Kate
No sé cuanto tiempo después estaba internada en el hospital, el dolor en el pecho y la dificultad para respirar habían vuelto con más fuerza que antes.
Lo único que recuerdo es que en la cena empecé a sentirme muy mal, tanto que termine desmayándome mientras escuchaba a lo lejos la voz de mis padres pidiéndome que me quedara con ellos un poco más de tiempo.
Mi delgado cuerpo estaba rodeado de cables, maquinas que me ayudaban a respirar, me removí con cuidado para buscar a mis padres…
Dios siento que me paso un camión por todo el cuerpo.
Un quejido abandono mis labios, mis padres no estaban y hasta ese momento me di cuenta que estaba en la habitación de cuidados intensivos.
El único rostro que pude distinguir fue el de Doward del otro lado del cristal viéndome con preocupación mientras apoyaba las manos en el mismo.
El bajo la vista al suelo y entro a la habitación con las manos dentro de los bolsillos.
-Al fin despertaste.
Con dificultad y algo de ayuda de su parte me quite la marcara del respirador artificial.
-¿Cuánto tiempo llevo aquí?-pregunte con un susurro lleno de cansancio.
-Cuatro días.
¿Tan mal estaba?
Yo no recordaba haberme sentido tan mal como para estar en coma tanto tiempo.
-¿Qué me paso?
-Tuviste un infarto y tus pulmones casi colapsan por el exceso de sangre acumulada-explico viéndome a los ojos.
En ese momento no me preocupo lo que había pasado o pasaría, en mi mente solo esta una pregunta más por hacer.
-¿Mi familia ya sabe cuanto tiempo me queda?-el negó con la cabeza y se sentó en el borde de la camilla.
-No, Spencer me dijo que tu no querías que ellos lo supieran y lo respete.
-Gracias, ¿Cuándo me podré ir a casa?
Doward lo pensó un momento y finalmente dijo:
-Si te sientes mejor en unas horas podrás irte para preparar tus maletas, conseguiré boletos para hoy mismo.
-¿Maletas?, ¿boletos?, ¿De qué hablas?-indague confusa.
-Ah, disculpa olvide que no lo sabes.
-¿Saber que?-pregunte alterada, pero aun así en voz baja por lo débil que estaba.
-Que conseguí que te tratarán en el mejor hospital de Londres, sin costo alguno-explico muy sereno.
Mi cabeza era un caos total, no entendía nada de lo que estaba hablando.
-¿Qué?
-En Londres se están llevando a cabo experimentos para curar la insuficiencia cardiaca en etapa terminal sin necesidad de cirugías, ya que como sabes es muy difícil conseguir un corazón que este en condiciones de ser donado.
Experimento. Una palabra larga y con gran peso en la vida de quienes lo llevan a cabo y su sinónimo es igual a tratamientos dolorosos que muy pocas veces dan resultado.
-No iré.
Lo menos que quería era pasar el poco tiempo que me quedaba de vida sometida a medicinas o bajo los efectos secundarios de las mismas.
-¿Eh?, ¿hablas enserio?-asentí- ¿Cómo puedes decir eso?¿Sabes cuantas personas intentaron tener la oportunidad que tienes tú?
-No, no lo sé, pero no te preocupes que igual ahora pueden darle la enorme oportunidad a alguien más porque yo no lo hare.
-Pero que..-continuo farfullando tan bajo que no podía escucharlo-¿Cómo puedes ser tan necia?
-No soy necia, estoy bien y no necesito ser parte de eso-me defendí molesta.
-Que estas bien-repitió incrédulo-Estas muriendo a una velocidad impresionante, cuando te trajeron al hospital expulsabas sangre por la boca.
No dije nada, me imaginaba que algo así había pasado, el doctor Spencer me lo explico desde que era una niña.
-Tus pulmones están colapsando, a este paso no vivirás ni dos meses más-finalizó y su voz delataba lo mucho que le preocupaba eso.
-Lo sé, pero aun así no lo hare.
El siguió intentando persuadirme, sin embargo me cerré en lo que había dicho hasta que llego mi madre y en medio de llanto me suplico que lo hiciera por ella, que luchara por ella.
No tuve corazón para decirle que no, así que acepte.
Dos horas mas tarde fui dada de alta y llegue a casa para despedirme de todos, mi madre no vendría gracias a la falta de dinero, la única persona que estaría conmigo en todo ese proceso seria el estúpido doctor presumido quien también sería parte del proyecto.
-Mamá aun no me has dicho donde me quedaré mientras lleve a cabo el tratamiento-le recordé mientras me buscaba un abrigo en el armario.
Ella salió del armario con tres abrigos, un rosa, un azul y un negro. Tome el ultimo y me lo puse con cuidado, ahora debía llevar una estúpida bombona de oxígeno que pesaba, no al exceso, pero si pesaba.
-Eso lo sabrás cuando estés allí-me acomodo bien el abrigo.
-Pero mamá…
-Nada de peros, es una sorpresa-rodo los ojos y deposito un beso en mi frente. Ya se pondrá sentimental-Te voy a extrañar.
Sus ojos se cristalizaron y antes que rompiera en llanto la abracé.
-Igual yo, pero volveré pronto...
Ella iba a contestar cuando la puerta se abrió dejando ver a mi padre.
-Mi princesa-abrió sus brazos y fui hacia ellos-Quiero que me prometas que te cuidaras y le echaras ganas al tratamiento.
Sentía un nudo formarse en mi garganta.
Odio las despedidas.
-Lo prometo-el me tomo por los hombros obligándome a romper el abrazo.
-Bien, entonces es hora de que bajes a despedirte de los demás, el muchacho te espera.
Asentí, bajamos a la sala donde Mandy y Nat esperaban sentados en los sillones al igual que el doctor presumido quien no tardo en observarme de pies a cabeza como siempre.
-¿Ahora quién me ayudará con los preparativos de la boda?-inquirió Mandy mientras una lagrima negra rodaba por su mejilla.
No quería irme, pero debía hacerlo para no quedar como una cobarde que se tiro a morir.
-Puedes mandarme todo por WhatsApp y yo te daré mi opinión-intente sonreírle.
Editado: 06.02.2023