Se Busca Marido... no se aceptan devoluciones

Capítulo 10.

FERNANDA

El silencio sepulcral de la mansión Vasilakis era más agresivo que el ruido de la calle de mi viejo departamento.

Seguí a la Señora Petra, el ama de llaves, que parecía estar hecha del mismo mármol frío que el suelo. Caminamos por pasillos que bien podrían ser un museo, y la presión de la "Regla de Cero Caos" ya me estaba dando migraña. Me llevaban a una prisión dorada.

Pero mi verdadera indignación no era el silencio ni el mármol, sino el desprecio de Alexander por mis Vans.

" Arroje esos tenis rotos a un contenedor sellado ", había dicho el ogro griego. ¡¿Arrojar?! ¡Eran mis Skater Floral de edición limitada! Me habían costado una fortuna (que no tenía, por eso la deuda), y él, en su traje de lana fría y sus zapatos lustrados, los había sentenciado a muerte. ¿Restos de tierra? ¡Era tierra de su jardín, hombre! ¡Qué sin querer los ensucie!

Pagarás por esto, Alexander Vasilakis.

Llegamos a mi habitación temporal. No era una habitación, era una suite. Tenía el tamaño de mi departamento entero. La paleta de colores era, por supuesto, neutra, organizada y tan aburrida como el CEO. Había un vestidor gigantesco que contenía una selección de ropa que era, para mi horror, enteramente de color beige, blanco y gris. Nada de labios rojos. Nada de vaqueros y sudaderas.

En la cama había un maletín de belleza abierto. Una mujer uniformada, tan impecable como el traje de Elías, me saludó con una inclinación.

— Señorita García, soy Dana. Le haré el peinado y el maquillaje según las especificaciones del Señor Alexander.

— ¿Y cuáles son las especificaciones del Señor Alexander? —Pregunté, sintiéndome como un muñeco al que iban a disfrazar.

— Simplicidad elegante. Pelo recogido, y el labial rojo queda estrictamente prohibido para la cena de hoy. El Señor Vasilakis lo considera "distractivo" y "excesivo" en un entorno profesional.

¡¿Distractivo?! ¡Claro que era distractivo! Era la única armadura que me quedaba.

Pero no tenía tiempo para pelear. Dos horas para convertirme en la "novia creíble". Me desnudé rápidamente y me metí en la ducha, sintiendo que el agua caliente no eliminaba el cansancio, sino la suciedad de mi antigua vida.

Una hora después, Dana había obrado un milagro. Mi cabello estaba recogido en un moño bajo, elegante, y el vestido negro de la personal shopper se ajustaba a mi cuerpo de una manera que me hacía sentir como una actriz de cine clásico, no como la mexicana que buscaba marido por internet. Llevaba un labial color nude, discreto y obediente. Me veía en el espejo y no me reconocía. Era pulcra, organizada... era lo que Alexander quería.

A veces, la mejor forma de pelear es fingir que has perdido.

Me senté en el escritorio y abrí la tableta. El documento de viñetas era un informe de espionaje.

FERNANDA I. GARCÍA: Perfil Biográfico y Familiar (Versión Oficial)

Nombre de pila: Isabel García (Usar Fernanda solo en privado).

Profesión: Crítica de arte freelance. (No mencionar la recepción).

Cómo se conocieron: Galería de arte en Polanco, Ciudad de México. (Alexander "se enamoró" de mi espíritu apasionado y mi conocimiento del arte griego).

Pasatiempos en común: Coleccionar arte moderno, viajes espontáneos (la mentira más grande), la filantropía.

"Alexander se enamoró de mi conocimiento de arte griego". ¡Si lo único griego que yo conocí era el yogur con miel y el #MaridoParaLaCrisis !

La puerta se abrió. No era Dana, sino Alexander Vasilakis.

Me miró. Su mirada recorrió mi vestido, mi cabello, mis labios discretos. Sus ojos, del color de las profundidades del mar, se detuvieron en mi rostro. Había una satisfacción controlada en su expresión.

— Excelente. No está mal. Veo que entiendes el concepto de adaptación eficiente.

Me levanté de la silla. Sentí la necesidad de desordenar algo, de arruinar su simetría.

— Bueno solo es maquillaje y ropa bonita. No se equivoqué. Por cierto, el guion es ridículo, Alexander. ¿Crítica de arte? ¿Viajes espontáneos? Se van a dar cuenta de que miento.

— No lo harán. Mi familia está más interesada en la ejecución del testamento, hagamos bien el trabajo, limítese a contestar lo mínimo y todo estará bien. Usted es un accesorio. Un hermoso, costoso y necesario accesorio.

La palabra accesorio me tocó, mi furia estaba a punto de salir. Pero, era un recordatorio frío de que, a pesar de la ropa de diseño, yo seguía siendo una simple chica con una deuda pagada.

— Por cierto, Señor Vasilakis —dije, acercándome a él con el mismo paso audaz de la última vez, pero con la nueva elegancia—, mis tenis Vans. Eran de una edición de coleccionista y me salieron muy caros.

Él arqueó una ceja, impasible. — Sigo pensando que deben ser desechados. La tierra no es parte de la moda de esta temporada.

— Solo quería que supiera que, aunque su dinero ya no me importa porque liquidó mis deudas, sí me molesta que le haya dicho "tire" a unos zapatos que, a usted, con todo su dinero, le habría costado conseguir.



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En el texto hay: divertida, matrimoniofalso, ligera

Editado: 31.10.2025

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