AHMED ÜLKER
Baadir y yo no decimos nada desde que Sultana salió del comedor, nadie ha abierto la boca, ni siquiera George. Incluso si decidiera hablar, no sabría qué decir porque aún no asimilo varias cosas que han pasado desde que llegué a esta casa.
Pero el que creo que si ha asimilado varias cosas es Baadir, porque lo noto, noto que quiere abrir la boca para tratar de arreglar las cosas.
— Perdón que me meta, pero ¿Planeas dejar el ejército por Elizabeth? — Dice el entrometido.
— Si, planeo hacerlo mañana mismo, no puedo dejar que nuevamente venga ese animal y acabe con mi … mi Eli.
— Pero no serviría de nada — George y yo lo miramos.
«¿Cómo puede decir eso?»
— No me mal entiendas, pero según tengo entendido, ella tendrá que casarse tarde o temprano con él y a pesar de que no me agrada la idea, cuando ya estén casados, tú no podrás hacer nada, nadie podrá.
«Tiene razón y me enferma que la tenga.»
— De hecho, yo… yo pensaba…, nada, olvídenlo.
— Tienes algún plan para que no se casen ¿Verdad? — Hablo y capto la atención de ambos.
— ¿Cómo lo sab…? — se levanta exaltado — No sé de lo que hablas.
— No hace falta mentir, yo no diré nada y estoy seguro de que él tampoco — señalo a Baadir.
— Si, nosotros no diremos nada, puedes contarnos.
George duda un poco y noto que se debate internamente, pero al final habla.
— Si, tengo un plan para que no se casen — se sienta y se cerciora que nadie venga de la cocina — Aún no son de mi entera confianza por lo que no pienso decirles mi plan, pero no dejaré que se casen, aunque tenga que matarlo, no lo harán.
— Está bien, no necesito que nos cuentes el plan, me basta y sobra con que no permitas que se case con un tipo como él — Digo.
— ¿Por qué te importa tanto que se casen o no? — Dice Baadir.
«No lo sé, ni yo mismo lo sé y quieres que te responda.»
— Por...porque no sé, yo no quisiera que ninguna mujer termine con alguien como él, solo es simple empatía por la situación en la que se encuentra.
— Bueno, gracias por preocuparte por mi Eli — duda un poco antes de continuar — ¿Saben? Ahora que pasó todo esto, me di cuenta de que son buenas personas, de hecho, me siento un poco más tranquilo al saber que ustedes no le harían nada malo a mi Eli.
— No, claro que no le haríamos daño, al menos no directamente — dice Baadir mientras mira al techo.
«Eso hace cuando miente, siempre lo hacía de pequeño, pero … Estoy pensando de más.»
— Tiene razón, a pesar de que no la conocemos por mucho tiempo, no quisiéramos que ella termine con él, así que sería bueno que regreses al ejército, porque te aseguro que teniendo más poder podrás sacarla de este infierno. — Digo y lo veo debatirse.
— Tienen razón, entonces… ¿Podría confiarles la seguridad de mi Eli mientras regreso del ejército? Solo serán 2 meses hasta que pueda ascender y podré venir por ella.
— Si, claro, podríamos hacer eso ¿verdad Ahmed? — asiento — De igual forma, ahora tenemos derecho a hacer cualquier cosa con respecto a la vida de Elizabeth, así que sería muy fácil para nosotros controlar la situación.
— ¿Qué dices? ¿Por qué tendrías derechos sobre la vida de mi Eli? — Espeta enojado.
— Es verdad, no lo entiendo ¿Por qué lo tendrías? — Apoyo.
— Tendríamos — aclara — por el contrato que firmaron tus padres y Elizabeth —mira a George — ¿No te dijeron nada tus padres?
— N-no, pero ahora mismo necesito que me aclares eso.
— Bueno, aparte del contrato que tenía preparado para Elizabeth, tus padres tenían que firmar uno donde se nos otorgaba el derecho de realizar cualquier cosas con ella, es algo así como tener los mismos derechos de un novio o pretendiente — noto que George lo quiere golpear y espero que lo haga —, no me malentiendas, no es nada de lo que piensas.
— ¿Cómo que no lo malentienda? Me estás diciendo que podrías hacer con ella lo mismo que harías si fueras su novio.
— Si, es así pero no soy su novio, solo soy su jefe. — bufa — Solo hice que firmaran para no tener problemas luego con sus tradiciones, no sé si me entienden.
— No, no te entendemos, explícanos. — Digo.
— Bueno, antes de venir me informé de algunas tradiciones que mantienen estos pueblos y bueno, como sabrá George, es prácticamente imposible que nosotros como hombres estemos cerca de una mujer sin dar a malentendidos, porque en el peor de los casos, incluso ella podría morir.
— ¡¿Qué carajos estás diciendo?! — me levanto.
Cuando iban a responderme, notamos que Sultana entra con la comida, cortando así la conversación de inmediato. Se nota que ha estado llorando por mucho tiempo, pero ninguno de nosotros nos atrevemos a sacar el tema.
— Siento mucho la tardanza, pero la comida debía estar bien caliente.
— No te preocupes, nosotros aprovechamos el tiempo para hablar de nuestros problemas y bueno, ahora tu hermano tiene algo que decirte. — Dice Baadir con su estúpida sonrisa.
— ¿Y-yo? — dice confuso.
— Si ¿No te acuerdas de que hablamos de tu asunto con el ejército?
— Ah sí, pero… no sé si… no creo que sea correcto.
— Lo que tu hermano quiere decir es que él volverá como tenía planeado al ejército y nosotros te cuidaremos, bueno, velaremos por tu seguridad para que no vuelva a ocurrir lo que pasó en la tarde — Digo.
— ¿¡En serio!? — abraza a su hermano de inmediato y casi lo tira de la silla — Gracias, gracias, gracias.
— No tienes que darme las gracias — nos mira —, pero en dado caso que quieras hacerlo, podrías hacerlo con ellos, porque ellos fueron los que me convencieron.
Sultana se separa rápidamente y de inmediato corre a los brazos de Baadir para abrazarlo, el cual no pierde oportunidad y la aprisiona por aproximadamente 20 segundos.
Editado: 21.05.2022