Sé que es mejor para ti.

Capítulo 76. Bree y Manu. Fabiola.

Después del desayuno, que pasamos todos juntos, excepto Leo, que se fue a trabajar antes de que yo llegara, Elvira me sugirió que conociera a la magnífica Bree, de quien me habló en Italia. De esta noticia, no quedó ni un rastro del sueño, aunque no dormí mucho.

Me la imaginaba como una especie de diva de portada de una famosa revista de moda y le tenía un poco de miedo al encuentro. Pero cuando apareció en el umbral de la puerta una mujer joven alta con un elegante traje de pantalón, que me apartó de la puerta de un empujón sin rodeos e irrumpió en el apartamento para abrazar a Elvira, me di cuenta de que no era una diva en absoluto, sino una amiga, que extrañaba a Elvira. Luego fue a coger a Jacobo y acarició su carita, no me hizo caso ni a mí ni a su padre, hasta que Elvira nos presentó.

- Este es Davide, mi hombre amado y el padre de este pequeño, y esta es Fabi, su hija y mi amiga. Es por ella te pedí que vinieras, - dijo, guiñándole un ojo a la mujer.

Bree miró a mi padre y luego dijo:

- Así te imaginaba. Eres del mismo color que Elvira.

Luego me estudió y añadió sin mucho entusiasmo:

- Bueno, todo está claro aquí.

- Bueno, ya que entiendes, confío completamente en ti, - dijo Elvira, algo extraña.

- No te preocupes, haré lo mejor que pueda. - Bree se rio.

Mientras viajábamos en su auto, Bree me contó sobre su trabajo, me preguntó sobre mis estudios, sobre planes para el futuro, pero no tocó el tema de la familia. Dejándome el derecho de decidir qué decir y qué no. En la primera tienda, ella me dio una tarea:

- Ahora elige tu propio vestido. Tendrás quince minutos y veré cómo te va. Si quieres trabajar en la industria de la moda, debes decidir de inmediato qué te conviene y qué no. Después de todo, nadie te conoce mejor que tú misma.

Nunca he tenido un examen así. Quería causarle una impresión positiva, así que me apresuré a buscar el atuendo adecuado entre la pila de ropa colgada. Después de cinco minutos, me di cuenta de que no me gustaba nada. No era mío.

- No hay nada aquí que me quede bien, - dije, esperando ansiosamente que Bree dijera algo.

- Bien hecho, - por fin ella sonrió. - Tienes la oportunidad de convertirte en un buen comprador.

Cuando salimos de esta tienda, me explicó, que me había traído allí especialmente para ver si tenía potencial, como le pidió Elvira.

- Suele ser difícil que la gente salga de la tienda sin probarse una sola cosa o comprar algo, pero tú en cinco minutos te diste cuenta de que no era lo tuyo. - dijo Bree alegremente, - y ahora vamos a donde puedes recoger exactamente lo que necesitas.

Me agarró del brazo y me llevó a otra tienda. Allí me invitó nuevamente a buscar un atuendo yo misma, mientras hablaba con la vendedora sobre algún tipo de pedido. Después de unos quince minutos, tenía dos vestidos en mis manos, no podía elegir cuál me gustaba más. Ambos eran buenos.

- ¿Escogiste?

- Elegí estos dos, pero no sé qué mejor. - Respondí.

- Entonces ve a probador y luego decides. Cuando los pones, inmediatamente comprenderás cuál está más cerca de ti.

Así lo hice, pero mis dudas no desaparecieron. Me paré en el probador con un vestido y me apliqué el otro.

- ¿Qué problemas? - Bree me miró.

- No puedo decidir.

- Entonces no son tuyos. Elegirías el tuyo enseguida, lo sientes. Vamos, pruébate esto. - dijo y me entregó un vestido blanco con una enorme amapola roja sobre una amplia falda.

Me lo puse y me miré en el espejo. "¡Bree es absolutamente increíble! ¡Cómo supo lo que necesitaba!" - Pensé, agitando mi falda.

- ¡Eres una verdadera profesional! Nunca lo lograré, ni siquiera le presté atención. - dije con admiración, saliendo del probador.

- Es una experiencia, - se rio Bree.

 Ninguno de mis maestros me dio una lección tan útil en tan poco tiempo.

- Lo principal en nuestro negocio es comprender qué tipo de persona está frente a ti, comprender sus pensamientos secretos. Debemos ser ante todo psicólogos. Por eso pregunté por ti, por tus planes. – explicó ella. - Todo el mundo tiene su propia aura, y si quieres convertirte en un profesional shopper, debes verla.

- ¿Y, ¿cómo hacerlo?

- Primero hay que ganarse al cliente para que se sienta cómodo. Aunque con el tiempo distinguirás a las personas por paletas de colores.

- ¿Por eso dijiste que Elvira y mi padre son del mismo color? - le pregunté.

- No, - se rio, - Solo vi que brillaban de felicidad. En su caso, ningún color es suficiente.

- Yo, como una tonta, creí que ves a través de las personas, - sonreí.

- Sería bueno, pero no tengo ese don, aunque puedo elegir los colores y el estilo de ropa que les queda mejor. Por ejemplo, tienes que ser una princesa, - se rio de nuevo. - Todavía eres demasiado joven y pura para ser reina, pero quieres llamar la atención, así que, para ti mejor más blanco, limpio, pero con rojo en un lugar concentrado. Entonces tu figura de cintura estrecha me dio una opción con falda “voladora”. Ahora, si tuvieras otro tipo, como “pera”, o “reloj”, entonces la flor en la falda no te quedaría bien.

- Tienes razón. Pero estoy asombrado por la velocidad con la que lo descubriste y encontraste este vestido, - exclamé.

- No es mi mérito. Tienes que trabajar con el personal de la tienda. Sólo les pregunté, si tenían lo que yo quería.

- Entonces, ¿los conoces a todos?

- No, no todos, - respondió Bree alegremente, - pero la mayoría. Los vendedores son nuestros mejores ayudantes. Debes pedir cosas específicas, no los engañes, de lo contrario perderás demasiado tiempo. Por lo general, los vendedores saben dónde cuelgan todo.

Después de ir de compras con Bree, me di cuenta de que me habían enseñado tonterías en academia durante cuatro años, completamente fuera de contacto con la vida. Nadie quiere bocetos de moda vanguardista, sino lo que la gente realmente quiere vestir y sentirse bella y segura.




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