Sé que es mejor para ti.

Capítulo 27. Más cambios. Elvira.

Cuando entré en la habitación de Olga y vi la caja de bombones y media botella de Fernet vacías, entendí que su ánimo estaba por los suelos, aunque quería esconder lo que sentía realmente. Pero para mí no se escapó, que mi prima estaba dolida y, como explicó Leo, Enzo le dio entender, que estaba más interesado en mí, que en ella. Conseguir una rivalidad tonta, no entraba en mis planes, pero dejarla en este estado tampoco podía. Tenía que hacer algo.

- Olga, ¿tu encontraste el teléfono de Mario? – pregunté lo primero, que entró en mi cabeza.

- ¿Para qué? ¿Para ver su cara llena de felicidad con su mujer? – dijo con amargura.

- Te expliqué otro día, que es necesario. ¿Tú quieres ver a tu hijo feliz? Eres tú, quien le quitaste el padre, ahora tienes que arreglarlo.

- Claro que quiero, pero no puedo llamarle.

- ¿Por qué?

- ¿Tu no entiendes? Claro, a ti nadie dejo por la otra, tú no sabes cómo es, cuando te dicen en la cara, que no te quieren, que prefieren la otra, la más guapa y más joven. – empezó a salpicar el veneno de la amargura Olga.

Sabía, que esto podría pasar, a todos pasa, aunque pensaba, que mi prima era un poco más inteligente. Cuando Antonio y mi madrastra me rompieron el corazón, Olga no estaba en la ciudad y yo no sabía, si mi tía le contara todo después.

- Estas muy equivocada, a mí también me dejaron, pero no solo por una mujer, sino por el dinero, que yo no tenía. Y segunda vez me dejaron, porque no puedo tener hijos.

- ¿Como?

Tenía que contarle todo sobre Antonio y sobre mi exmarido. De repente ella se abalanzó sobre mí y empezó a pedir perdón, diciendo, que era una tonta egoísta, que imaginó las cosas que no eran y ctra.

- La vida te golpeó, pero no tan fuerte como a otros. Créeme, hay historias mucho más tristes que la mía, así, que no te quejas, porque aún tienes ganas de enamorarte y, por lo menos, tienes un hijo, que te quiere. – dije.

- Tienes razón, tengo que llamar a Mario y arreglarlo con Leo.

- Y para que te sientes más segura de sí misma, mañana vamos al centro de belleza, como prometí.

Al día siguiente en lugar de ir a la fábrica de mi padre, tenía que pasar todo el tiempo con Olga. Primero fuimos al centro de belleza, donde le hicieron tratamientos de todo, digamos, la rejuvenecieron de pies a cabeza, aunque teníamos pasar allí unas cuatro horas. Pero resultado valía la pena. Después de unas mascaras faciales, de cambiar un poco el color de pelo y peinado mi prima realmente se veía más joven.

Faltaba solo cambiar la vestimenta por una más juvenil y moderna, por eso fuimos de compras en un centro comercial, donde por la casualidad encontramos a Fabiola con una de sus amigas.

- ¡Elvira! ¿Qué estás haciendo aquí? – exclamó la chica.

- Venimos a buscar nuevo look para mi prima, Olga, – dije y pensé, que esto podría ser buen momento de conocer a su futura nuera. – Por cierto, Olga, es Fabiola una chica con un futuro brillante.

- Encantada, - respondió mi prima y dio dos besos a Fabi.

- y, ¿Que hacéis vosotras? – pregunté.

- Nada especial, solo miramos las nuevas colecciones, - respondió Fabi. – Si queráis, podemos ayudaros a escoger.

- ¡Perfecto! ¿Entonces puedo confiar en ti con mi querida prima? – pregunté a Fabiola.

- Por supuesto, será muy interesante. – Las chicas estaban encantadas.

Olga me miró con un poco de desconcierto y duda, pero no dijo nada. Después del centro de estética, me confió completamente su vida.

- Tengo que ir a un lugar y regresaré en dos horas. Mientras tanto, podéis mirar, probar, elegir algo interesante.

- Sí. Sí. Por supuesto.

- Olga, te dejo en las mejoras manos. – sonreí a mi prima y fui a la fábrica de mi padre.

Cuando llegué al polígono industrial, entendí, que no pude situarme y encontrar la empresa “Farmpack”. Todo cambió muchísimo. Me paré cerca de un almacén, con el pretexto de preguntar a alguien.

- Disculpe, - le dije a la mujer de mediana edad. - ¿Cuánto tiempo lleva trabajando aquí?

- Sí. Desde hace quince años. ¿Por qué está preguntando?

- Verá, estoy buscando una empresa que estuvo en este campo de entrenamiento hace veinte años “Farmpack”.

- Para ser honesta, no recuerdo a esa empresa, aunque tenemos una persona que trabajó aquí antes que yo, - dijo la mujer y se fue.

Cinco minutos después volvió con un viejo.

- Este es señor Pasquale, trabajaba para “Trisilla” el más antiguo almacén en nuestro polígono.

- Me gustaría saber algo sobre Farmpack. ¿Recuerda una fábrica así? – pregunté.

- ¿Farmpack? Así que fue cerrado en la década de 2000. Hubo algunos problemas con la policía. - dijo, y se quedó en silencio.

- ¿Y qué hay ahora?

- Almacén de materiales de construcción.

- Gracias.

Ahora entendí, porque Leo no encontró ninguna información sobre la empresa de mi padre. Ella no existía ya unos veinte años. No tenía más que hacer en este lugar, por eso volví al centro comercial junto a mi prima y las chicas.




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