Sé que es mejor para ti.

Capítulo 34. Los sueños y el amor. Leonardo.

Por la tarde, cuando volví del entrenamiento, me llamó Franco, el policía, que investigó el caso de pelea en el parque. Me pidió, que les ayudara con una cosa. Necesitaban un experto para reconocer, si un video estaba editado o, no. No podía pedirle a un experto policial para que hiciera esto, porque este video no se obtuvo, por así decirlo, de una manera completamente legal. Como tenía tiempo libre, acepté, especialmente porque también quería pedirle un favor. Me interesaba mucho ese abogado Jacobo Massini y “Farmpack.”

Cuando miré el video, noté algunas inconsistencias. Habiendo ampliado un fragmento, le mostré a Franco dónde se reemplazó el marco del video.

- No es un mal trabajo, pero es una edición, cortaron un trozo y después pegaron, - concluí.

- Gracias amigo. ¿Quizás una cerveza? - él sugirió.

- No, gracia, pero puedo tomar un café, - respondí.

- Muy bien, - dijo Franco.

- Bueno, sí, quería pedirte un favor.

- Como te debo no solo una, si no dos, te ayudaré, - respondió él sonriendo.

- Escucha, ¿se puede de alguna manera descubrir todos los entresijos de una persona?

- Por supuesto, la base de datos tiene todo sobre todos, - dijo el policía con orgullo.

- ¿Puedes encontrar los datos de un abogado en esta base de datos? - pregunté con cautela.

- Claro, pero no se puede mirar sin orden judicial, - comentó y sonrió.

Esta sonrisa suya me dio la esperanza de que todavía era posible prescindir de la orden. Le conté brevemente lo que me interesaba.

- Vale, lo haré, pero como tú mismo dices, que podría ser un testaferro, no creo, que encontraré nada interesante. Siempre ponen la gente insignificante para este trabajo. Tampoco habrá mucha información sobre “Farmpack”. Veinte años son muchos años.

- No importa, cualquier información, es mejor, que nada.

- Te llamaré, cuando descubro algo. – dijo Franco.

- Gracias.

Volví a casa y vi a mi madrina con un enorme ramo de flores, junto al padre de mi Princesa. De sorpresa me paré, sin saber, si ir adelante, si saludarlos, si dar la vuelta. Pero ella me vio y gritó.

- Leo, cariño, puedes llevar estas maravillosas flores a casa y ponerlos en agua.

- Y donde yo encuentro un jarrón de este tamaño, - murmuré.

- O, perdona, no te presenté a mi sobrino y ahijado, Leo. - se dirigió a Carmona. – Leo es señor Carmona, un amigo mío.

“Aja, ningún amigo regala tantas flores, si no es para un funeral, aquí hay tema,” – pensé, pero en voz alta dije, que estaba encantado de conocerle, y pregunté si quieren entrar en casa.

- No. Davide, me invitó a una fiesta popular en Castel Gandolfo, así que no me esperas para cenar.

- Ni esperaba hacerlo, porque veo, como te mira Carmona, lo único que me interesa, es saber, como tú, mi querida madrina, juntaste primero con Fabi y ahora con su padre. ¿Para qué? ¿Estas tramando algo? – le susurré, cuando le cogía las flores.

- Hablamos cuando vuelvo, - respondió y, mirando al doctor, preguntó, - ¿Nos vamos?

- Si, claro, - dijo Carmona y la llevó a su coche.

“Increíble, mientras yo intento averiguar algo sobre su pasado, ella se divierte o está planeando algo. Espero, que no me perjudicaría,” – pensé, entrando en casa.

No podría dejar de sentir la curiosidad, por eso entré en el chat, para hablar con Fabiola.

Astro: “Hola princesa, ¿qué tal?”

Princesa Leia: “Astro, que bien que entraste, últimamente, no te veo por aquí.”

Astro: “Tengo poco tiempo ahora.”

Princesa Leia: “¿Problemas?”

Astro: “No, simplemente, tengo mucho trabajo.”

Princesa Leia: “Te echaba de menos.”

Astro: “Yo también, porque eres muy importante para mí. Recuérdalo siempre.”

Princesa Leia: “Sabes, me gustaría encontrarme contigo y hablar cara a cara.”

Astro: “Pero es mejor dejar todo aquí, en la vida real todo podría parecer de otra manera. ¿Te pasó algo?”

Princesa Leia: “No sé, mi padre parece, se enamoró de una mujer.”

Astro: “Enamorarse es bueno, todos podemos caer en esa situación en algún momento de nuestra vida.”

Escribí recordando las famosas frases de mi madrina.

Princesa Leia: “No se trata de que sea bueno o malo, sino que quizás no sea el indicado. Temo que, cuando sus sentimientos afloran, ya será tarde para arrepentirse.”

Astro: “¿La viste? ¿No te gustó?”

Princesa Leia: “No, al revés, ella me gustó mucho, pero hoy me dijo, que no piensa enamorarse de mi padre, porque tiene que volver a Estados Unidos”.

Astro: “¿Es aquella estilista estadounidense, de que me hablaste?”

Princesa Leia: “Si, ahora no sé qué hacer. No quiero verlo hundido otra vez.”

Yo tampoco sabía, porque no entendía en que juego estaba jugando Elvira. No podía imaginar, que ella se enamorase de Carmona. Elvira era como un iceberg, en lo que se trataba de sentimientos amorosos. Incluso ayer por la noche, cuando me dijo, que la rechazaron, no sentí pena, solo molestia por este hecho. ¿Para qué fue con él hoy?

Astro: “Sabes, pienso, si ella es buena persona, entonces, encontrará palabras para tu padre y explicará, que lo suyo es imposible.”

Princesa Leia: “De verdad, que difícil es amar.”

Astro: “¿Amas a alguien?”

Princesa Leia: “Hace un par de meces pensaba que sí, pero no lo era.”

Astro: “Cuéntame lo que te paso con él.”

Yo no lo sabía para que pedí. Perecía a una sesión de masoquismo total.

Princesa Leia: “En realidad no hay nada que contar. Era un chico de mi academia, una estrella del rock, me enamoré de él, mejor dicho, de ese poderoso sentimiento, que convertía a quien amas en quien sueñas. Después entendí, que era malo, pero tenía las expectativas sobre cambios de su conducta por amor a mí. Me equivoque. La gente no cambia, eso me dijo una mujer inteligente.”

Me imaginaba de que mujer se trataba.




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