AHMED ÜLKER
Estoy tan molesto conmigo, con el mundo, con todos; solo quiero que este maldito día termine. Jamás me había sentido así, y lo odio, odio perder el maldito control de mis emociones y sentimientos, sobre todo cuando parte de la causa de mi enojo incluye a Baadir, ese maldito que gracias a sus artimañas logró convencer a Sul-Elizabeth.
«Ya no le voy a decir Sultana, jamás.»
Mientras los sigo de cerca, obviamente tratando de evitarlos e ir juntos, Elif se acerca y no creo tener la paciencia suficiente para soportarla a ella también.
—Hola, espero no te moleste que nos vean juntos, como a tu amigo.
—¿Cómo que amigo? Él no es mi amigo, y por cierto ¿Están enojados o por qué no te le acercas?
Desearía que lo haga en este momento y el imbécil deje de sostener la mano de … Elizabeth.
«¿Acaso es una niña que no puede caminar? ¿Por qué la tiene que llevar de la mano?»
—¿No te lo dijo? — pongo una cara de fastidio por su estúpida pregunta — Lo que pasa es que decidí dejarlo, ya no quiero nada con él.
— ¿En serio? ¿Por qué? Ustedes se “divertían” demasiado, no entiendo porque ahora decidiste dejarlo.
—Si, decidí hacerlo porque me aburrí de él y a pesar de que me estuvo rogando que no lo deje, decidí hacerlo por mi bien. Pero, dejemos de hablar de él, háblame de ti. — enlaza su brazo con el mío y a pesar de que odio el contacto físico la dejo porque lo que me dice, me ha alegrado un poco el día.
«¿Le estuvo rogando? Entonces al imbécil le gusta Elif, vaya no me lo esperaba.»
— Lo olvidaba — Dice Baadir girándose y Elif presiona más su agarre— Ahmed, quisiera que hoy tomes algunas fotos de mi Abe… — «Estúpido seudónimo, ni siquiera es bonito.»— de Elizabeth, estas tienen que ser mientras ella realiza las actividades del voluntariado, o sea desprevenida, ¿Entendiste?
Veo que este pasa su mirada entre Elif y yo, lo cual me hace sentir un poco mejor, pues el imbécil de seguro está muriendo por dentro.
—Claro. — Digo lo más calmado.
Elizabeth se da la vuelta y cuando su mirada recae en la unión que hago con Elif, noto que le afecta un poco, pues su semblante de inmediato se torna un tanto triste. Y, a pesar de que quisiera preguntarle el porqué de su tristeza, me detengo, porque ahora tiene a alguien que se preocupe por ella.
Decido no molestarlos en absoluto y solo centrarme en mi trabajo, lo cual me relaja un poco, a pesar de que mi modelo el día de hoy sea Elizabeth, que la verdad sale muy bien en las fotos, pero el hecho de que esté molesto con ella solo hace que mi trabajo me resulte un poco tedioso.
Por otra parte, tanto a Baadir como a mí, algunas muchachas nos han estado haciendo un sin número de propuestas y preguntas estúpidas, las cuales obviamente no respondí pues no quiero que alguna de estas muchachas se haga alguna idea estúpida o empiecen a molestarme.
Solo me he limitado a hablar con Elif, porque he tratado de sacarle alguna información de Baadir, algo que tal vez me dé una pista de porqué está tan interesado en Elizabeth.
—¡Eli, espera! — Dice un muchacho mientras corre.
Elizabeth como era de esperarse, lo mira tan sonriente mientras este trata de recuperar el aliento y por estúpido que parezca, me molesta un poco que lo haga con todos. Eso me enfurece más, pues me doy cuenta de que con acciones tan insignificantes que hace ella, como sonreírle a alguien más, provoca reacción en mí.
—Oh, lo había olvidado, Max ellos son Baadir y Ahmed, mis … amigos. — «Solo amigos»—Baadir y Ahmed, él es Max mi otro amigo.
Baadir toma la mano del muchacho y yo me limito a verlo y darme cuenta de que es alguien más que quiere a Elizabeth, se nota demasiado que le gusta.
—Disculpa, pero, yo no soy tu amigo — digo para demostrarle que aun sigo enojado y que no quiero que me presente como un simple amigo.
«Pero, lo eres Ahmed, solo eres un simple amigo.»
—O-oh yo, pensé que, lo siento… — Agacha la mirada algo decepcionada y triste.
De inmediato me arrepiento y quiero arreglarlo, pero lo que Baadir le “susurra” a continuación, hace que disipe esa idea, molestándome aún más.
— No te preocupes Abejita, él no es amigo de nadie — me susurra Baadir.
No agrego nada más para no empeorar la situación, pero me es casi imposible no bufar un poco cuando Elizabeth se ofrece a prepararle un platillo a ese muchacho. Claro, ahora a todos les cocina algo especial, ahora todos merecen comer los platillos deliciosos que hace; ahora resulta que no soy tan especial como pensaba.
«¿Pero qué estupideces estoy pensando?»
—Yo me quedo aquí, tengo que hacer unas llamadas importantes a la ciudad ¿Puedes llevarla a su casa? — dice Baadir.
«Es obvio que pensaba llevarla, pero como quiere lucirse frente a ella, trata de parecer caballeroso.»
—Ya que, total queda muy cerca de la casa.
— No hace falta que me dejes en mi casa, puedes dejarme en la de ustedes y solo tendría que caminar 2 cuadras.
«Si claro ¿Y que luego le pase algo? No gracias»
—Claro que no Abejita, por tu seguridad y para mi tranquilidad es mejor que te deje en la puerta de tu casa — «Ridículo, ni siquiera es un seudónimo original.» — Y por cierto Ahmed, en tu escritorio dejé unas cartas que llegaron hoy.
Editado: 21.05.2022