Sābisuman "Akirameru"

CAPÍTULO 26

¿Cuánto rato llevo aquí? Ya no soporto el dolor, hace más de quince horas que estoy así... Me duele mucho y estoy intranquilo, aunque Marisa y sus compañeros digan lo contrario. Lloro en silencio mientras aprieto la mano de Jungkook, ahogando gritos de desesperación.

—Bebé, ¿qué puedo hacer? —me mira compungido.

—Estoy... —Dolor, ¡Joder!— bien...

—No te haré pasar dos veces por esto —me promete, muerto de miedo, mientras con un paño mojado en agua fría me seca el sudor—. ¿Te duele mucho, cariño? Me muero al verte así. Golpéame si quieres, grítame. Me lo merezco.

«Ganas no me faltan.»

Y un chillido sale desde lo más profundo de mi alma. Me duelen los riñones, los ovarios.

Nuestros familiares se quedan paralizados y yo me dejo la voz, gritando con desespero. Los médicos me miran y tocan por enésima vez.

—¿Por qué se lo llevan? —pregunta Jungkook, cuando Marisa da orden de que me saquen de la habitación.

—Cielo, ha llegado el momento —contesta su madre—. Va a nacer tu bebé.

—¡Que venga Jungkook! —grito agonizando. Él corre, aparta a quien se cruza en su camino y la enfermera lo deja pasar. Veo sus facciones desquiciadas y mis temores se acrecientan, pero aun así le digo—: Quédate conmigo, no te vayas.

—Prométeme que todo irá bien, bebé. Si te pasara algo...

—Señor Jeon, su esposo sólo va a traer un bebé al mundo.

—¡¿Sólo?! ¡Lo están matando!

Me mira y camina a mi lado, susurrándome palabras de ánimo al oído. Me trasladan no sé adónde y yo cierro los ojos. Tengo las piernas entumecidas y me duele tanto que ya no puedo más.

¡Que acabe, por favor!

—Jimin, vamos a proceder aplicarle anestesia —me dice Marisa, y al yo afirmar frenético, se dirige a Jungkook—: Ya está listo.

—¿Ahora?

—Jungkook... —gruño—, ¡cállate y que salga de una vez, joder!

—Maldita sea, no dejes que te toque nunca más. Soy un cerdo.

Y, aunque estoy bañado en lágrimas, sonrío y Marisa también. Araño la mano de Jungkook, por capullo.

—Bebé, ni un hijo más... —sentencia—. Con uno basta.

—Jungkook... ¿y no quieres una niña?

—Jimin, por Dios, lo que te quiero es a ti pronto conmigo. No me importa si no tenemos una niña. —No siento casi nada el corte que me están haciendo—. Vamos, bebé, ya va a nacer nuestro bebé.

Descansa la frente en la mía, buscando mi mirada, dándome las fuerzas que necesito. Me acaricia las mejillas, los párpados. Tiene la nariz fría...

Ya está aquí y cuando Jungkook me da un beso en la mejilla ... Se oye un llanto y no es el mío.

—Ya está, ya está. Ya ha pasado, hermoso, ya ha pasado —gime Jungkook sobre mis labios mojados. Una sonrisa se dibuja en ellos al bajar la mirada y verlo.

—Un niño, Jungkook... Nuestro Louis.

—Bebé...

—Ni se te ocurra negármelo, Jeon.

Y cuando Marisa lo pone en mis brazos mi mundo se desploma y lloro a mares por la alegría que siento. ¿Cómo puede ser tan bonito? Tiene unos pelitos oscuros en la cabeza, como Jungkook. Los ojitos cerrados y es muy pequeñito. Moreno de piel, también igual que Jungkook, no como yo.

Hoy, 23 de marzo, mi felicidad es plena.

—Jungkook... —Él está llorando y riendo a la vez, al ver la imagen que formamos los dos—. Te amo, mira a nuestro hijo.

—Es el regalo más grande que me ha dado la vida y lo voy a cuidar tanto como a ti. Te quiero, bebé. Estoy tan feliz... Míralo, es igual que tú, para que al mirarlo me acuerde de ti.

Asiento, en realidad no se parece nada a mí... pero a él lo ilusiona pensarlo así y yo me rindo. Abrazo al pequeño. Forma parte de mí, es mío. Mi vida. Se me encoge el corazón. Lo quiero tanto... tanto. Jungkook se une a nosotros. Ya somos una familia.

—Jimin —me llama Marisa—, he de llevármelo a hacerle pruebas. Recuerda que aún faltaban dos semanas, pero todo está bien —recalca, cuando Jungkook se endereza y la mira—. No está nada mal para haberse adelantado. Dos kilos ochocientos y cuarenta y siete centímetros.

—Jungkook —le dice Marisa—. Vamos, ven con nosotros y llévalo tú para que lo pueda ver la familia y luego le hacemos la revisión.

—Ya vuelvo, precioso —me anuncia con voz quebrada—. Gracias.

A mí me terminan de cerrar los puntos y lo recogen todo y me llevan a la habitación, mientras yo floto en mi nube.

¿Afectará esto a la recuperación de Jungkook?

Cuando él vuelve, veo que ha estado pensando en lo mismo.

—No es como yo, no puede serlo.

—Jungkook, está bien —lo consuelo y acuno su rostro—. Te necesito, lo sabes. Ahora más que nunca.

—Lo sé. —Me pierdo en sus ojos, que hoy están resplandecientes—. Estaré a la altura y, bebé, prepárate, porque no seré fácil. No les quitaré la vista de encima y no pienso ir a la empresa, no hasta que pase la... ¿cuarentena? —Asiento, sonriéndole—. Hasta que la cuarentena termine, cuando ya todo esté como ha de estar y luego...

—Jungkook...

—¿Cómo me podré ir de viaje sin ustedes?

—Diles a todos que pasen y escúchame —le pido, dolorido y cansado —. Falta un mes y medio, aún tienes tiempo de todo, queda mucho. Mientras, te quiero cuidándonos y mimándonos, ¿de acuerdo?

—No te faltará de nada.

—Lo sé...

—No dormiré, lo sabes. —Lo sé—. Quiero mirarlos... disfrutarlos.

***
 


Ya en casa, Jungkook casi no duerme. No se separa de nosottros. Lo mira comer y por las noches se queda despierto hasta que ambos nos dormimos.

Sonríe muy a menudo... aunque a veces se inquieta al mirarnos.

¿Qué le pasa? ¿Es sólo por el viaje o hay algo más?



#7260 en Fanfic

En el texto hay: kookmin, bts

Editado: 18.10.2019

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