Kate
Recline un poco más la espalda en el respaldar de la fría silla de madera del tocador y me pellizque la parte interna del brazo, estaba nerviosa, pero intentaba disimularlo hoy debía ir al hospital y eso era como ir a la guerra sabiendo que morirás en ella, es decir aterrador.
-Nat dice que nos casaremos en dos meses y por supuesto que tú serás mi dama de honor-informo Mandy llena de entusiasmo sin dejar de cepillar mi corto cabello color azabache.
Ella es mi mejor amiga y cuñada, mi hermano le acaba de pedir matrimonio y lleva casi una hora hablando sobre como quiere que sea la boda mientras yo me limito a escucharla y intentar prestarle atención a lo que dice.
En ocasiones puede ser doloroso ver como todos hacen planes sobre el futuro porque tienen la seguridad de que llegaran a el, pero tú no puedes porque sabes que tú no pudras hacerlo, sin embargo me alegra mucho que ellos decidieran dar este enorme paso después de seis largos años de relación.
Aun recuerdo como si fuera ayer cuando mi hermano le coqueteaba y ella se ponia tan roja como un tomate.
-Si sigo viva para tú boda, claro que seré tu dama de honor-le sonreí sobándome con suavidad el pecho, he pasado los últimos días con un incesante dolor en el corazón y por eso iba al hospital debía hacerme una ecocardiografía para ver como avanzaba la enfermedad, mi insuficiencia cardiaca para ser más exactos.
Tengo diecinueve años y sé que se preguntaran como una chica tan joven puede tenerla, pero la verdad es que naci con una cardiopatía congénita o como a mi me gusta llamarle “la enfermedad del corazón dañado” que en resumen quiere decir que mi corazón no se formo como debería, el lado izquierdo del mismo no bombea la sangre como debería, sino que la misma retrocede y se acumula en mis pulmones impidiéndome respirar y gracias a eso desde que tengo memoria he vivido en hospitales.
-No seas boba-rodo los ojos para después dejar el cepillo de cabello sobre el tocador-Tú vivirás más que yo-aseguro, no le respondí y me di un ultimo vistazo en el espejo frente a mi.
Dios mío ¿esta soy yo?
Me dí pequeñas palmadas en las mejilla para convencerme que la chica del espejo era yo, Mandy ha hecho un gran trabajo con el maquillaje, casi no se notan mis ojeras y la piel de mi rostro tjene ese color que jamás pudo gozar gracias a la enfermedad, a simple vista parezco una chica promedio con cabello negro azabache, ojos azules, de contextura delgada y escasas de curvas, pero estoy segura que si mirabas más a fondo notarias el brillo escaso de mis ojos, lo dificultosa que es mi respiración la mayor parte del tiempo y las marcas que las agujas han dejado en mi cuerpo.
Trate de llenar mis pulmones lo más que pude y me puse de pie.
-Gracias-la abrace y ella beso la coronilla de mi cabeza.
-De nada, Kate-se alejo y peino mi cabello con sus dedos-Es hora de irnos-asentí y bajamos las escaleras hasta llegar a la sala donde Nat estaba comiendo de la caja de galletas que mamá compro en el súper ayer por la noche.
-Valla-exclamo cuando reparo en mi aspecto y me fue imposible no pellizcarme el dorso de la mano-Ya no pareces tan enferma.
Blanquee los ojos y guarde silencio.
Es mejor no darle cuerda.
-¡Nate!-le reprendió mamá saliendo de la cocina.
-¿Qué hice?-se encogió de hombros haciéndose el desentendido.
-¿Cómo qué hiciste?-coloco sus brazos en jarras y decidí intervenir antes que ella se enojara de verdad.
-No pasa nada mamá, tiene razón-la tranquilice, ya estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios de su parte.
-Oh, cariño-me vio con los ojos llorosos, como si fuera directo a mi muerte, aunque eso era lo que descubriría con el examen, que tanto tiempo me quedaría por vivir-Estas hermosa-me abrazo y papá salió del despacho para unirse al abrazo.
Odio sentir que estoy apunto de morir.
-Si no me dejáis ir llegare tarde-les hice saber intentando respirar, siento que estan aplastandome, pero gracias al cielo ellos me soltaron.
-Lo siento cariño-se disculpo mamá retrocediendo algunos pasos.
-¿Estas segura de que no quieres que vallamos contigo?-pregunto papá y asentí tomándolo de la mano.
-Estaré bien, solo es un examen de rutina-insistí.
-Lo sabemos, pero queremos estar allí-replico mamá y mire a Mandy en busca de ayuda.
-Vosotros estaremos con ella-intervino en cuanto capto la señal-No le pasara nada-prometió.
-Sabemos que cuidaras bien de ella-le aseguro papá-Y me refiero a ti porque se que Nat no lo hará-le dirigió una mirada asesina, el susodicho se limito a rodar los ojos y seguir comiendo-¿Pero si la dejan hospitalizada o algo por el estilo?
-Tu papá tiene razón, es mejor que vallamos contigo-dijo mamá rápidamente-Iré por mi bolso-se dirigió por a las escaleras.
-No, no, ya es tarde, debemos irnos-cogí la Mano de Mandy y la arrastre hacia afuera-Os aviso cualquier cosa, os amo-me despedí con la mano, nos detuvimos al lado de la camioneta.
-No entiendo porque no quieres que vallan-dijo Nat mientras se acercaba con pasos perezosos.
-Acaso no es obvio Nat-rodé los ojos-Porque no quiero que se preocupen.
-¿Y crees que estando aquí no lo harán?-elevo una de sus cejas y deteniéndose junto a Mandy-Creí que lo único defectuoso que tenias era tu corazón, pero ahora veo que también tu cerebro lo esta-se burlo, mi amiga le dio un codazo y yo por mi parte le ignore como siempre que me hacia una broma de ese tipo.
-Déjala en paz, Nat-le quito las llaves de la camioneta y la rodeo para subir.
Subimos a la camioneta y en poco tiempo estábamos frente al hospital, convencí a Mandy para que me esperaran en el auto y entre.
Todo olía a cloro y el ambiente se sentía extremadamente pesado, mis manos empezaron a sudar, odio los hospitales, me traen malos recuerdos, me seque las manos en los vaqueros y subí al segundo piso.
Editado: 06.02.2023