Sé que es mejor para ti.

Capítulo 33. La historia de la familia Carmona. Elvira.

Toda la noche no pude dormir tranquila. Entre preocupaciones por Leo y planificación una charla con él sobre el sexo, yo de repente empecé a pensar en Davide. Por mi estupidez y orgullo me quité una posibilidad de sentir algo romántico y divertido. Recordé su cara hermosa, su olor de colonia, su abrazo, mi beso y de nuevo sentí ganas de él. “Ya es tarde, le ofendí, a parte, no quiero nada serio, tengo más cosas más importantes que hacer,” – me convencí, tratando de calmar el fuego innecesario que comenzaba a encenderse en mí.

Me quedé dormida casi a la madrugada, pero por la mañana me despertó el timbre. Yo aun pensaba, que alguien abre la puerta, pero nadie estaba en casa. Con pocas ganas me levanté de la cama y fui abrir. Era un mensajero, que trajo la invitación para la cena en casa de mi madrastra este fin de semana.

 Una sonrisa malvada y satisfecha apareció en mi rostro. “Quiero que se siente lo que yo sentí. Tengo que encontrar las pruebas de infidelidad de su joven marido. ¿Como se llamaban aquella chica de su empresa?” – pensé y fui a la habitación de Leo.

Él ya no estaba, marchó al gimnasio. Intenté de encender su ordenador, pero era imposible, después de que yo espié un poco, el listo cambió todas las contraseñas.  Luego preparé el desayuno y llamé a Megan.

- Hola, cariño, otra vez te llamo de noche, lo siento.

- No pasa nada, ya me voy acostumbrando. – contesto ella con alegría.

- ¿Encontraste lo que te pedí?

- Si, Victoria Carter trabaja con la Galería Blums. De vez en cuando ellos hacen unas exposiciones conjuntas, de veces prestan unos cuadros, por eso viste aquel cuadro de Lautrec. Los Blums lo prestaron para una exposición y Victoria debe devolverlo en un mes. - respondió Megan. – Pero, ¿Qué quieres hacer?

- Tranquila, no voy a hacer nada ilegal. ¿O pensabas que voy a robar el cuadro? – me reí.-  Solo quería saber con quien trabaja y que contrato tiene, en que condiciones, para probar presionarla y sabotear alguna que otra compra-venta importante, o encontrar alguna irregularidad en pago de impuestos.

- Entonces, tienes que hablar con su aseguradora, ellos son muy listos, saben todo, y pueden hacerte útil. Todas las transacciones pasan por ellos.

- Muy bien, encuéntrame sus contactos, - pedí otra vez.

Era lo que quería. Sabía como quitarle la galería, solo tenía que encontrar un punto débil y golpear allí. Cuando colgué el teléfono, él sonó otra vez. Vi la pantalla y apareció el número de Fabiola.

- Hola, cariño. ¿Qué tal?

- Elvira, ¿podemos vernos hoy? Realmente necesito tu consejo, más bien petición, - preguntó la chica.

- Lo veo difícil hoy para mí, no lo sé, - al principio quise negarme, porque quería ir a la capital y buscar la amante del marido de mi madrastra.

Pero en este momento recordé, que dentro de tres días tenía que ir a la cena con Victoria y no tenía nada adecuado que ponerme. No pensaba poner el mismo vestido dos veces. Fabi encontró perfecto look para mi prima, estudiaba para ser una diseñadora de moda, lo que significaba que debería conocer todas las boutiques caras de la zona, por eso le dije:

- Está bien, encontraré el tiempo para ti, querida, pero también necesito tu ayuda.

- ¿Mía? - la niña no creía en su suerte.

- Sí, tengo una reunión muy importante en tres días, necesito lucir algo impresionante, pero no sé dónde se puede comprar prendas adecuadas, - le expliqué.

- ¡Claro! Por supuesto, te ayudaré. Con mucho gusto y alegría, - respondió ella.

- Entonces, en media hora, ¿te recojo en casa? - Le pregunté.

- Sí, estaré lista, - respondió Fabiola con entusiasmo.

Estaba invitada a cenar en casa de Victoria, mi enemigo número uno. Quería lucir impresionante, pero al mismo tiempo no provocativa. ¿Cómo hacerlo? Si mi insustituible Bree estuviera aquí, no me preocuparía por el resultado. Bree era la mejor shopper de “MWM” y me costó mucho trabajo atraerla hacia mí. Era increíble, sabía de un vistazo lo que necesitaba a sus clientes. Sabía elegir un traje, que se adaptara a la ocasión era muy importante. En primer lugar, era necesario encontrar la armonía entre su mundo interior y su apariencia exterior, siempre acordado con el sitio, donde se celebraban algún evento. Bree en esta área era como un pez en el agua.

Necesitaba un personal shopper, que me ayudara a encontrar lo más conveniente y también me ahorraría el tiempo significativamente, porque necesitaba encontrar pruebas contra el marido de Victoria. Por eso mis esperanzas eran metidas en Fabiola, que me ayudaría rápidamente encontrar un traje digno de una reina.

Media hora después, ya estábamos sentados en el coche de Leo y conducíamos hasta la primera boutique, que Fabiola me había indicado.

-Entonces, ¿qué consejo necesitabas? - Le pregunté.

- Eso, después, primero compraremos un traje para ti, y luego, nos sentaremos en algún lugar, tomaremos un café y te lo contaré, - me dijo.

Sospechaba, que preguntaría por su padre, por eso decidió posponer la difícil conversación para más tarde.

Fabiola resultó ser una buena asesora en campo de la moda. Dos horas después, puse una bolsa con un precioso mono de color turquesa en el maletero del coche. Era exactamente lo que estaba buscando: brillante, pero no desafiante, sexy, pero no atrevido y el color era muy adecuado para mi cabello castaño. Fabiola también me aconsejó una buena peluquera, cerca de cuyo salón entramos a una cafetería para tomar café.

- Gracias Fabi, me ayudaste mucho, cuando te gradúes de la academia, te invitaré a mi empresa, para hacer unas prácticas con Bree. Ella es la mejor especialista en este campo. - Agradecí a la niña.- ¿Ahora dime qué te preocupa?

- ¿Ni siquiera sé por dónde empezar? - suspiró y yo noté que ella estaba muy nerviosa.

- Bueno, puedes empezar por mi generosa oferta de pasar un año en Estados Unidas, - me reí.




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