ELIZABETH AYDIN
Como todos los días, me levanto a hacer el desayuno y preparar algunas cosas antes de que todos partan de casa. Todos me ignoran toda la mañana, ni siquiera me dicen sus comentarios fuera de lugar de siempre y me preocupa un poco la situación, porque no estoy acostumbrada a que estas cosas pasen, sin embargo, también me alegra un poco.
Cuando todos terminan el desayuno, me dispongo a recoger todo y mientras lo hago, noto que Issadora se acerca.
— Bueno, te quedaste con mi trabajo, pero no te preocupes, no te guardo rencor, total, no pensaba aceptarlo porque me propusieron un trabajo mejor.
— ¿Qué trabajo?
— Me propusieron ser la estilista de todas las personas que serán parte del libro. — sonríe.
— No entiendo mucho a que te refieres, pero igual me alegro por ti — trato de abrazarla, pero se aparta.
— Quítate, no me gusta que me toques, mejor me voy. — se va de inmediato
Veo salir a mis padres, los cuales ni siquiera se despiden, y entiendo que todo el mundo está enojado conmigo por el libro, pero, aun así, no logran quitarme esta emoción que tengo desde que me levanté, incluso hice mi ritual a la perfección, nada podría salir mal hoy.
Veo a mi hermano bajar las escaleras a toda prisa y hago nuevamente el intento de arreglar las cosas entre nosotros.
—Nos vemos en la tarde, espero te vaya muy bien en el trabajo con papá.
—Voy a regresar a la hora del almuerzo, a esa hora dijeron que iban a venir tus amigos, jefes, o lo que sean, no me interesa.
—Si no te interesa, no tienes que venir. — Digo cansada de su actitud.
—Papá me pidió que los vigile, por lo menos hasta que regrese al cuartel este viernes — abre la puerta, pero lo detengo.
—¿Sigues enojado conmigo? — se zafa de manera brusca — perdón, ¿Sí? Se me olvidó decirte quienes eran, pero no es para que te pongas así.
—¡Es que tu no entiendes nada!, dejaste que ese tipo entre a esta casa, encima hablas con él a solas quien sabe qué. — empieza a acercarse y retrocedo porque me da miedo — Pensé que ahora que el estúpido de Emir y tú se separaron, tú y yo podríamos...
—¿Qué cosa? ¿nosotros qué? — bufa molesto y trata de irse — ¿No me vas a decir nada George?
— No, olvídalo, ya se me pasará el enojo, adiós — se detiene —, espero no dejes entrar a otros hombres a casa, sería el colmo.
Se va sin decir nada más y me deja aún más confundida.
«¿Qué le pasa?, ni siquiera sé qué quiso decir y ahora duda de mí.»
Empiezo a hacer las cosas que me corresponden como de costumbre, aunque con algo de dificultad por las vendas que llevo en las manos, mientras escucho música, empiezo por la cocina, la sala, las habitaciones, lavo la ropa sucia y, por último, me doy un tiempo de paz, antes de empezar a cocinar el almuerzo. Para mi pequeño descanso solo necesito mi walkman y mi libreta de notas, para practicar algo de mi español y lo hago mientras escucho algunas canciones en ese idioma.
Después de dos horas, termino de elaborar un delicioso almuerzo, que tal vez me ayude a hacer las paces con mi hermano. Se que de seguro me perdona de inmediato cuando le dé su amado platillo de Karniyarik. Es el platillo favorito de ambos, por lo que sé que no se negará a escucharme.
«Espero que a Baadir y a Ahmed también les guste.»
Cuando termino de preparar todo, vuelvo a mi libreta para no desperdiciar mi tiempo mientras los espero. No pasa mucho tiempo desde que empiezo a escribir, cuando escucho la puerta principal ser golpeada con mucha fuerza, como si quisieran derribarla
«Otra vez se le olvidaron las llaves a George, nunca aprende.»
Cuando abro la puerta, de inmediato veo a Emir en la entrada muy enojado y desaliñado, «Está borracho». No me da mucho tiempo para preguntarle qué hace aquí, cuando me toma del cuello con las dos manos, haciéndome tambalear hacia atrás.
— ¿Qué es eso de que ya andas de puta con dos tipos? — aprieta su agarre — ¿Para eso querías que nos diéramos un tiempo?... ¡Responde maldita sea!
— N-no p-pue-edo — quita sus manos y empiezo a toser.
— ¡Habla maldita sea! — me toma del cabello y lo hala hacia atrás — ¿Pensaste que no me iba a enterar?
— T-te equivocas, no es lo que crees, mis padres saben todo, déjame explicarte — empiezo a llorar — suéltame por favor, me haces daño.
Lo veo debatirse internamente, pero al final me toma con más fuerza y me lanza contra el marco de la puerta de la entrada, que se encuentra completamente abierta. De inmediato siento un líquido tibio bajar por mi frente y cuando lo toco y veo, confirmo que es sangre.
— P-perdóname, Eli — se acerca y yo retrocedo gateando — yo no quería hacerte daño, pero tú y tus estúpidos actos me obligan a...
— ¡Aléjate! no me hagas más daño — sigo gateando para atrás.
Me doy cuenta de que estoy completamente afuera de la casa, casi en el patio.
«Por favor, que algún vecino me ayude»
— No te haría daño si tú no me lo hicieras a mí, te mereces esto y más para que aprendas a que a mí nadie me ve la cara de estúpido — lanza una patada que impacta en mi costado derecho, dejándome sin aire.
«¿Por qué a mí? no me lo merezco, no me lo merezco»
— ¡Qué carajos le haces maldito! — grita una voz conocida y noto que Emir ya no está frente a mí.
Editado: 21.05.2022