesito volver a ver brillar tus ojos.

—Gracias, cielo. ¿Sabes que te adoro, verdad? —Me abraza emocionada.

—¿Un café? —le propongo para animarla. —Estoy aquí y vamos a estar bien, tranquilízate.

Y se anima. Hablamos de Jazz y de su primer cumpleaños, hace ya unos días.

Cuando mi suegra se marcha, me quedo solo nuevamente y aprovecho para tumbarme en la hamaca del jardín. Qué sueño, por Dios. Echo de menos a Jungkook, ése es mi último pensamiento.

Jungkook me despierta al volver a casa.

—Cuánto has tardado —murmuro.

—Me he quedado trabajando más de lo previsto. Scott aún sigue allí. Luego he ido a ver a Carlos y, bueno... hemos charlado bastante.

—Te veo bien, Jungkook.

—Lo estoy, cariño.

Qué orgulloso me siento de este amor que late en mi pecho tan vivo como el primer día que me rendí ante él.



#7248 en Fanfic

En el texto hay: kookmin, bts

Editado: 18.10.2019

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