Se Paciente Conmigo |terminada|

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BAADIR GIRAY

—Lo voy a matar, lo juro, solo deja que salga de esta pocilga y me va a conocer. — Le digo a Kadir, uno de los buenos para nada que tengo como amigos, porque si, por su culpa estoy encerrado en esta “cárcel”, que en realidad parece una pocilga pues esta no se compara en lo más mínimo a una cárcel en la ciudad, porque si, hasta para eso tengo mala suerte al estar en un pueblo que no conozco y encerrado.

Ayer solo trataba de divertirme y la gran idea que tuvieron mis amigos, fue ir a un pueblo alejado de la ciudad donde no nos molestaría la prensa, pues al ser hijos de importantes empresarios nos acechan como buitres. Y bueno, a parte de esa grandiosa idea se les ocurre molestar a 2 de las novias de los estúpidos policías que nos tienen encerrados, bueno, en mi defensa no lo sabíamos, pero por eso estoy aquí.

Solo espero salir de aquí y hacer de la vida de este policía llamado Emir una vida miserable, porque nadie en su sano juicio molestaría al futuro heredero de las petroleras Giray y peor aún, hacerme pasar por todas las humillaciones que este me ha hecho pasar.

— Yo no pensaba terminar así, es que la chica estaba tan hermosa y no dijo que tenía novio, pero cuando salgamos te lo voy a…—Le corto su discursito solo con mi mirada.

— Ya cállate, esta ha sido la peor humillación que alguien puede pasar y te juro que no se va a quedar así, ese estúpido policía me va a conocer y se arrepentirá el haberme hecho esto, incluso su familia me tendrá que besar los pies para que lo per…— me detengo al escuchar los pasos de alguien acercándose a nuestra celda y lo veo, otra vez con su estúpida sonrisa y su séquito de idiotas.

— Pero ¡¿qué pasa?! ¿Los niños mimados ya no están tan alegres como ayer en la noche? ¡Oh! perdón lo olvidaba, deben estar cansados de tanto baile del vientre que tuvieron que hacer. — Ríe y su séquito de idiotas lo siguen.

Quiero matarlo, en serio quiero hacerlo, pues ayer luego de que nos metieran en esta pocilga no nos dejaron realizar la llamada que se supone nos deben dar y en vez de eso, nos tomaron como su estúpido entretenimiento, nos hicieron cosas como obligarnos a bailar disfrazados con vestidos y velos, no conformes con eso nos ataron a una silla eléctrica, en la cual nos ponían y jugaban con los voltajes, era como una “ruleta rusa”.

Sin embargo, eso no fue lo peor, pues al terminar con esas humillaciones nos marcaron como animales con un hierro candente, ahora cada uno de nosotros en la espalda baja tenemos la palabra “Emir” marcada, demostrando así según ellos, que le pertenecemos a ese policía imbécil.

— ¿Ahora si nos dejarán hacer la llamada que por ley nos corresponde? — Digo y trato de no sonar tan enfadado pues ayer y toda la madrugada de hoy entendí que es mejor tratar de hacer las cosas con “respeto” pues estos policías se creen la gran cosa ya que incluso pasan por encima de la ley pues coquetear con alguien, no es un delito, pero claro, a estos imbéciles no les importó y decidieron encerrarnos. 

Ahora solo espero una oportunidad para hacer la llamada a mi asistente pues este se encargará de sacarme de aquí y ya verán a lo que se enfrentan en verdad.

— Si, la verdad veníamos por eso, pero ya que todos son amigos sólo lo hará uno de ustedes. — Dice y siento un gran alivio. 

— Pero creo que primero vamos a almorzar, ¿Ustedes desean algo? — Empieza a reír y su séquito le sigue. — Entonces, ya que no responden regresaremos en 1 o 2 horas, no se vayan a ir por favor. — Me mira directamente y tengo ganas de arrancarle los ojos.

—Pero no se preocupen les voy a dejar compañía pues estos 2 nuevos amigos se unen a ustedes por el mismo delito que ustedes, intentaron robar, claro, no mujeres como ustedes trataron de hacerlo, pero la intención es la misma. — Mete a dos pueblerinos que hasta ahora noto que estaban detrás de ese policía.

Después de que el policía se va procedo a volver a mi posición inicial, mirando a la nada, ignorando incluso a mis “amigos”, así uso el tiempo para idear las posibles venganzas contra este pues lo que me ha hecho nunca lo voy a olvidar, aún peor cuando el recuerdo va a estar latente siempre en mi piel. 

Ideo tantos planes que siento que la cabeza me va a explotar pues espero hacer algo que lo deje por los suelos y no, no planeo matarlo «aún no, tiene que sufrir antes de hacerlo» pues eso sería tan fácil y quiero que se sienta tan humillado que ni siquiera cuando este se termine suicidando pueda tener un entierro digno, pues incluso ese día lo haré miserable que hasta su Dios se sentirá avergonzado y no lo dejará entrar a su reino.

— Espero algún día que Alá lo castigue como se merece, otra vez seremos sus juguetes cuando esta vez ni siquiera hice nada por lo que se me acusa. — Escucho decir a uno de los pueblerinos que recién ingresaron, cortando así todos mis pensamientos y planes.

Cuando estoy a punto de hacerlos callar el otro habla captando mi atención. — Solo espero que la niña Elizabeth abra los ojos, porque el jefe Emir, no es digno de todo el amor que ella pueda darle.

¿Elizabeth? bonito nombre, pero, sí está relacionada con ese tipo supongo que ha de ser muy estúpida, trato de volver a mis pensamientos, pero estos tipos siguen hablando, captando aún más mi atención.

— No lo creo, ya todo el pueblo sabe que planea pedirle matrimonio, ya reservó al grupo del pueblo e incluso a la cocinera del restaurante central pues dicen que planea dar de comer a todos en el pueblo en honor a su compromiso. — Responde el otro.




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