Sé que es mejor para ti.

Capítulo 82. Salvando Bree. Elvira.

Estaba completamente furiosa, cuando Leo me contó lo que había hecho Bree, pero me contuve delante de él. Pudiera aceptar la historia con el vestido, pero ni siquiera pensé, que ella se rebajaría a presentarse en una discoteca, donde nadie la invitaba y armar un completo escándalo allí, era fuera de mi comprensión. Tenía miedo de pensar que sus sentimientos por Leo habían dado esos giros. "Después de todo, ella reaccionó con bastante calma a sus romancea con Glen y Margarita. ¿Por qué estaba tan alarmada por lo de Fabi? Al parecer, le dolió el hecho, de que le dijera que fue por ella mi ahijado decidió cambiarse por completo. Por eso en esta chica Bree ha visto una verdadera competidora."- Pensé, mientras daba vueltas y vueltas en la cama despierta.

No sabía cómo sacar a todos de esta situación con las menores pérdidas. Bree, a quien siempre había cualificado de una mujer con cabeza, ahora estaba actuando, como una colegiala celosa. Leo se confundió el mismo y confundió a todos a su alrededor, porque su amor por Fabi no murió, estaba segura de esto, sino que simplemente se calmó y, por alguna razón, él no quería que volviera a estallar. Además, yo misma no sabía al cien por cien, si Fabi sentía algo por mi ahijado.

De nuestra última conversación, entendí una cosa: ella tenía miedo de comenzar una relación con chicos guapos, para no ser golpeada y sufrir, lo que recibió de su ex. Gracias a Dios, este golpe no fue tan fuerte, como el que recibí de Antonio, y me quedé con la esperanza, de que no tardaría veinte años en volver a amar, como pasó a mí. Pero aparentemente exageré con la transformación de Leo y con una postura demasiado condescendiente hacia Bree. Necesitaba urgentemente encontrar algo para cortar este nudo gordiano, que fue atado con mi ayuda.

Por la mañana, decidí volver a hablar con Bree y tratar de convencerla de que dejara a Leo en paz. Le di de comer a Jacobo y después de decirles a Davide y Fabi, que tenía que ir a trabajar, dejé al bebé con ellos. Por cierto, Fabi me pareció muy tranquilo, incluso alegre. Era evidente que la aventura de ayer no la alarmó en absoluto.

Steve, mi chofer, vino y me ayudó a bajar las escaleras y subir al auto.

- ¿Bree ya está en la oficina? - Le pregunté.

- No, pidió un día libre, dijo que estaba resfriada. - respondió.

Inmediatamente me di cuenta, de qué tipo de "resfriado" había tenido, así que le pedí a Steve que me llevara a su casa. Para ser honesta, tenía miedo de encontrarla en un estado muy deplorable, lo que, por supuesto, habría afectado su trabajo. Yo no estaba lista ahora perderla como especialista.

Cojeé hasta su puerta y llamé al timbre. Nadie me abrió. La sensación de ansiedad me hizo tomar medidas drásticas. Llamé a la policía, les expliqué que mi empleada, al estar en un estado depresivo, es capaz de suicidarse y necesito llegar urgentemente a su apartamento, para asegurarme de que todavía está viva. Los agentes de la ley llegaron dos minutos después y sin más preámbulos derribaron la puerta. Ni siquiera esperaba esto. Me asusté y entré al apartamento. Me sentí aliviada al descubrir, que ella no estaba allí. Tuve que volver a explicar con la policía, dar mis datos y el número de teléfono de mi abogado. No tenía idea de dónde podría estar Bree, pero policías dijeron, que nadie iba a buscarla ahora.

Recordé, que Leo me dijo, que la dejó aquí sola y se fue a casa. Entré en su dormitorio y noté la cama desarmada. "Así que durmió sola, eso no está mal, pero ¿a dónde fue en la mañana?" - Pensé, sin tener idea de qué hacer a continuación y dónde buscarla.

- ¡Steve! ¿¡Qué significa todo esto!? - Escuché la voz histérica pero ronca de Bree.

- No lo regañes, le pedí a la policía que viniera y abrieran la puerta, - respondí, saliendo de su dormitorio.

- ¿Por qué? - Me miró con total incomprensión.

- Lo siento, estaba realmente preocupada por ti después de ayer. - Respondí y le pedí a Steve, que buscara un buen cerrajero y reparara la puerta.

- ¿Leo también te habló de esto? – preguntó, cuando nos quedamos solas.

- Sí. Lo asustaste, y a mí también, así que cuando nadie me abrió la puerta, tuve que llamar a la policía, y sin pensarlo dos veces, ellos derribaron la puerta. - Le expliqué y le pregunté: - ¿Dónde has estado?

- Le dije a Megan, que tenía un resfriado y fui al médico, - respondió irritada, luego noté que en realidad le costaba hablar.

- Lo siento, pensé que tú...

- ¡¿Que me suicidé por Leo?! - exclamó, pero inmediatamente se agarró la garganta. - Eli, pensé, que eras más inteligente. No lo hice, cuando rompí con Andy, y no lo habría pensado hacer estupideces por un niñato.

- Entonces, ¿por qué diablos armaste un escándalo en “la Rumba”?

- Porque bebí demasiado, así que me dejé llevar. Además, esa hijastra tuya me cabreó. Claramente divirtiéndose con Manu, mantuvo sus ojos en Leo. Como si un caballero no fuera suficiente para ella. - Bree graznó.

- ¿Así que quieres decir que en realidad te resfriaste? - No podía creerlo.

- ¡Sí, imagina! - ella agitó sus manos. - Leo me sacó de la discoteca sin chaqueta, y afuera todavía hace frío por la noche. Por la mañana no podía hablar en absoluto, tuve que ir urgentemente al médico. Y tú hiciste aquí un desastre.

- Lo siento, estaba muy preocupada. Menos mal que todo se arreglara, pero por ahora voy a la cocina, te preparé un remedio casero.

- Tal vez no deberías hacerlo. Compré un spray en la farmacia y pastillas para la garganta. - Bree trató de detenerme.

Pero ya estaba cojeando en la cocina para poner agua para hacerle un té con miel y una solución salina para la garganta.

Ya recostada en la cama y tomando té, me dijo que al principio le dolía, que Leo la descuidó como mujer, entonces decidió hacer ver graciosa a su "princesa", es decir ese vestido blanco, por eso vino a la disco para ver. Al ver que la niña estaba vestida de una manera completamente diferente y que estaba acompañada por Manu, se enojó y se emborrachó. Cuando apareció Leo, ella ya había bebido bastante y decidió a toda costa no dejarlo salir con Fabi. Los celos, la insatisfacción y el alcohol le volaron la cabeza por completo. Por la mañana se despertó con fiebre, dolor de garganta y el entendimiento de que era hora de acabar esta estúpida relación que no conduciría a nada bueno para ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.