Sé que es mejor para ti.

Capítulo 70. La traición. Fabiola.

Ver a mi padre, besando a esta traidora que, como una serpiente, se metió en nuestros corazones y los llenó con el veneno de la desconfianza, fue un shock para mí. ¡¿Cómo podría?! Lo hablamos con él. Hace tres días pensó en buscar un buen abogado para demandarla, y hoy la estaba besando. ¿Qué podría pasar? ¿Cómo se las arregló para engañarlo de nuevo? Mi padre, por supuesto, es un médico maravilloso, un padre amoroso y simplemente una buena persona, pero un hombre estúpido. La vida no le enseñó nada, volvió a pisar la misma piedra. No pude soportarlo.

Cuántas veces me he maldecido por pedirle a Elvira que se fijara en mi padre. No sabía que ella resultaría aún más engañosa y despiadada que mi madre. Si antes él sobrevivió el engaño y la indiferencia de su ex esposa, porque me tenía a su lado. Pero la traición de Elvira, quien lo enamoró, dio las esperanzas y luego dejó, se fue a América, diciendo que no quería conocerlo más, simplemente mató a mi padre.

Él no sabía qué había hecho mal, y ella no se molestó en explicárselo. Después, no sé para qué fue a Massini y volvió golpeado. Luego, generalmente desapareció durante una semana, lo que nos asustó a mí y a Valentina. Solo Herman pudo calmarnos, diciendo que mi padre fue a Estados Unidos para hablar con Elvira. Tenía muchas esperanzas de que se encontraran, hablaran, todo se aclarara y volvieran juntos. Pero él volvió solo y en peores condiciones.

Andaba como perdido, incluso dejó de reunirse con amigos, aunque el mismo Herman lo llamó varias veces. Se pasaba todos los días en la clínica, llegaba a casa, se encerraba en su habitación, ponía alguna vieja melodía y escuchaba cuantas veces. No quería hacer ningún contacto ni conmigo ni con Valentina.

- Nada, es fuerte, sobrevivirá a esto. El tiempo lo curará todo, - me dijo Valentina después de que intenté hablar con mi padre nuevamente, y él nuevamente se negó, diciendo que estaba ocupado.

Mi sabia niñera tenía razón. Eventualmente mi papá recobró el sentido, dejó de encerrarse y escuchar esa estúpida canción, incluso me dijo que Elvira ahora tiene una nueva vida con otro hombre, terminando con:

- Es evidente que no es mi destino encontrarme con una mujer que me amará de verdad o simplemente no se puede amarme por nada.

- ¡No papá! Eres el mejor hombre del mundo, tienes muchas virtudes y te quiero mucho. - Dije y lo abracé.

- Yo también te quiero, conejita.

Parecía que nuestra vida empezaba a mejorar y ya no nos acordábamos de Elvira. Después de una divertida Nochevieja, esquiando, recibí un premio en la academia por la mejor colección de ropa para niños: un boleto para la semana de la alta moda en Nueva York, y papá aceptó ir a un simposio en Alemania.

De repente recibí un mensaje de ella. Elvira me pidió que le diera el número de mi padre, pero le respondí que no queríamos saber nada de ella, porque como ella no podía ver las virtudes de mi padre, entonces estaba ciega y nunca permitiría que volviera a arruinar la vida de él, por eso no le dije de ese mensaje. Pero ella igual estropeó todo. Cuando regresé de Nueva York, me esperaba una noticia más increíble.

- Hija, necesito hablar contigo sobre un asunto serio, - dijo mi padre.

- Oh, por supuesto. ¿Y qué pasó? - Pregunté, notando que estaba increíblemente excitado.

- No sé por dónde empezar, - vaciló.

- De lo principal. - Sonreí.

- Pronto tendrás un hermano, - susurró papá.

- ¡¿Qué?! ¿Qué hermano? ¿Mi inútil madre decidió tener otro hijo que no necesita? - Pregunté con una mueca.

- No. Esa no es ella. Soy yo.

- ¿Cómo? - No entendía. - ¿De quién? No tuviste a nadie después de Elvira. ¿O hay algo que no sé?

- No, no tuve. - dijo papá con voz encogida, - Elvira marchó embarazada de mí.

- ¿Y ella no te lo contó, cuando estabas en Estados Unidos? - Pregunté, aún sin creer.

- No, porque no hablé con ella, ya estaba con otro hombre.

- Entonces, ¿quizás este no es tu hijo? ¿Quién te lo dijo? - exclamé.

- Este es mi hijo, lo dijo Massini, - respondió mi padre con firmeza.

Si de algo hablaba Jacobo Massini, lo sabía seguro. Las dudas desaparecieron por sí solas. Pero mi resentimiento solo creció. Esta criatura arruinó la vida de mi padre nuevamente, porque ella sabía, que él no dejaría a su hijo y volvería a ir a la corte y buscar el derecho de tener a su hijo.

- ¿Qué vas a hacer? - pregunté cuidadosamente.

- Voy a volar a Los Ángeles en dos días, - respondió.

- Iré contigo.

- Gracias por tu apoyo, pero tienes exámenes pronto. - recordó mi padre.

- No te preocupes, se me ocurrirá algo, tal vez me las arregle para entregarlas más tarde o en línea. Pero no te dejaré solo en esta situación. ¡Ni lo pienses!

Una semana después, aterrizamos en el aeropuerto de Los Ángeles, tomamos un taxi y nos dirigimos al apartamento de Elvira. Mi padre estuvo nervioso todo el camino, aunque lo ocultó. Pude entenderlo. Se suponía que iba a encontrarse con la una vez querida mujer, que lo dejó y le robó a su hijo.

Cuando nuestro taxi se detuvo en el estacionamiento de un hermoso complejo de apartamentos, mi padre le dijo al taxista que detuviera el auto. Salió y se acercó a un tipo. No podía verlo por la espalda ancha de mi papá, pero me interesó mucho que estaba hablando con el estadounidense.

- Espere, por favor, - le dije al conductor y fui hacia ellos.

Al principio me sorprendió que hablaran italiano, y luego vi al "Astro", o mejor dicho, un tipo que se parecía mucho a mi amigo místico de un juego de computadora, del cual me enamoré hace un año y medio, pero dejamos de hablar, porque fue a Estados Unidos con su tía. Lo miré fijamente, sin mirar hacia arriba, tratando de averiguar si realmente era el Astro.

Su foto que una vez me mandó, no la guardé, porque dudaba, que esa fuera su foto real. Me pareció demasiado genial y sexy, para ser verdad. Porque unos tíos así no pasan horas jugando a unos juegos estúpidos, tienen cosas más interesantes, que hacer. Además, le pedí que nos encontráramos en la vida real varias veces, y constantemente encontraba razones para negarse. Por eso pensé que el "Astro" era probablemente un adolescente con granos, que tampoco sabía lo que es el amor. Así que nuestra amistad con él quedó en nada. Y ahora estaba parado frente a mí. Guapo, genial y malditamente sexy, solo que ahora soplaba de él un frío feroz y desconfianza.




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