Sé que es mejor para ti.

Capítulo 37. Unos líos de cuidado. Leonardo.

Después de que Elvira me abrió el gran secreto de los orgasmos femeninos y rompió en mil pedazos mis equivocadas ideas sobre el sexo, adquiridas de las películas para adultos y artículos de internet, entendí, que no sabía nada. Era un descubrimiento asombroso. Si, antes tenía miedo, de hacer algo mal, ahora tenía mucho más temor de no entender correctamente, lo que ellas quieren.

- No te obsesiones con esto, las mujeres, somos el reflejo de los deseos de los hombres. – sonrió Elvira. – Nos encanta escuchar, como nos desean. Recuerda, la lengua es tu arma secreta y no solo en plan técnico. La estimulación por medio de las palabras también juega un papel primordial, y junto al toqueteo puedes empezar a jugar con la voz… Susurrar al oído frases bonitas o guarras, que despierten la libido y que eleven la temperatura del encuentro.

- ¿Guarras? – pregunté.

- No pongas esta cara, cariño. De gustibus et coloribus non est disputandum.

- ¿Qué?

- Es latín, significa “De gustos y colores no hay que disputar”. –  se rio ella.

- No me pongas mas difícil, con tus cosas de sabiduría. Ya estoy peor que antes. – me enfadé.

- No te enfades, solo quería distraerte un poco, porque te veo muy abrumado por la información. La primera vez normalmente no sale como esperas, así que déjate llevar, comunícate con la chica, escúchala, mírala y todo va a salir bien. La confianza se coje con la práctica.

- Gracias, querida madrina, me tranquilizaste. – dije con sarcasmo.

En este momento le llamó Carmona y ella, a pesar de lo que dijo ayer, con muchas ganas empezó a prepararse para el encuentro.

-Seguiremos mañana. – dijo y se encerró en la ducha.

 ¿Cómo entender a las mujeres? Si ellas en menos de veinte horas cambian de opinión. Ayer Elvira decía, que no debería verlo, y hoy estaba tan entusiasmada de volver con él. Y eso no digo de mi madre, que nunca salía, pero ahora una semana entera desaparece por las tardes y vuelve de madrugada con una sonrisa tonta. ¿Qué está pasando con ellas?

Para despejar un poco la cabeza, fui a visitar a Franco, para preguntar, si él encontró algo interesante, sobre el abogado o la empresa del padre de Elvira.

-Hola, amigo. – exclamó Franco, cuando yo entré por la puerta. – Quería llamarte yo, pero viniste tú mismo.

- ¿Encontraste algo?

- Si, del Massini por ahora nada. Llevo unos cuantos días sin tener acceso al censo de colegiados. Lo he intentado por colegio profesional, pero nada. Solo conseguí con el acceso mediante identificación profesional como letrado por ACA, dejé la información, pero hay que esperar la respuesta. – dijo él. – Pero encontré una información muy interesante sobre “Farmpack”. Salió una historia muy confundida.

- Cuéntame, que pasó con ella.

- Fundador de esta empresa, tal Pasquale di Nizzo.

- Si, es padre de mi madrina. – dije.

- Entonces, él murió en un accidente de tráfico hacía veinte cinco años más o menos, y su empresa paso a manos de su mujer, que era un poco raro, teniendo en cuenta, que tenía una hija.

- Eso ya lo sé, Pasquale desheredó a su hija, dime, ¿qué paso con la empresa después? – pregunté con impotencia.

- Espera, ahora vienen curvas. – se rio Franco. – La joven viuda no esperó mucho y se casó de nuevo con tal Luiggi Kovalsky, que de aquella trabajaba en ayuntamiento, como jefe de inspección provincial de Seguridad Social. Con tal motivo, la “Farmpack” se convirtió en un proveedor de medicamentos para toda provincia.

- ¿Pero no era una empresa grande?

- Claro, que no. Allí está el enigma. En un año esta empresa consiguió unas ayudas públicas, que llegarían para tres empresas como esta y no entregó ni una caja de vitaminas.

- Por eso pillaron a Kovalsky, - deduje yo.

- Si, pero su mujer salió impune, porque alguien incendió la fábrica. Eliminando todas las pruebas. Los informes dicen, que encontraron algunas sustancias, pero ni sobre la cantidad, ni análisis químico no había nada, tampoco los documentos en el caso.

- Entonces, ¿a Victoria no quedó nada? – pregunté.

- Esto es otro enigma. La fabrica estaba asegurada en una aseguradora un poco “negra”.

- ¿Cómo?

- Que trabajaba para la mafia, pero con todas las reglas del mundo y un ejército de abogados. Estas empresas usaban para blanquear el dinero. Lógicamente, esta aseguradora debería pagar a la dueña de “Farmpack” un dineral, pero, resultó, que era ella, quien fue a pagar los daños a la aseguradora. ¿Cómo te parece?

- Por eso vendió la casa, - pensé en voz alta. – Entonces, ¿de donde ella sacó dinero para abrir una galería?

- Eso, querido amigo, no está en los informes policiales. Lo único, que te puedo decir, es que esta mujer, por alguna razón está metida en la mafia. Y pienso, que todo empezó, con esta fábrica, aunque son solo mis pensamientos.

- Puedes probar, si Jacobo Massini trabajaba para esta aseguradora. – pedí.

- Yo también estaba pensando en esto, por eso mande una solicitud de una lista de abogados que trabajan para ellos, pero me negaron con la causa del secreto empresarial.

- Gracias, Franco. – agradecí a mi amigo y volví a casa.

Todas las tonterías sobre las mujeres y sus orgasmos se han ido de mi cabeza, porque la enorme preocupación por Elvira y sus ganas de vengarse, ya me ocuparon todos mis pensamientos. Si Victoria esta metida en mafia, aunque solo por el asomo, no es bueno para mi madrina. Podría meterse en unos líos de cuidado.

Cuando regresé a casa, encontré allí mi madre.

- ¡Que raro verte por aquí! Últimamente a estas horas ya te escapas, - me reí.

- ¿Fue tan notable mi ausencia?

- Sí.

- Lo siento.

- No tengo nada que perdonarte. Eres una mujer adulta, libre y tienes todo el derecho a hacer que te da la gana. Sobre todo, si estas feliz. – dije.




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