En el pecho se clava la espada de la ignorancia, empuñada por el compasivo Chamuel y por la espalda las dagas de la mentira, lanzadas por Rafael. Las alas color nieve de este ángel son encadenadas con pesados grilletes de densa oscuridad, tan pesados como el pecado de Adan y Eva. Las sogas de Yahvé que rodean mi cuello me cortan el aire, desean hacerme perecer y caer en los abismos de Hades. Me condenan las injurias del averno que con cincel y martillo Hefesto edifico, para aprisionar a los condenados y castigar a los malditos.
Se hunde en el mar de las lágrimas de las viudas, un ángel caído; pues soy el homicida de sus placeres. Perdiendo el conocimiento mientras se escuchando los gemidos de las musas podridas, las cuales revelan las evidencias de los asesinatos marcados por las manos del Lobo de Dios. Los demonios comandados por belcebú, llevan a caminar a las penas de mi tormento por las cornisas de la cordura, quieren hacer caer esta mente pagana y que se pierda en el juicio de los dragones. Se embriaga una mente fértil en la sangre de Cristo, y así escuchar las palabras mudas de los seguidores de Judas, que enseñaran las enseñanzas de un mentiroso.
Divagando en errantes senderos para encontrar las letras de Caronte, el barquero de los muertos, y hallar el crepúsculo de las canciones silentes del trágico Gilgamesh, recitadas por los inocentes que fueron comida para las fauces de una jauría; ahora sus canciones queman las pupilas del primer homicida, carcome la carne de este cuerpo en el dolor de ver los cuerpos cercenados de infantes sin bautizar. Escuchar las palabras del arcángel Miguel vociferando de la humanidad y suplicando que siga la masacre.
Inyectaran la arrogancia de Dios en las venas de un libre pensador y desearon controlarlo como si fuese el amado Lucifer, el portador de la estrella del alba, y las ansias de muerte de Azrael, llenaron las arcas del cielo.
Sus gritos desesperados quebraran las alas de un querubín y con las miradas de descaro destrozaron las alas del ultimo arcángel caído, un cuerpo gélido como los valles del Helheim, es enviado a la morgue de Perséfone.
Entre los lienzos de escultores de pesadillas, se escucharán las plegarias de no escuchadas, y sus palabras serán el calvaria para el lobo herido. Un suspiro descarado fue el que lo llevo ante el infierno de un desgraciado, y por su voluntad no seguir será castigado, con el fuego gélido del Yumi y su voluntad fue, matar con el milagro de Dios.
Pero ahora este ser, será el esclavo del abismo de otra falsa deidad, que obligará a recrear el sufrimiento de Abel, será amordazado por la soledad de las Valkirias, que perecen en campos de concentración y el martirio en la voz desgarradora de los hermanos en el edén.
Perder la eternidad en un pensamiento de tristeza, es el sufrimiento de ansiedad cuando los barrotes de las jaulas se achican. Envenenaran los pulmones de Gaia con el humo nocivo de un cigarrillo, humo que marea y hacen sentir la muerte acercarse. Con el dolor de la inmortalidad, encontraran las ideas abstractas de un mundo en donde el salvador es crucificado y el verdugo se regocija en un baño de oro.
Caerá en las manos de un soñador durmiente y las lágrimas de una virgen serán la calma de un vendaval, en donde encentraras las alas de la salvación llenas de sangre y lodo. Un ángel caerá despedazado en el infierno cuando la guerra es la solución, entro en el pecado de las injurias y se quebrara como un cristal, -el amor es su debilidad-, solamente quedaran los despojos y trizas de la inocencia.
Una bala silenciara las palabras insolentes de un pueblo blasfemo, pueblo que vio nacer a un pecador. Las manos de las ninfas cocerán sus labios, quieren silenciar las palabras de este desquiciado, que los puñales atraviesen su cuerpo, que asesinen a quien es y lo vean renacer como el ave fénix, que perece en las llamas de la angustia de Perséfone y renace en los sueños de Odín. Sera el primero en levantar su espada, los defenderá de la maldad de Jehová, las injurias de nuestro padre no serán perdonadas, Astaroth acompaña esta travesía por el infierno, que en sus cantos de seducción el duque del infierno nos enseña a vivir y el ultimo en caer del cielo, será ahora su nuevo regente, comandando al Leviatan a recorrer el edén.
El rojo carmesí de la sangre de mis hermanos, serán los oleos de un nuevo pintor, que en una épica obra retratara los placeres del ser humano.
Trasladarán al hospital de la decepción un cuerpo inerte, se observará como las razones morirán en las sinfonías de Beethoven, recitadas por los pianistas desolados. Mirar cada segundo pasar con el temor de un tempo acelerado y que el tiempo se alenté, se congele en el símbolo de la paz, mientras el tequila cae en las intravenosas de un poeta. “¿Así se siente morir?”, se preguntó la incertidumbre que aborda la balsa de Caronte, comprender el miedo que se siente al no saber que hacer para mover sus quebradas manos. Un corazón que se cristaliza en los tragos de vodka amargo.
Los enfermeros comandados por un paganos sacerdote, son solo sacos de carne vacíos y se escucharan las pisadas pesadas de condenados, que tan solo critican las decisiones y blasfemaran las vidas ajenas. Harán caer a este ser; en las memorias de los gritos de hermanos muertos. Observar como las arpías encajan sus garras en la tez de un cuerpo color nieve y como la sangre brota, escuchare las lágrimas caer y golpear la piedra del suelo, son estas lagrimas las que usaran para recitar los últimos versos de un ángel agobiado.