Se casó con La Otra

CAPÍTULO 9

CAPÍTULO 9

 

Juan Antonio invade mi boca y rodea mi cintura con sus manos. Yo hago lo propio al sentir la pasión de su beso, dejándome llevar por mis manos trepando alrededor de su cintura, entrando por debajo del borde de la tela adherida a su torso musculado y se la quito. Ay, cosita rica bien hecha, hijo del Olimpo Caribeño, piel bien hecha bañada por el sol del Centroamérica y las costas saladas de mi querida República Dominicana, cuán cruel es el destino al obligar a las personas a tener que cubrir con tela tanto músculo y cuerpo rico que se tiene a disposición del mundo entero.

Me gusta.

Me gusta mucho.

Es un fuego intenso que se vuelve líquido y recorre mis venas, haciendo hervir hasta la última de mis terminaciones nerviosas. ¡Que delicia! Tan firme como una roca, tan fornido, es evidente que lleva adelante una de esas arduas rutinas de gimansio para mantener semejante cuerpo.

Cada parte de su cuerpo, cada centímetro de su piel que parece cuero duro brillando, sus músculos brillan lampiños y los pectorales se dividen en mis manos mientras llevo mis manos hasta su pecho para sentir el tacto de esta maravilla. Waaao, qué delicia. Los calzones se me mojan en cuanto él me empuja a la cama y caigo sentada. Sus manos rodean mi cuerpo y me separa las piernas para arrastrarme más atrás en el colchón mientras hacemos esta locura. Sí, locura, primero porque no es mi hombre, segundo porque estoy borracha y tercero ¡porque mi mejor amiga está durmiendo profundamente borracha a un lado de esta enorme cama! Es una delicia, pero es todo lo que está mal.

—A-aguarda—le digo, mientras intento apartarme apenitas de él. Miro a Carmen—. No puedo hacer esto aquí.

—Vamos al sillón—propone.

—Es que…

—Está dormida. Tranquila.

Me vuelvo a él.

Y me dedica una sonrisa con sus dientes blancos que son prácticamente una caricia simbólica al aura de mi entrepierna.

Caramba, no lo aguanto más.

Me pego a él con fuerza y nuestras bocas impactan como dos rocas.

En menos de un santiamén, el alcohol entra en fusión con la excitación y el calor que brota de mi interior mientras enloquezco encima de él.


 

Al despertar, estoy sola con mi mejor amiga pero yo estoy cubierta con una sábana mientras que ella está enrollada en una frazada.

Solo queda el perfume de él alrededor mío y de mi piel mientras intento espabilarme con los rayos de sol despuntando desde la ventana.

Pero lo que me despierta no es precisamente el sol.

Sino el móvil de ella que suena con una vibración corta seguida de otra. Tres en total. Es evidente que se trata de tres mensajitos que no son precisamente de parte de mi móvil que brama con intensidad.

Es de parte del de mi amiga.

Carmen.

¡O-ohh!

¡Me he acostado con el chico que mi mejor amiga había visto en una primera instancia, no tengo código alguno!

Sin embargo, a salvo he quedado, ya que él se ha marchado antes de que ella pueda despertar. Está roncando con fuerza, ni sabe que le están escribiendo.

Inspiro profundamente tratando de entender qué es el que sucede alrededor, enfocando los ojos y tomo el móvil de ella viendo si no se trata de una urgencia.

Alguna vez tuve que poner la clave de su móvil, pero la ha cambiado. Lo sé porque anoche vi cuando desbloqueó el móvil y usó un patrón en forma de C. Quizá por Carmen.

En fin, lo desbloqueo tomando esa licencia y bajo la barra.

Al principio pienso que estoy enfocando mal la mirada.

Luego debo hacer un esfuerzo descomunal para mirarlo seguido una vez y otra más. Para estar segura de lo que estoy viendo.

No es un contacto que tenga agendado con nombre y apellido sino que dice “Servicio de Mecánica Automotriz”.

¿Para qué si ni tiene coche?

Lo cierto es que tiene una foto inconfundible de Paolo.

¿Qué hace mi ex escribiéndole a mi mejor amiga?

“Hola, ¿estás con Candela?”

A las tres de la madrugada.

Para entonces ya iba borracha como una cuba.

Luego otro a las cuatro.

“Estoy con amigos, dime cuando estés en tu casa, puedo ir.”

Luego a las cinco:

“Pasé por tu casa y vi una luz encendida. Lamento haber molestado, me avisas cuándo nos volvemos a ver. Buena noche.”
Y nada más.

Quedo de piedra mientras vuelvo a leer, segura de lo que acabo de ver.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.