Se casó con La Otra

CAPÍTULO 17

 

—P…Paolo…

Mi propia voz es un jadeo en cuanto lo veo avanzar del brazo de su esposa. Pero no viene solo, por supuesto que no. También está acá junto a su padre quien es el cabecilla en la bolsa de inversionistas, uno de los magnates más poderosos de toda Italia quien, lo cierto es que nunca me cayó mal sino que el problema siempre se trató de su esposa. Hay una diferencia de casi veinte años entre ambos, por lo que Paolo tiene un padre de setenta años, mientras que su madre es una flamante mujer de cincuenta y tres que tuvo a Paolo apenas pasando la edad de veinte años con un hombre encima de los cuarenta. Quién sería yo para juzgar a alguien así, pero empezó siendo exactamente igual que yo, siendo una mujer florero. Lo cierto es que a mí no me interesa en absoluto el dinero que Toni tenga o la fortuna que esté planeando hacerse, sino que me interesa vengarme del hijuepucha de hijo que tiene.

—Es el señor Massera—determina Toni en mi oído mientras noto la manera en la que levanta el mentón y mira al frente esbozando una sonrisa de esas que muy bien conozco, siendo capaz de mostrar todos y cada uno de sus dientes blancos relucientes.

—Es Paolo—le digo al oído.

—¿Qué?

—El hijo del señor Massera es Paolo, mi e…

—¡Buenas noches, señor Massera! Qué placer encontrarlo esta noche—. Toni se adelanta y extiende su mano en dirección a mi ex suegro.

Por un instante saltan chispas mientras cruzamos una mirada incómoda con Paolo. Suelto una bocanada de aire que me deja agitada como si estuviese en medio de una maratón por correr en busca de salvar mi propia vida.

No es posible que esto esté sucediendo ahora, pero siempre supe que esto sería una posibilidad. El padre de Paolo invierte en innovación, Paolo en tecnología y el hombre que me acompaña esta noche con quien tengo planeado vengarme de mi ex, es nada menos que la persona que necesita de la inversión de ambos Massera.

—¿Toni? ¡Oh, Toni, qué fabuloso poder verte ahora mismo!—determina el viejo Massera mientras responde al saludo de Antonio, estrechando su mano y dedicándole una genuina sonrisa en su dirección.

¿En serio “Toni”? ¿Hay confianza entre ellos?

Entonces descubro de qué se trata, haciendo cuadrar todas las piezas del rompecabezas en mi mente.

El motivo por el cual Antonio está en Roma y lleva tanto tiempo acá es que no solo busca apartarse de la rutinaria vida en sus oficinas, sino que hay más. Se trata de que lleva largos días siguiendo los pasos del señor Massera, siendo condescendiente y en busca de obtener la inversión que está dispuesto a negociar con él. Parece ser que ya han avanzado bastante o que se llevan bien.

Que me trague la bendita Tierra ahora.

—Señor Massera, el gusto es todo mío—advierte él—. Le presento a mi es…

Él me mira y se muestra sorprendido.

—¿Candela? ¿Cande, eres tú?—pregunta el señor, entornando los ojos y esbozando una enérgica sonrisa—. ¡Oh, vaya! ¡Mírate nomás, estás bellísima! Siempre fuiste una mujer maravillosa, no puedo creer cómo fue que mi hijo te dejó ir, pero me alegra mucho verte esta noche acá, vaya sorpresa.

Ay Dios, no puedo creer que acaba de decirme eso delante de la Mia Love, de la actual esposa de su hijo.

—Entonces, ¿ustedes ya se conocen?—pregunta Antonio, desconcertado. Claro que les conozco a todos ellos, temo que no me haya escuchado con la última advertencia porque su cabeza probablemente ya estaba demasiado concentrada en las palabras que diría al señor Massera al tenerlo delante de sus ojos.

—Claro que nos conocemos—. Le tiendo mi mano y él la sostiene, la besa y me dedica también una cálida sonrisa en mi dirección.

Al apartarse, el señor Massera señala a su hijo y le hace un gesto a Toni para que se saluden rindiendo honor al gesto.

Como si fuese de un orgullo enorme que tanto su consentido y próximo genio donde invertir su dinero se conozca al fin con su primogénito.

Sin embargo, conozco al chico y sé que está incómodo. Tanto como yo.

—Paolo Massera, un placer—dice él.

—Oh, escuché hablar de ti, la verdad que es un placer conocerte por fin, Paolo Massera—dice Toni. A lo que la madre de Paolo añade:

—Espero las referencias hayan venido de parte de mi esposo y no de tu grata compañía de esta noche, Antonio—dice ella mientras corresponde al saludo con mi acompañante.

—¿En serio se conocen?

—Nosotros también nos conocemos—dice Mia Love en cuanto intercambian una mirada de complicidad—. Bah, es un placer vernos en persona. Jamás imaginé que tendrías un vínculo anterior con mi suegro y con…la ex de mi marido.

—¿Marido? Oh, wao. Un momento—. Antonio parpadea y retrocede apenas da un paso atrás, incorpora un mano sobre mi hombro, aún quizá dudando de si tocarme ante lo que se le acaba de revelar. Se vuelve a mí y dice con el gesto como si hubiese visto a un fantasma—. ¿Él es…Paolo…tu ex?

El silencio que se instala en medio de todos los presentes es muy preocupante. Me deja exasperada la situación a nuestro alrededor, creo no encontrar las palabras pertinentes, así que le esbozo una sonrisa incómoda.

A la que el señor Massera corresponde sin rodeo alguno:

—Oh, sí. Ella es. Estuvieron en pareja largos meses, yo estaba feliz con la elección de mi hijo, pero volvió con la ex y la dejó de la noche a la mañana a Cande. No merecía lo que le hizo Paolo, así que me alegro que haya encontrado a un hombre como tu, Toni. Es fabuloso. Son pareja, ¿verdad?

—Sí, ibas a presentar a tu compañera—añade la esposa.

Trago grueso.

Ahora, Toni mucho más incómodo, me envuelve las manos con su brazo y dice aún firme, pero sin la palabra “esposa”:

—Sí. Candela. Mi c… Mi compañera.

—¡Fabuloso!—añade Massera.

—Vaya, Cande—dice mi ex suegra—. ¿Entonces ya conseguiste pareja? Qué sorpresa, ¿cuánto pasó? ¿Tres semanas?




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