Sé que es mejor para ti.

Capítulo 51. ¿Para qué volví? Elvira.

Al regresar a casa, noté que ni Olga, ni Leo no me hicieron ni una pregunta para nada. Parece, que todo mi tormento estaba escrito en mi cara. Fui a mi habitación y me acosté en la cama sin siquiera quitar la ropa, que nunca haría antes. Hoy no me importaba arrugar las prendas caras, necesitaba repasar mi vida en base de la información recibida hoy. Y no era fácil.

Al principio hice un repaso no emocional, solo procesando los datos obtenidos, para hacer un marco cronológico, pero era imposible separar sentimientos de los hechos.

Mi madre amó a un hombre equivocado toda su vida, siempre intentó protegerlo, pero cansada de luchar contra viento y mareas, se casó y vivió con otro, que tampoco era un sueño de mujer. Mi padre resultó no ser mi padre biológico, tampoco era un empresario exitoso y padre ejemplar, solo se preocupaba por mí porque tenía miedo a Calabrés. Mi verdadero padre era un perdedor en la vida, que pasó la mitad de su vida en la cárcel y ahora es un mafioso retirado que intenta “ayudarme”. Como resultado, un padre mató al otro.

Mi madrastra, tratando de sobrevivir y no renunciar a todo lo que "ganó con un trabajo duro", trató de matarme y, me parecía, que Massini no la perdonaría por esto. Lo que significaba, que yo seré culpable de su muerte. Y para acabar conmigo por completo fue la última noticia: me enamoré de mi medio hermano y me acosté con él. “¿Para qué diablos volví?”- Pensé. - “Tengo que olvidarme de todo y continuar mi vida, como si este viaje nunca hubiera sucedido.”

Justo en este momento sonó mi teléfono. Sabía que era Davide. "¡Ni siquiera debo hablar con él, y mucho menos verlo! No necesito un hermano, sobre todo después de lo que pasó entre nosotros." - Exclamó mi cerebro y estuve completamente de acuerdo con él, aunque respondí a la llamada.

- ¡Eli! ¿Por qué no me llamaste? - La voz de Carmona sonó en mi cabeza, como un trueno.

- Davide, no me vuelvas a llamar nunca más, - respondí bastante firme.

- ¿Qué había pasado? ¿Te ofendí de alguna manera? – preguntó él nervioso.

- Si. Lo que pasó no debería haber pasado, ¿sabes? ¡Esto es un error!

- ¡Esperar! Déjame venir a verte ahora y discutiremos todo con calma, - trató de calmarme.

- No, no estoy en casa, y en general no hace falta, no hace falta nada, ni hablar ni explicar. ¡Olvídame y listo! - respondí y apagué el teléfono.

Puse su numero en la lista negra y lo bloqueé. De repente en mi memoria aparecieron los cuadros de nuestra noche de pasión y sentí tal vergüenza y repugnancia, que no pude con mi alma y empecé a llorar. ¡¿Qué he hecho?!

Cuando me tranquilicé un poco, entendí, que no podría estar aquí ni un minuto más, quería irme a Los Ángeles de inmediato, por eso marqué el número de teléfono de la embajada y pedí información sobre la fecha de emisión del visado para Leo. Me aseguraron que en dos días podríamos recogerla.

- Leo, vamos a cambiar los billetes, en dos días deberíamos volar, - dije, cuando salí de mi habitación.

Él, por supuesto, esperaba que le contara mi conversación con Calabrés, pero yo no estaba preparada para hablar de eso con nadie. Mi ahijado encendió la computadora y le pedí que encargará un hotel en Roma. Davide sabía esta dirección y seguramente iría verme, lo que yo no podía permitir. Solo para pensar, que él también supiera, que soy su media hermana y también le voy a dar asco, cuando recordara, que hicimos, me ponía pelos de punta.

- ¿Quieres que iremos ya? – preguntó Leo.

- No, mañana por la mañana. Tenemos que hacer las maletas y debes despedirte de tu madre, Enzo y Franco, - sonreí tristemente.

- Perfecto, - dijo Leo con entusiasmo.

Dos horas antes de la cena, Fabi me llamó, me suplicó llorando para vernos, dijo quera cuestión de vida o muerte. No pude negarle y llegué a la hora señalada a la cafetería, que ella había elegido. Entré en el local, pero ella no estaba. Empecé a molestarme. Es indecente concertar una cita y llegar tarde. De repente, apareció Davide en la puerta con un enorme ramo de rosas rojas.

Mis ojos y mi boca se abrieron con asombro al mismo tiempo.  “¡Lo que me faltaba! La pequeña bruja me engaño.”- pensé enojada.

- Esto es para ti, Elvira, - me entregó el ramo, - No pienses mal de Fabi, le pedí yo que te llamara, y ella no pudo rechazarlo. Lamento haberte engañado, pero pensé que, si te invitaba, no vendrías.  - sonrió.

- Pensaste bien, - respondí secamente, pero acepté las flores. Por no dar el espectáculo delante de todos los clientes de la cafetería. -Tu hija está muy preocupada por ti, quiere que seas feliz, pero no conmigo.

- ¿Porque no?  Sé, que hubo un sentimiento fuerte entre nosotros, - dijo sin entender nada. - ¿Qué hice mal, Eli? ¿En qué te ofendí?

-  No es eso, - escondí mi rostro, abrazando un montón de flores, porque no pude decirle, que éramos hermanos. - ¡No! No puede haber nada entre nosotros. Pronto volaré a Estados Unidos y es poco probable que nos volvamos a encontrarnos más.

- ¿Entonces te vas? ¿Cuándo? - Preguntó.

- Pronto, tengo planeado un trabajo muy interesante allí, debo estar presente, - respondí, tratando de no mostrar mis emociones.

- ¿Pero volverás? - Preguntó esperanzado.

- No, mi casa está ahí, y aquí solo soy una invitada, - le contesté con tristeza, porque era verdad, - ¿Por qué volver donde no tienes casa y no tienes a nadie?

- Te equivocas, te esperaré en casa, porque lo que pasó entre nosotros no era solo sexo, es más profundo, al menos para mí, - respondió y me miró de tal manera, que todas las barreras que yo construí entre él y yo, se fueron al infierno.

- ¡No! ¡Cállate! No podemos estar juntos, no puedes amarme. Demasiadas mentiras hacen lo nuestro imposible.  - exclamé.

- ¿Por qué? ¿Qué mentiras? Estoy siendo completamente honesto contigo y lo que te dije ayer es la verdad. ¿Quién me lo puede prohibir amarte? -  preguntó, poniéndose muy nervioso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.