Sé que es mejor para ti.

Capítulo 63. Sé, que es mejor para ella. Leonardo.

Hoy prometí a mi madrina, que la acompañaría a la clínica en mi hora de comer. Cada visita a este establecimiento me causaba indignación por la incómoda situación en la que me ponía el personal.

Al principio, las enfermeras, por alguna razón desconocida, me llamaban "papá" y me molestaban con consejos tontos. Me sentí como un completo idiota. Entonces Elvira explicó a su médico, que yo no era el padre de su hijo y le pidió, que dejara de hacer comentarios estúpidos sobre mí, y comenzó algo completamente incomprensible. Todas las chicas de la clínica empezaron a asediarme con sus piropos, que soy así, que soy eso, que ahora es difícil encontrar un hombre de verdad. Simplemente me comían con sus ojos. Ya no sabía cuál situación era peor: cuando pensaron, que yo era el padre del niño, o ahora, cuando se dieron cuenta de que solo era un pariente de Elvira.

En una palabra, aparecer en esta clínica fue otro desafío para mí, pero no iba a dejar sola a mi madrina en esta situación, porque quería devolverle, aunque solo una pequeña parte, de lo que ella hizo por mí. Ella me dio una nueva vida y yo solo la apoyaba en un momento difícil.

Entramos a la consulta, le ayudé a acostarse en la camilla y le tomé la mano. Sabía que estaba muy preocupada, de que algo pudiera estar mal con el niño, pero el médico nos tranquilizó, diciendo que todo estaba bien con el niño y que se estaba desarrollando bien.

 Era la segunda ecografía y ahora entendí bastante bien la imagen de la pantalla. De repente recordé, cuánto extrañaba a mi padre, especialmente en los primeros años. Cómo lloraba por las noches en la cama, recordando lo divertido que pasamos el tiempo juntos, luego lo enojado que estaba, porque me cambió por una mujer extraña. Estaba casi seguro, de que, si no nos hubiera dejado, mi vida habría sido completamente diferente. Y es posible, que hubiera sido feliz sin ninguna ayuda de mi madrina.

Por eso, después de salir de la clínica, decidí una vez más hablar con Elvira.

- Eli, deberías llamar a Davide y contarle sobre su hijo, - comencé.

- leo, por favor, no me presiones, le llamaré, pero más tarde, - escuché la misma respuesta.

- Hablo en serio, - mi voz tomó el tono, de casi un ultimátum. - Tu hijo necesita un padre, ¿Entiendes? Un niño necesita un ejemplo, necesita a alguien, que le enseñe a ser un hombre. No consientas, que sea igual, como era yo.

- No, por supuesto, no quiero eso, así que espero no asfixiarlo con mi amor, como tu madre, - sonrió, tratando de dar una nota divertida a nuestra conversación.

- Eli, debes entender, esto no es justo. - No me di por vencido. – Sabes, que después de tu intimidad con Carmona, tendrás un hijo, fruto del sentimiento que hubo entre vosotros. Él no tiene ese recurso, pero quizás sea muy importante para él, tan importante, como lo es para ti.

- ¡Leo, una cosa, que no puedes entender, es que simplemente no sé cómo explicárselo! - Ella se resistió, pero ya hablaba en serio.

- ¿Estás tratando de decirme, que en dos meses y medio no has encontrado las palabras adecuadas? - Insistí.

 - Ni siquiera te imaginas, cuántas veces intenté llamarle, pero siempre colgaba el teléfono por el miedo, porque por primera vez Davide se casó con una mujer, que no lo amaba y solo aceptó ser su mujer por el embarazo. Imagínate, que yo también lo chantajee con mi barriga, o más bien, así le parecerá a él, - explicó.

- Lo entiendo, pero no acepto, lo siento, su hijo tiene derecho a tener un padre, - le respondí, y de repente me di cuenta, de lo que en realidad le impedía llamar a Carmona, así que agregué. - ¡Pero tú te amas a Davide, por eso no le llamas!

- ¡No digas tonterías! - Exclamó y se sonrojó.

- Exactamente, ¡cómo no pude haberlo adivinado antes! Lo amas y por eso tienes miedo de llamarle, porque piensas, que no te trataría de la misma manera. ¡Qué extrañas criaturas sois las mujeres! - Me reí.

- Está bien, detective, tienes que volver al trabajo, - dijo, cuando llegamos a casa.

Ahora no tenía ninguna duda de que mi madrina amaba a Davide, y por los mensajes de Fabiola, entendí, que su padre también estaba muy triste por la ruptura, por eso no quería saber nada de Elvira. Tenía que hablar con él y explicarle todo, si mi madrina no tiene fuerza de hacerlo, porque yo sabía que era mejor para ella y su hijo. Pero tenía miedo de perder su confianza, por eso tarde por actuar por mi propio camino.

Después de las fiestas de Fin de año Elvira trasladó a vivir en casa de Sun Beach, para ser sincero, no me gustó la idea de dejarla sola, por eso encontré una mujer, para que estaría con ella, con el propósito de ayudar por casa. También yo, cuando tenía un momento libre, iba allí. Para eso compre un Harley, porque Den, que tenía una, me aconsejó.

-La Harley-Davidson es más que un motor y ruedas y más que un medio de transporte; es un estilo de vida, amor por la libertad, un código de honor, camaradería y hermandad dentro y fuera de la ruta. Siempre te ayudaran. – dijo mi amigo.

Me gustaron sus palabras, por eso decidí y nunca repentí. Una moto era mucho más cómoda, que un coche. No tenia problemas con aparcamiento, ni con los atascos, porque siempre había un hueco. 




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