Sé que es mejor para ti.

Capítulo 26. Amores imposibles y descubrimientos raros. Leonardo.

Yo no podía descifrar el plan de Elvira. Le pedí, que hablara con mi madre, para que dejara la idea de cortejar a Enzo, pero cuando ayer ella misma apoyó a mi madre en invitar el entrenador, me sorprendí. Pero confiaba en ella y estaba seguro, que Elvira tenía un plan astuto.

Entendí perfectamente, que Enzo accedió a la invitación para almorzar en mi casa, solo teniendo en cuenta el hecho, de que Elvira estaría presente. Pero cuando ya estábamos entrando en el portal, mi madrina salió corriendo con una disculpa, de que tenía una reunión muy importante que no podía rechazar, por lo que todos almorzaríamos juntos la próxima vez. La cara de mi entrenador cambió de inmediato, todo su interés desapareció.

“¿Qué va a hacer mamá ahora? ¿Que inventó Elvira? A lo mejor, lo hizo para que mamá se notará el disgusto de Enzo y quitará las tonterías de la cabeza.” - pensé, invitándolo a pasar al apartamento.

Pero mi madre no quería ver nada, traqueteaba sin cesar, sin entender que se hacía pesada, y me obligaba con la mirada, para que fuera a mi habitación y los dejara a solas. Toda su actuación me puso de los nervios. "¿Cómo ella iba a imponerse así? Estaba claro, que Enzo no estaba interesado en ella. Que permanecía en la mesa solo por cortesía y realmente quería irse para no escucharla,” - pensaba con disgusto y me sentí mal. Me quedé inmóvil, aunque de los ojos de mi madre ya brotaban chispas de ira.

- Leo, ¿has olvidado que tienes que ayudar a Elvira? - dijo ella, ya claramente insinuándome, que debería dejarlos en paz.

- Oh, me olvidé por completo. Tengo una sesión de entrenamiento en una hora, - dijo Enzo de repente, aparentemente asustado por la presión de mi madre, y sobre todo por la posibilidad de quedarse a solas con ella. Se levantó de la mesa.

- Bueno, ¿por qué vas tan pronto? Aun nos queda probar el postre, – seguía mi madre.

- No, gracias, Olga, - contestó Enzo.

- No acepto un rechazo, deberías probar este helado, - lo interrumpió y se rio, me pareció, antinatural.

- Perdóname, Olga, pero realmente tengo que irme, - respondió Enzo. - Quizás la próxima vez, cuando estará Elvira.

- Ah, Elvira. – repitió mi madre pensativamente.

- Si, mamá, Enzo quería hablar con Elvira, - dije, poniendo un punto y final a esta comida tan pesada.

Lo acompañé a la salida y regresé a la cocina. Mamá se paró junto a la ventana y miraba a Enzo que se alejaba.

- ¿Mamá, explica que significa todo esto? - comencé a regañarla. - ¿No te queda ni una pisca de orgullo?

- No me queda nada, hijo, ahí, se fue mi última esperanza, - dijo en voz baja.

Me acerqué a ella y la abracé por los hombros.

- No digas eso, aún lo tendrás todo. Simplemente, Enzo no es para ti, es mejor que te enamores de otra persona, - traté de calmarla.

- ¿Qué sabes tú sobre el amor? No lo ha probado todavía, consejero, - mamá se alejó de la ventana y empezó a limpiar la mesa. - Será mejor que vayas a buscar la información sobre la madrastra de Elvira.

- ¿Estas bien? – pregunté con duda.

- Si, hijo. Ahora estoy bien. Lo que es imposible, mejor olvidar pronto. – sonrió tristemente.

Entré en la habitación y pensé en las palabras de mi madre. Yo, igual que ella, amo a una persona, que no es para mí. Incluso si cambio y me convierto en "Astro", quién me daría garantías de que entonces, ella me amaría. Sin darme cuenta, yo mismo, fui a su página de Twitter. Dos últimos meses yo no tuve fuerzas ir como antes de espiarla, tampoco tuve tiempo para jugar con ella, aunque seguimos charlando en el chat. Cuando abrí su página no solo me sorprendí, me abrumé de lo que vi.

 En primer plano de su historia había una fotografía de Fabiola abrazando a mi madrina. "¿Cómo se conocieron?" - pasó por mi cabeza. Empecé a mirar y leer todo lo que escribía. Resultó, que a Elvira le había enviado una conducción espiritual. Bueno, cualquiera podría creer en eso, pero yo no. Mi madrina, por supuesto, es una bruja, pero no vuela en un palo de escoba y no cree en la conducta espiritual. Así que fue a su casa especialmente por algo.

Empecé a buscar toda la información sobre la casa. El padre de Fabiola se la compró a un tal Jacobo Massini. Empecé a buscar la información sobre él. Resultó ser un abogado, que tenía su despacho en Roma. Me imaginaba, que era un testaferro de alguien más importante. De nuevo mi investigación me llevó a un callejón sin salida.

Por casualidad busqué este sitio en Google maps. El edificio, que estaba en la dirección, era una galería del arte.  "La Galería Victoria" estaba escrito en la fachada. Me pareció muy interesante esta coincidencia. A la madrastra de Elvira también se llamaban Victoria.  Introduje el nombre de esta galería en buscador y vi que dentro de unas dos semanas anunciaban una exposición de un pintor-impresionista.  Comencé a buscar más y encontré, que la dueña era Victoria Carter, la madrastra de Elvira. Era muy raro todo. Estaba buscando el abogado, pero encontré a la que no esperaba.

- Elvira, encontré información sobre Victoria. - Le dije, cuando ella entró por la puerta.

- Vamos, dímelo, - se interesó, pero noté una tristeza mortal en sus ojos.

- ¿Te pasó algo? - pregunté.

- No, nada, dime lo que tienes.

- Todo es muy raro. Después de la muerte de tu padre, Victoria vendió la casa al abogado Jacobo Massini. Pero no sé, si es realmente un abogado, porque la dirección que tiene, en realidad es una galería.

- ¿Qué extraño? A lo mejor cambió la dirección, pero no cambió los datos.

- Puede, pero la dueña de esta galería es Victoria Carter. Ahora él es dueño de ella, porque le pertenece el setenta por ciento de las acciones. Pero hay poca información sobre él. Con el dinero recaudado, Victoria abrió una galería de arte,

- Extraño, si es. – respondió Elvira. - Nunca imaginé inclinaciones artísticas en ella, aunque tampoco estaba completamente interesada en procesos químicas y farmacéutica. Victoria no era una mala contable, ¿pero galerista? Lo más probable, es que alguien la haya aconsejado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.