Se Paciente Conmigo |terminada|

28

ELIZABETH AYDIN

«No puedo creer que esté haciendo esto, pensé que nunca llegaría a casarme.»

La señora Zeynep, madre de Emir, desde que llegó a mi casa no ha parado de hablar sobre los preparativos de la boda. No me ha dejado elegir nada de la boda, ni siquiera la forma de mi vestido. Mi madre por supuesto, ha estado de acuerdo con ella en todo y no ha refutado ninguna idea.

No me sorprende que mi madre se haya tomado este día libre para hablar de los preparativos con la señora Zeynep, pues al fin y al cabo la fábrica donde trabaja pertenece a la familia de Emir.

Yo tampoco contradigo las "sugerencias" sobre la boda, al contrario, le doy la razón en todo y trato de hacerla feliz. A fin de cuentas, yo no estaré el día de la boda. Porque si, ahora pienso escapar. No importa qué consecuencias traiga o el peligro que corro al intentarlo, solo deseo escapar.

La idea surgió en el mismo momento en el que Emir me puso una mano encima. Pasé días considerando todas mis opciones y la única solución que encontré es que incluso si muero en el intento, tengo que escapar.

—... Entonces el juez dijo que... —aplauden y me sobresalto—, ¡Muchacha! ¿Me estás prestando atención? — dice molesta la señora Zeynep.

—S-sí, claro señora...

—Deja de llamarme señora —rueda los ojos algo molesta—, debes llamarme madre para ir acostumbrándome.

—Está bien..., madre. —trato de sonreír

—Bueno, a lo que iba es que el Juez del pueblo dice que solo tiene una plaza disponible en 12 días, justo un día antes del festival Saflık, así que estamos de suerte.

«No puede ser, es demasiado pronto»

—¿Por qué tan rápido? —digo y tanto mi madre como la señora Zeynep me regresan a ver como si hubiera dicho alguna barbaridad—, claro, si se puede saber.

—Se nota que no has escuchado nada muchacha — habla mi madre con desdén.

—No sé qué vio mi hijo en ti, eres demasiado torpe y distraída.

Ambas se sincronizan y empiezan a negar con la cabeza.

—Lo siento. —agacho la cabeza avergonzada.

—Lo que te estamos diciendo desde hace 2 horas es que tienes que casarte en 12 días porque si no lo haces tendrás que esperar hasta febrero del otro año. —toma un poco de té— El Juez nos dijo que no tiene más plazas disponibles hasta esa fecha y mi hijo quiere casarse lo más pronto posible, así que tienes que acatar los deseos de mi hijo.

—Y claro que ella acatará los deseos de Emir, siempre lo ha hecho —interviene mi madre muy sonriente—, y tal vez por eso su hijo la ha elegido, claro, a pesar de tener una infinidad de defectos.

«Vaya, gracias.»

—Si, creo que eso me gusta de ti..., hija —le cuesta decirlo—, que seas tan sumisa —suspira—, serás la esposa perfecta para mi Emir.

Ambas retoman la conversación de hace un momento y siguen hablando de los preparativos de la boda que faltan. Intento dar mi opinión cuando hablan de las flores que se usarán en la recepción para aparentar algo de interés, pero incluso ahí tanto mi madre como la señora Zeynep intervienen y escogen el tipo de flores que le gustan a Emir.

Cuando ya se cansan de hablar sobre la boda, empiezan a sacar temas triviales y presto más atención cuando mi madre saca el tema del hermano de Emir. Él era quien en realidad me gustaba cuando era pequeña, pero por cosas de la vida Emir se terminó fijando en mí y él se fue a la ciudad. Ahora ni siquiera recuerdo su voz. Los únicos recuerdos que me quedan de él es que era muy diferente a Emir, siempre fue un caballero y me trataba bien.

«Tal vez esté equivocada y él también sea como Emir..., si, es lo más seguro.»

—Ya quiero que sea el día de la boda, de seguro regresa Harun y quien sabe... —emite una pequeña risa—, tal vez mi Issadora termine llamando su atención y...

—Espero que no termines esa oración Nora. —amenaza la señora Zeynep

—¿Po-por qué? —dice apenada— ¿No crees que Issadora y Harun harían una hermosa pareja?

—No, claro que no —ríe sarcástica—, suficiente tengo con que una Aydin se una a mi familia, ya dos sería una completa desgracia.

Mi madre se queda anonadada por el comentario hiriente, pero aun así trata de mantener la calma y mostrar que no le dolió el comentario. Yo lo noto, pero de seguro la madre de Emir no.

Para tratar de calmar la situación, intervengo.

—De seguro su hijo ya tiene a una chica de la ciudad que le guste, no creo que haga falta que su madre le busque pretendientes.

La cara que pone cada una me demuestra que logré lo contrario a lo que buscaba.

—Si cariño, tienes toda la razón —habla orgullosa la señora Zeynep—, en la ciudad hay mujeres más hermosas y sobre todo más inteligentes que están detrás de él —ríe—. Sería absurdo que regrese para casarse con alguien como Issadora.

Mi madre me regresa a ver con enojo y yo trato de pedirle disculpas agachando la cabeza. Sé que no será suficiente, pero lo intento.

«Soy una tonta, no debí abrir la boca. Emir tenía razón, me veo mejor callada.»

Cuando la hora del almuerzo llega, alisto mis cosas para salir al voluntariado

Cuando la hora del almuerzo llega, alisto mis cosas para salir al voluntariado. Ahora mismo prefiero salir de mi casa sin comer a enfrentar a mi madre. Se que en la tarde tendré problemas, pero trataré de evitar su ira por el momento y la única forma es escapando.

—Adiós mamá, adiós seño..., madre.

—¿Por qué vas tan temprano? —dice mi madre mientras acomoda los platos en la mesa— Quédate a almorzar, tu suegra ha de querer hablar contigo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.