Sé que es mejor para ti.

Capítulo 17. La vida nueva y las caras del pasado. Elvira.

Como se dicen, los humanos somos unos animales de costumbres. Tenía que asegurarme de que un estilo de vida saludable se convirtiera para Leo en algo tan común, como respirar. Las primeras dos semanas lloriqueaba, se quejaba y, temo, que me maldecía, pero fue a entrenar todos los días.

 Cambié por completo la comida en el refrigerador de mi prima: en lugar de salchichón, apareció una pechuga de pollo, en lugar de chuletas - pescado, y en lugar de refrescos - frutas frescas. Al principio Olga se oponía, pero cuando le recordé, que ella debería ser la primera en apoyar a su hijo, cerró la boca y ya no me molestó.

Obligué a mi ahijado a cocinar su propia comida, para que él mismo supiera qué, cuánto y cómo comer. Durante nuestros programas de cocina, hablamos de todo. Él empezaba a abrirse.

 Descubrí, que Leo hablaba inglés bastante bien y eso me dio algunas ideas para el futuro. Un mes después, nuestras conversaciones íntimas finalmente cambiaron al inglés, sobre todo para que su madre no sacara las conclusiones erróneas.

Él y yo hicimos una rutina diaria, teniendo en cuenta que los entrenamientos aumentarán a cuatro horas diarias, y también las caminatas por las tardes antes de acostarnos. Olga también se ofreció como voluntaria, para ayudarle, ya veces acompañaba a su hijo cada vez al parque a correr.

El segundo plan de trabajo en el nuevo Leo, era elevar su autoestima del suelo, aunque Enzo ya me había ayudado en algo. Sentí, que mi ahijado comenzaba a enderezar los hombros, lo que significaba, que al chico le estaban creciendo las alas o músculos. Que las dos cosas me valían. Ahora tenía que encontrarle un trabajo adecuado y lejos de mamá, porque temía su mala influencia, cuando me vaya.

Le pedí a Leo que me descargara su juego y se lo envié a un amigo mío en Los Ángeles, para que le diera a esta "obra maestra" una evaluación profesional. Mientras tanto, estaba buscando una empresa adecuada para Leo en Roma y la encontré. El anuncio indicó que se trataba de una empresa joven y prometedora en el mercado del software. Ellos buscaban un empleado para el puesto de programador en el departamento de programas gráficos. Disfrazada de cliente, fui a esa empresa.

Saqué el auto del depósito de vehículos, pagando una multa, pero no le di las llaves a mi ahijado. Enzo le aconsejó caminar más. Por lo tanto, el coche lo poseía yo por completo y, con el tiempo, el Škoda y yo encontramos un lenguaje común y llegamos a un entendimiento.

Finalmente llegué a esa empresa que ocupaba dos pisos en un edificio de oficinas alto en el centro de negocios de la ciudad. "Un poco pequeña, pero hay que mirarla”, - pensé y, revisando mi aspecto, entré. Me recibió una chica muy agradable y me acompañó hasta el director, que resultó ser un joven de muy buen ver. Aprecié su apariencia y me pareció, que este era el líder que necesitaba a mi ahijado. Joven, creativo, activo, ambicioso, en una palabra, al que siguen y al que miran como líder. Como resultado, se suponía que Leo estaría así en un año y medio.

Pregunté sobre el estado de la empresa y sus perspectivas. El director, sin ocultarme nada, me acompañó por la oficina. Observé, que gran parte de los trabajadores era gente joven, menores de treinta años. Agradecí, diciéndole, que me gustaba todo y qué pensaría en su propuesta. Mentir, por supuesto, no es bueno, pero no tenía otra forma de averiguar a dónde enviar a trabajar mi ahijado. No quería que volviera al pantano, en que le metió su madre.

Salí de la oficina, casi a la hora de comer, miré mi auto y decidí que tenía que almorzar primero, de lo contrario, volvería a quedar atrapada en el atasco. Encontré un pequeño restaurante cercano y me pedí un menú vegetariano. Aquí comían los empleados de la misma empresa, y comencé a escuchar de qué hablaban. Al principio no entendía en absoluto en qué idioma se comunicaban, pero luego su conversación se volvió muy interesante.

Comenzaron a hablar de la vieja esposa de su joven y guapo jefe. Me sorprendí bastante, porque un hombre así podría enamorar a cualquier chica. Este descubrimiento, mi interesó y yo puse la oreja a la conversación de dos chicas.

- Después de la última operación estética, Victoria se convirtió aún más parecida a una bruja. – dijo una.

- Ella piensa, que su joven esposo se casó con ella por su gran belleza, tienen veinte años de diferencia, – se rio la otra, - per eso él anda detrás de Inna del departamento financiero.

- Y no solo de Inna. Yo escuche, que también estuvo con Liria.

Ahora mi primera impresión, causada por señor Leone, desapareció. Tales matrimonios no eran de mi agrado en absoluto, porque se mantenían a base de dinero. De verdad, no entendía a las mujeres, que compraban maridos jóvenes, aunque las conocía bastantes en Los Ángeles.  Puedes tener un amante joven, pero no un esposo, porque eso significaba siempre estar tres personas durmiendo en una cama: tú, el esposo y su amante. Y como soy posesiva por naturaleza, no permitiría que otros toquen lo mío.

Inmediatamente se me ocurrió la idea de visitar a esta pobre mujer. Cuántas veces he visto rostros, alguna vez hermosos y desfigurados con un bisturí, por el simple deseo parecer más joven. Si crees, que solo las actrices y la gente importante no están dispuestas a perder su belleza, estás profundamente equivocado. Ninguna mujer se negará a quitar unos años, incluso a pesar de los riesgos. Pero hay pocos buenos cirujanos plásticos en el mundo. Puedo contarlos con mis dedos de una mano.

Comencé a buscar en Internet toda la información sobre el señor Leone y su esposa. De repente, desde la pantalla del teléfono, los ojos malvados de Victoria, mi madrastra, me miraron. “¡Caray! ¡Eso es una sorpresa inesperada! ¡Pero definitivamente es una bruja!" - pensé, y el pensamiento de venganza ya había despertado en mi alma.

No planeaba vengarme de Victoria, no porque fuera tan buena y comprensiva como la Madre Teresa, simplemente tenía cosas más importantes que hacer y, para ser honesta, no pensaba en ella en absoluto. Solo que ahora había llegado el momento. Quería toda la información, que pudiera obtener sobre su vida durante los últimos veinticinco años. Y para ello necesitaba la ayuda de Leo.




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