"Señor, ya está todo listo para su salida de Varsovia. Adjunto en este mensaje toda la información para que puedan salir del país. Buen viaje y espero verles al regreso, que sea una gira exitosa, me mantengo alerta mientras estén fuera para sacarle el check-in de sus próximos destinos. Por cierto, ¿tendría que actualizar todos los pasajes y estadías de la gira para tres?"
"Sí, por favor. Por ahora, sí. Muchas gracias, en verdad."
Mientras estamos sentados en la zona de pre-embarque con los chicos, recibo los datos de parte de mi asistente quien se encarga del check-in. Estuvo en contacto con mi editora y no hizo ninguna pregunta acerca de los pasajes para los chicos, pero sí me ha arreglado todos los detalles necesarios para dar con los permisos para poder sacarlos del país.
Por otra parte, al salir, he reforzado todas las medidas de seguridad de mi apartamento en el edificio donde vivo en Varsovia. Me he ocupado de activar cada una de las alarmas para reforzar puertas y ventanas, además de que he tenido en consideración buscar algunas cámaras de seguridad que compre una vez por internet, pero jamás activé. En esta ocasión, mientras los niños pasaban por los baños para ducharse y cambiarse, entre mis objetivos de supervisar que ellos estén bien y la conexión al WiFi de las cámaras con mi teléfono móvil, pude conseguir instalar una en cada habitación y otra en la puerta de entrada. Sumado a la seguridad en la garita de entrada al edificio más la de los aparcamientos, con esto debe de estar todo finiquitado, pero no me deja completamente tranquilo para viajar.
Una vez que cargamos los equipajes y nos ubicamos en un café aguardando la salida de los aviones, Ulises se levanta y sale corriendo.
—¡Ulises!—le llamo.
Acto seguido, Alenka hace lo mismo y corre tras Ulises.
—¡Niños, qué hacen!
Voy detrás hasta captar que se han detenido contra el vidrio del café, observando los aviones despegar.
—¡Waaaaoooooooo!—suelta el niño como cada vez que algo le sorprende. Todo a nuestro alrededor vibra cuando eso sucede.
—¡Como en las películas!—dice Alenka. Por algún motivo, creo que ya sabía que diría precisamente eso, lo cual me saca una risita.
—Podemos sentarnos acá, tenemos que esperar a que nuestro avión salga—les comunico, señalando un juego de sillas y mesa muy próximo.
Una vez que nos sentamos, una chica se acerca a tomarnos los pedidos. Esto equivaldría a nuestra cena, pero necesito que no viajen con el estómago lleno porque este es el primer vuelo que toman y puede que les revuelva un poco el estómago, aunque se notan muy entusiastas de querer que suceda y ya.
Así que ordeno algo más bien liviano para los tres: jugos y ensaladas de pollo con queso gratinado y verduras en cubos.
—Por supuesto—corresponde ella—. En breve les traigo.
Ahora sé que les gusta mucho el jugo de naranja, esta vez ordeno que los expriman con otras frutas para que puedan apreciar mejor los sabores.
De pronto, comienzo con mis actividades en redes sociales.
Tengo que actualizar cada uno de los mensajes que debo brindar en relación a la gira, hay muchísima gente preguntando por fechas a las que mi asistente ya ha respondido. Me alegra compartir el uso de la plataforma con ella, ya que sabe mucho de discreción y de prudencia a la hora de conducirse con mis mensajes y mis perfiles personales.
Sin embargo, descubro que hay un mensaje que no está abierto.
Es de alguien a quien reconozco de inmediato cuando veo su foto de perfil: su mata de cabello pelirroja está de frente a la maravillosa vista de un atardecer en el campo. No obstante, es tan bella que el atardecer es opacado con toda seguridad.
“¡Hola! Aquí Wanda (: No sé si usted me vaya a contestar este mensaje, sabré comprender si decide no hacerlo. Solo era para que podamos acordar el envío del libro firmado que me prometió. ¿Me confirma si así es, de modo tal que pueda esperarle? Adjunto mis datos de domicilio para recibirlos. Desde ya, muchas gracias, es usted un hombre no solo inteligente y maravilloso con lo que escribe sino que además gentil y atractivo, un auténtico caballero. Hasta pronto y éxitos mañana con el comienzo de su firma de libros por los Estado Unidos. Besos y abrazos a los niños también <3”
De inmediato le remito la información a mi asistente para que se encargue del envío de libros. Definitivamente esto no es algo que yo suela hacer, los ejemplares firmados que ella tiene son para prensa y algunas entidades públicas de cortesía; si tuviera que regalar libros firmados a mis lectoras fanatizadas con la lectura, no sería viable para mi medio de vida. De todas formas, me siento impulsado ante la idea de hacerlo.
Así es que correspondo con mi promesa y lo envió.
Me detengo un momento para observar el feed de Wanda en instagram. Hay una foto de ella en bikini saliendo del mar que me deja deslumbrado.
Espero que ante la palidez de su cuerpo, el sol no le haya hecho daño ese día. Sin embargo, quedo embobado contemplando con zoom cada una de las partes de su cuerpo, deteniéndome en el rostro de la chica.
—¿Es su novia?—me pregunta Alenka.
Me vuelvo a ella, un poco alterado. Está sentada a mi lado, observando con total imprudencia lo que estoy haciendo en el móvil
—¿Qué? ¡No! Oye y no se hace eso de revisarle el móvil a otras personas.
—¿No?
—Claro que no.
—Entonces no tiene novia.
—¡Que no tengo novia!—insisto.
—¿Y novio?—redobla su apuesta.
Inspiro profundamente y antes de darle una respuesta, Ulises me explica quien se ha sentado con el libro que me sacó de la biblioteca en manos. Pasa las páginas, fingiendo que lee, ¿qué pensará cuando las pasa y se detiene en cada una de ellas, cuando en verdad no sabe aún leer? Le compré un libro en el paso por una librería en el centro comercial donde almorzamos, pero no es el que está leyendo ahora.