Sé que es mejor para ti.

Capítulo 52. Welcome to America. Leonardo.

Nuestro avión aterrizó en el aeropuerto de Los Ángeles, cuando ya era medianoche en Roma. Estaba tan emocionado, que no tenía sueño en absoluto. La sensación de que ahora mismo comenzaba una nueva etapa en mi vida, me cautivó por completo, de tal manera, que no presté atención a los ojos tristes de Elvira para nada.

Sabía, que su conversación con Massini tenia culpa de nuestra tan inesperada escapada a Roma y el estado muy extraño de mi madrina. Dos días, que estuvimos en capital, ella paseaba sola por las calles. Le ofrecí a acompañarla, pero Elvira me respondió con rechazo.

-No te preocupes, ahora nadie podrá hacerme daño, solamente quiero despedirme de Italia, seguramente nunca más volveré por aquí.

Aunque me aseguró que no corría peligro, mi corazón no estaba tranquilo. Nunca vi mi madrina tan apática. Esperaba, que me contara, porque no quiso despedirse de Carmona, pero me miro de tal manera, que yo cerré la boca. Para distraerme de alguna manera, entré en el juego y vi un mensaje de Fabi. Ella estaba en línea.

Princesa Leia: "Tú abandonaste por completo el juego ya mí. ¿Pasó algo?"

Astro: "No, solo que se avecinan grandes cambios en mi vida. Me voy a Estados Unidos mañana".

Princesa Leia: "¿Por cuánto tiempo?"

Astro: "Al principio por un año. Lo veré más tarde, si me quedo allí o vuelvo".

Princesa Leia: "¿Entonces nunca nos encontraremos en la vida real?"

Astro: "¿Para qué?"

Princesa Leia: “Este año has sido mi mejor amigo, contigo me abría el alma sin saber cómo eres físicamente, cuantos años tienes, ni de que parte de Italia eres.”

Astro: “¿Es tan importante para ti?”

Princesa Leia: “Tengo la curiosidad.”

Astro: “A lo mejor no te gustará, o nuestro encuentro no llegará a buen fin”.

No entendí por qué escribí esto. Lo más probable es que la emoción por la madrina me haya llevado a pensamientos tristes de que no todo en esta vida se desarrolla como esperamos.

Princesa Leia: "Tienes razón. Una reunión esperada no siempre termina bien".

Astro: "Lo siento, no quise ofenderte".

Princesa Leia: "No me ofendiste, son mis cosas".

Astro: "¿Te pasó algo?"

Princesa Leia: "No, estoy bien. Pero mi padre me preocupa mucho. ¿Te imaginas? Ayer se reunió con Elvira Brown, te conté sobre ella, y hoy ni siquiera fue a trabajar, está preocupado. ¿Qué podría pasar?".

Por supuesto, yo no sabía lo que les había pasado, pero imaginaba, que nada bueno, porque mi madrina no quería escuchar ni su nombre. Tampoco Fabi sabía que Elvira era mi madrina y prima de mi madre. Al principio, no consideré necesario decírselo, y luego no hubo posibilidad. Revelarle nuestra relación ahora, pensé que era una estupidez.

Astro: "¿Por qué no le preguntas directamente? Él podría estar interesado en tu consejo como mujer".

Princesa Leia: "¿Crees que hablará conmigo? Todavía piensa que soy una niña".

Astro: "Y tú, ¿cómo te ves? ¿Tuviste alguna relación seria con algún chico?

Princesa Leia: "En qué sentido".

Astro: "En términos de relaciones de amor, sexo, para dar concejo a tu padre".

Princesa Leia: "Extraño, nunca hablamos de estas cosas".

Astro: "Porque nunca sucedió antes. No respondiste".

Princesa Leia: "Sí, lo tuve. Entonces me pareció que lo amaba, pero estaba equivocada. No era amor, lo más probable, que quisiera sentirme como una adulta".

Astro: "¿Y qué es el amor para ti?"

Fabi se quedó en silencio por un rato, pero luego escribió.

Princesa Leia: "Creo que el amor es cuando quieres dar la felicidad a la persona que amas y para esto estás listo para cualquier cosa. ¿Y para ti?"

Su respuesta me hizo pensar. En principio estaba de acuerdo con ella, pero de repente pensé que aparte de felicidad, tenías que ser extremadamente honesto con tu ser querido, y yo no fui así con ella. La engañaba a ella o a mí mismo. No sé por qué, en lugar de respuesta, le mandé foto de “Astro”, en quien debería convertirme algún día. Seguramente pensaba despedirme de ella, de esta manera, porque Fabi fue sincera conmigo, pero yo no. Tenía miedo de confesarle, miedo de abrirme, miedo de que me rechazara. En ese momento me di cuenta que para mí el amor era la pérdida del miedo. Y con Fabi cada vez fue aún más confuso, ahora por la relación entre su padre y Elvira.

-Su pasaporte, señor, - escuché la voz de policía de aduanas y me desperté de los pensamientos tristes. Ahora me esperaba nueva vida.

Su conductor, un chico ágil nos recibió en la sala de llegadas, rápidamente agarró las maletas del carro y nos condujo a la salida del aeropuerto. Tan pronto como se abrieron las puertas automáticas, el aire caliente me golpeó la cara, lo que me devolvió al verano. Esto me sorprendió tanto, porque el otoño con sus lluvias ya se acercaba en nuestra ciudad. Me paré, acostumbrándome a nuevos olores y colores.

- Bueno, ¿por qué paraste? - sonrió Elvira. - Bienvenido a América, chaval.

- ¡Ni siquiera podría soñar con tal cosa! - Exclamé.

- Nada, te acostumbrarás. Es la ciudad del sueño, pero con mucho esfuerzo, - dijo y me dio una palmada en el hombro.

Subimos al coche y nos dirigimos a la oficina de mi madrina. Habló por teléfono con Megan todo el tiempo, dio órdenes, en una palabra, Elvira se apresuró comenzar el trabajo. La entendí, porque por mi culpa dejó su negocio durante casi seis meses, era mucho tiempo.

- Voy a trabajar. Steve te llevará a mi apartamento y te mostrará dónde está el supermercado más cercano. Mira lo que necesitas comprar, se buen chico y prepara algo para la cena. Regresaré a las nueve de la noche, - dijo.

- Por supuesto, lo haré. – Respondí, sin quitar la mirada de la ventana.




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