Se Paciente Conmigo |terminada|

21

ELIZABETH AYDIN

No nos demoramos más de 1 hora en comprar la ropa y los vestidos pues todo lo que Baadir veía lo cogía y lo llevaba. Y mientras regresamos a casa, no dejo de pensar en lo que ha estado rondando en mi cabeza desde que salimos de ahí.

Se que Issadora dañó mi vestido y toda la ropa, lo noté de inmediato, pero no entiendo el porqué, no sé porque me odia tanto y quiere verme sufrir, yo nunca le he hecho nada, siempre trato de darle todo lo que quiera y ser la mejor hermana, pero ella simplemente me odia, siempre ha sido así.

No quiero saber si Ahmed vio algo, porque siento que, si me lo dice, entendería que el hecho de que mi hermana me odia es real. Y no quiero eso, no quiero confirmar lo que siempre he temido, que es saber que alguien me odia, tanto como para hacerme daño.

—Ya deja de pensar en toda la ropa que compramos, como te dije, solo es parte del proyecto, así que no me debes nada ¿entendido abejita?

—Los vestidos sí, pero la otra ropa no —me mira—no me mal entiendas, te lo agradezco demasiado, y aunque digas que es parte del proyecto, siento que estoy en deuda contigo, porque es demasiada ropa.

—No es demasiada, pero ya, dejemos de pensar en eso, ahora es tuyo y punto.

— Gracias, por cierto ¿Dónde está Kiral?

—Tuvo que ir a la ciudad por unos asuntos que le solicité, regresará pronto, no te preocupes. —asiento y no digo nada más.

No tardamos mucho en llegar a la casa y cuando vamos directo al patio trasero con algunas bolsas, me doy cuenta de que Issa y Ahmed ni se hablan, ambos están alejados y con mala cara. De Ahmed no me sorprende tanto, pero sí de Issa porque ella es muy sociable y pensé que al regresar ellos ya entablarían alguna amistad.

—Ahmed, en el auto hay más bolsas, ve a traerlas. —dice Baadir y no me gusta el tono que usó.

Dejo las bolsas en la puerta que da directo al sótano, para poder ir a traer las demás del auto.

—Claro que no, yo estoy ocupado y tampoco soy tu sirviente para que ni siquiera uses la palabra mágica — me mira — deberías enseñársela a él también, a mí me obligaste a decirla, oblígalo a él también.

—Por favor, Ahmed ¿Podrías ayudarme con las bolsas? Compramos demasiada ropa y necesito tu ayuda —digo juntando las manos para que me ayude.

—Claro que sí, vamos Sultana. —esboza una sonrisa y me toma de la mano para llevarme al auto.

La verdad es que antes pensaba que eran amigos y solo se molestaban entre sí, pero ahora me doy cuenta de que ellos jamás se llevarán bien, porque se la pasan peleando como perros y gatos.

Al terminar de meter todas las bolsas al sótano, saco los vestidos y los dejo en una mesa para que Issadora elija cual de todas usaré. Ella elige uno azul a petición de Baadir que dice que es su color favorito.

Al terminar de vestirme, Issadora me empieza a maquillar y peinar muy callada. Me sorprende que no me haya reclamado nada y tampoco esté lanzando sus comentarios hirientes, lo cual me sorprende aún más, pero lo agradezco internamente.

Cuando termina, me da un espejo y sin esperar nada sale al patio dejándome sola en el sótano. Me veo en el espejo y no me gusta lo que veo «Esa no soy yo», el peinado me encanta, pero el maquillaje es demasiado, sobre todo en los ojos, no me gusta para nada.

—Issadora nos dijo que ya terminó ¿Estás lista? —dice Ahmed acercándose por la espalda.

—Si, estoy lista —me levanto y doy la vuelta, quedando justo frente a él.

—Wow, estás... bueno, siempre has sido hermosa, pero creo que el maquillaje está un poco... — me siento más insegura — Olvídalo, no me hagas caso, si tú te sientes bien con él, las fotos saldrán perfectas ¿Vamos?

—A mí no me gusta, pero no quiero causarle más problemas a Issa con Baadir.

— Bueno, si es que a ti no te gusta entonces puedo arreglarlo. —se acerca a la mesa donde está todo el maquillaje y toma de una funda un paño blanco. — Siéntate.

Me hace cerrar los ojos y siento como empieza a limpiar toda mi cara a excepción de los labios, y me siento mejor, pues así ya no me siento tan extraña como antes.

—Ya está —abro los ojos y me doy cuenta de que está demasiado cerca de mi cara — Lo-los labios no te los desmaquillé porque siento que te queda muy bien el color y podría resaltar en la foto ¿Te parece o te lo quito también? —mira mis labios y me siento más nerviosa.

—A-así está bien ¿Vamos?

No responde, pues aún se encuentra mirando mis labios y por inercia yo hago lo mismo. Empiezo a intercalar mi mirada entre la suya y sus labios. Y cuando siento que se acerca poco a poco, cierro los ojos de inmediato, no por miedo, pero si por instinto.

—¡Ahmed! ya se hace tarde ¿Por qué te demoras? — grita Baadir desde el patio y nos separamos de inmediato.

Me levanto y salgo corriendo, tratando de alzar mi vestido para no caer. Me siento algo extraña pues el cosquilleo que siento en el estómago no cesa, de hecho, cuando lo veo salir del sótano ese cosquilleo se hace más intenso por lo que trato de alcanzar a Baadir que se está dirigiendo al bosque donde me tomarán las fotos.

—Wow, no me cansaré de decir que eres la mujer más hermosa que he visto —dice Baadir y trata de tocar mi rostro.

Pero antes de que lo haga noto como Ahmed lo pasa empujando por un lado y se adelanta sin siquiera pedirle disculpas.

Mientras hacemos las fotos, Ahmed se porta muy serio, pero entiendo que lo hace para que las fotos salgan bien. Me pide que haga diferentes movimientos con mis manos o con mi cuerpo, incluso me dice como debo sentarme o pararme para que las fotos salgan bien.

No tardamos mucho, pues según Baadir en todas las fotos salgo perfecta. Issadora en cambio solo se ha limitado a estar cerca de él y tratar de hablarle, pero este no le hace caso en ningún momento y supongo que, por ese motivo, apenas terminamos de hacer las fotos, ella dice que tiene que irse a su curso. Nadie la detiene y parte de inmediato.




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