Se casó con La Otra

CAPÍTULO 14

CAPÍTULO 14

 

El martes por la noche hay una importante cena entre emprendedores e inversionistas a partir de la cual se buscará conseguir el convencimiento de parte de ciertos empresarios en conseguir capitales angels para impulsar el trabajo que llevan a cabo.

No considero del todo factible que sea una buena opción acompañar a Juan Antonio, pero él insiste que sí. Argumenta que ir en compañía de una “mujer hermosa” en esta clase de eventos es muy bien visto de parte de quienes están ahí presentes, además que espanta a aquellas mujeres que intentan asirse de un hombre a quien consideran acaudalado. En estas oportunidad también son muy frecuentes las escorts que van en busca de alcanzar sus iniciativas cazafortunas con toda clase de arsenales de seducción, lo cual es un auténtico peligro. También hay quienes van en compañía de escorts de alto coste, no solo hombres con mujeres jóvenes y hermosas, cosa que es lo más frecuente, sino que también suele verse hombres homosexuales que contratan a otros muy atractivos a quienes les pagan para ser el centro de atención con una estética que capte a todos en el lugar.

Yo misma sé de la importancia que tiene ser una mujer florero en estas situaciones ya que mi labor es confeccionar vestidos y atuendos para estas personas en eventos importantes. Esta vez tendré que confeccionar un vestido para mí misma, aunque tengo varios diseños cosidos para mí; digamos que soy el principal maniquí en estas instancias.

Por otra parte hay otras situaciones de mayor consideración. Me he encargado de aclararle a Juan Antonio que conozco a las mujeres que suelen ser compañía en estas situaciones y, definitivamente, yo no doy con la media de belleza para siquiera llegar a los talones. Así que, si pretende ser el centro de atención por un motivo estético de un cuerpo esbelto a su lado, pues, pensarán que yo le he pagado a él para que me acompañe esa noche. Es imposible de negar su inmenso atractivo físico del cual ya es consciente y privilegiado con unos genes latinos muy potentes, además que en esta clase de ciudades suele ser bastante frecuente que la gente vincule a un morenazo con un miembro enorme y virilidad impontente. No estarían errando en esta oportunidad, pero eso ya le da un punto a favor.

“Créeme, no me necesitas ahí” le advertí.

Pero él insistió:

“Créeme que sí te necesito, Cande”. Sus argumentos son que soy una mujer hermosa, lo cual me resulta difícil de asimilar. Me esfuerzo por cuidar mi imagen personal, me resulta también importante la imagen que puedo brindar en otros y también tengo conciencia del sentido de la estética.

Antonio insinúa que además me ayudará ser el centro de atención quedar vinculada en tanto una “pareja ideal dominicana” que triunfa en el mundo con un emprendimiento tecnológico. Me llevaría galardones que no me corresponden en absoluto, pero sí es mucho más potente mostrar un “equipo” más que una persona solitaria. Y más aún cuando ese co-equiper es una pareja dispuesta a todo con tal de ver triunfar a su queridito.

Al fin y al cabo sí le pondría un precio a su labor.

De momento, he aceptado entendiendo sus motivos, aunque creo que no sería yo la mejor opción para poder acompañarle en ese evento tan importante.

No obstante, hasta que llegue el martes, él también tiene una misión de gran relevancia que no tiene que ver con grandes sumas de dinero como es en su caso, sino que solo busco saciar mi despecho.

Él debe agregar en instagram a la tonta Love y seducirla. Aplicar todas sus tácticas factibles para conseguirlo.

Espero que lleguemos a ese objetivo.


 

El domingo por la noche Antonio me comenta que haberle reaccionado algunas historias de instagram a la esposa de Paolo consigue que ella también le responda.

Luego de unas charlas, el lunes por la mañana ella lo empieza a seguir.

“No tiene ninguna foto con el marido” advierte Antonio en un mensaje mientras estoy en mi trabajo diseñando.

“Es porque le interesa seguir de arpía cazando fortunas aún mayores” le advierto mi teoría que estoy segura no se aleja de la realidad.

“¿Lista para mañana?” me pregunta.

Le tomo una foto al vestido que he diseñado para estrenar.

“Lista” le digo.

Y su respuesta me genera un cosquilleo que empieza en la zona baja de mi abdomen, pero que sigue el recorrido hasta mi pecho y desciendo luego a mi panocha.

Sus palabras son: “Te verás aún más hermosa. Vas a deslumbrar y temo ponerme celoso, esposa mía ;)”

Dios santo, ¿qué tiene que consigue esto en mí?

 




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