Sé que es mejor para ti.

Capítulo 19. Fabiola “Princesa Leia”. Elvira.

Mientras hablaba con Simón, en el jardín salió una cierta persona insolente, que desde el primer segundo comenzó a insultarme.

- ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Quién te permitió andar por la casa y hablar con mi gente? - me gritó.

- Disculpe, pero ¿quién es usted? - Le pregunté con voz tranquila.

“No puedes sacarme de quicio poniéndote histérica, niña. He escuchado y visto tantos de ellos en los últimos años, que podría soportarlo fácilmente sin levantar la ceja.”- pensé sonriendo.

- Soy la dueña de esta casa, - respondió desafiante la niña, cuyo rostro me resultaba familiar.

Entendí perfectamente, que era la hija del doctor.  

- Incorrecto. El dueño de esta casa es su padre y él me invitó amablemente, - respondí, - y si se llega a eso, no camino por su casa, sino que estoy en el jardín, que es un lugar abierto para invitados, según todas las reglas de buena educación internacional, - le sonreí con una sonrisa de Bagheera, de “El libro de la selva”, esta situación me divertía.

- Pero, ¿Por qué estás en mi ropa? - la niña no se calmó.

- ¿Usted prefiere, que ande por aquí desnuda?

- ¿Cómo te atreves de hablar me así?

- ¿Qué le disgusta de mi tono? No le humillo, no le "tuteo", no le grito, no alzo la voz. ¿Qué le disgusta? - respondí con calma, era tan fácil sacar la de quicio.

- Sí, no me gusta para nada que usted esté aquí, - continuó, pero noté que la chica ya había dejado de "tutearme". – ¿Que inventó, que mi padre le permitió entrar en nuestra casa?

- Su padre me roció con barro con su auto y arruinó mi ropa, pero fue tan amable, que me sugirió que usara su ropa para que pudiera lavar la mía, - le expliqué sin levantar la voz, - cuando recupere mi vestimenta, estaré encantada de abandonar su casa.

- Pero él no está aquí, hace tiempo que marchó, - sentí duda en su voz.

- Usted debe ser su hija, me advirtió, cuando se fue a la clínica, - continué tranquilamente, - créame, aquí estoy por la fuerza de la situación.

Yo la entendí. A mí tampoco me gustaría ver a una mujer desconocida, que venga de la nada, en mi casa. "¡Eh! Si me hubiera enfrentado a Victoria así en aquellos tiempos, tal vez mi historia hubiera tenido un final diferente", - pensé de repente.

-Está bien, pero tan pronto, como su ropa esté lista, desaparecerá de esta casa para siempre, - dijo esperanzada.

- Definitivamente. Su padre no me interesa para nada como hombre, eso sí cree, que tengo algún interés en él, - me reí.

- Entonces, ¿qué hacía aquí? - no se calmó.

- Tengo un cliente aquí. Soy Elvira Brown, la creadora de imágenes, por cierto, soy muy buena, - dije, publicitándome. Este es un hábito puramente estadounidense - siempre y en todas partes buscar oportunidades para promocionar su negocio. - Tenía una cita, pero debido a la negligencia de su padre, tuve que cancelar la reunión, porque era indecente aparecer frente a un cliente con la ropa sucia. Como ve, solo yo, soy la única perdedora. - Respondí amablemente.

Con estas palabras mías, sucedió un cambio increíble en la niña. De repente, pasó de ser una bestia a una admiradora fanática del equipo de fútbol americano.

- ¡¿Usted es Elvira Brown?! ¡No puedo creerlo! ¡En mi casa! ¡La misma Elvira Brown en persona! - ahora la niña gritaba de alegría, - Lo siento, no le reconocí. Mi comportamiento era horroroso. ¿Puedo tomarme una foto con usted? Me llamo Fabiola.

- Sí, por supuesto, - respondí, completamente conmocionada de gran cambio en su comportamiento.

- Nosotras, las chicas de la academia del arte, leemos todos sus artículos y posts en el Twitter, - explicó.

Sabía que en los Estados Unidos mi empresa y yo éramos bastante conocidos, pero ni siquiera podía imaginar, que mi popularidad llegara a mi hogar, en el sentido literal de la palabra. "Esto es todo por Megan y su nuevo programa de publicidad. Merece que le aumento su salario", pensé.

-Estoy muy contenta de que les gusten mis ideas, - respondí.

- Sí, mucho, - admiró ella. - Vamos, le mostraré mis dibujos.

- ¿Qué, disculpe? - No entendí.

- Bueno, mis dibujos. Estoy estudiando para ser diseñadora, pero mi sueño es convertirme en una creadora de imágenes, como usted, - la chica me llevó a la casa, - yo decidí cambiar la apariencia de Bruce Willis.

- Pero él no quiere cambiar nada, - me reí, pero la seguí a la casa.

Me condujo a la habitación, que alguna vez fue mi dormitorio. Todo era diferente allí ahora. “En esta habitación no quedó nada de mí, ni siquiera recuerdos, hay fotografías de otras personas en las estanterías, ¿Dónde estarán las mías?”- pensé y miré a una de ellas.

"¡Esta es "Princesa Leia!", la princesa de nuestro Leo, de verdad, el mundo es un pañuelo." - exclamé por dentro.

- Mire, mire, - dijo la niña, entregándome un álbum con dibujos.

Miré, pero no me impresionaron en absoluto. Pero ahora tenía la idea de convertirme en su amiga, aun sin saber para qué. A lo mejor sería más fácil para mi ahijado ganarla, y para mí descubrir, si ella vale esa victoria y si es una verdadera "princesa".

Mi invitó a una taza de café, le di mi teléfono y le prometí encontrar tiempo para venir otra vez y tomar algo con ella y sus amigas. En ese momento, Valentina me trajo mi ropa limpia y planchada, me cambié y despedí de la chica.

Increíble, que este viaje a mi pasado me llevó al futuro, pero de esto yo aun no lo sabía. Ahora me preocupaba solo una cosa, ¿dónde encontrar a Victoria? Tenía que hablar con Leo, posiblemente me podría ayudar en esta búsqueda.  




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