Sé que es mejor para ti.

Capítulo 83. La verdad para Fabi. Elvira.

Mientras Steve conducía a casa, revisé en mi cabeza todas las opciones posibles sobre, cómo llevar a la chica a la franqueza total. Necesitaba descubrir sus verdaderos sentimientos por mi ahijado. Sabía, que Leo se veía genial ahora, porque no estaba ciega y vi la sensación que causaba en la playa de Sun Beach. Tal vez eso fue, lo que la desanimó a Fabi. No se sentía confiada con él, pensando que en cualquier momento correría detrás de otra falda, completamente inconsciente de que persona era Leo. El hecho de que ayer no sintieran las llamadas del amor, lo atribuí fácilmente a la aparición de una tigresa celosa, como Bree, que no les dio la oportunidad de acercarse.

Antes del almuerzo le pedí a Davide que diera un paseo con Jacobo en el parqué, porque yo estaba pensando en lanzarle un ataque a una chica, que no entendía nada de la situación.

- Elvira, ¿dónde está mi vestido blanco? – preguntó ella de repente, cuando entré en casa.

- ¿Por qué lo necesitas? ¿Vas a algún lado?

- Sí. Manu me invitó hoy a Las Vegas. Quería ponerme este vestido.

- ¡¿Vas a ir a Las Vegas con Manu?! - exclamé. - ¿Por qué?

- Nunca he estado en las Vegas y no se sabe, si lo estaré algún día por allí, porque el lunes tengo que volver a Italia.

- Eso lo entiendo, pero ¿por qué con Manu? ¡Él no te conviene, porque es mucho mayor que tú y podría ser tu padre!

- Pero es alegre, atento y me resulta muy agradable estar con él, - respondió ella con desafío.

- Manu no es capaz de tener sentimientos fuertes, les tiene miedo y hace todo lo posible por evitarlos. Porque sabe, que el amor es, ante todo, responsabilidad, y ya tiene bastante con su familia y el estudio, - intenté persuadir la chica. - Es igual que tu primer novio, más que sexo, no conseguirás nada con él.

- ¿Cómo lo sabes? - Fabi estaba sorprendida.

- Porque es mi amigo, y una vez fuimos amantes, - respondí honestamente.

- ¿Tu y Manu sois amantes? ¿Pero qué pasa con Bree? - preguntó ella, sin creer lo que escuchaba.

- Sí, éramos amantes, pero mucho antes de que le presenté a Bree. ¿O pensaste, que viví como una monja hasta los cuarenta y dos años? - Me reí. - Pero todo esto ya es agua pasada. Manu es bueno, pero con sus cucarachas en la cabeza. Tiene treinta y ocho años, incluso vuestra percepción del mundo es diferente. Por eso te advierto, si quieres acostarte con él, es cosa tuya, pero no cuentes con algo serio.

- Pero amas a mi padre, ¿no? - preguntó con cautela, sin comprender, por su corta edad, la gran diferencia entre el amor y la relajación fisiológica.

- Por supuesto, quiero mucho a tu padre. - Respondí con calma, al darme cuenta, que la chica estaba completamente en shock por lo que escuchó. - No hay un solo hombre al que quisiera más, bueno, aunque podría ser Jacobo. Manu y yo estamos ahora en términos amistosos y de negocios. Eso es todo. Pero tu padre es diferente. Cuando me mira con amor, siento que lo daría todo por esta mirada.

- ¡Eso es lo que quiero! - exclamó la chica.

-  Entonces, ¡Mira a Leo!

- Él no es para mí. Tiene a Bree. No quiero meterme en su relación. - trató de explicarme su posición.

- ¿Qué Bree? - exclamé con desesperación. - Leo no tiene ninguna relación con ella, o más bien la tuvo, pero no es para nada lo que piensas. Eran los amigos, igual que Manu y yo. Con una sola diferencia, que ella era como una maestra para él, - dije y me quedé callada, porque pensé que había dicho algo de más.

- ¡¿Qué maestra?! Se aferró tanto a él, que inmediatamente me quedó claro, lo que le estaba enseñando. - dijo emocionada Fabi.

- Mira, todo lo que le pasó con Bree ya está en la historia, - mentí. - Será mejor que me digas lo que sentiste, cuando bailabas con Leo.

- No tenía que aceptar ese baile.

- ¿Y si no supieras de Bree, o ella no existiera en absoluto?

- No sé, tal vez hubiera continuado, pero igual me arrepentiría después. – suspiró ella.

- ¿Por qué?

- ¡Porque no es para mí! – exclamo enfadada.

- ¿Y quién entonces es para ti? - pregunté.

- No lo sé, pero Leo ciertamente no lo es.

- Si estás tan segura de que Leo no es para ti, entonces debes saber cuál debe ser, el que es para ti. Explícame. - No me quedé atrás, necesitaba entender qué le pasaba.

- Está bien, te lo diré, - respiró Fabi. - Pero no te rías.

- Ni lo pensaba. Dime.

- Una vez vino a nuestra academia un electricista, - comenzó, - él estaba reparando algo en el cuadro eléctrico, cuando yo caminaba con mis amigos. Me miró y yo le sonreí. Imagínate, se cayó, aunque pudo haberse electrocutado. Estaba tan asustada, que les pedí a las chicas, que corrieran a buscar ayuda y me incliné hacia él para ver, si estaba vivo. Cuando abrió los ojos y me miró, su mirada me hizo algo, no puedo explicarlo. Nunca nadie me ha mirado así. Era como si me crecieran alas de su mirada, parecía, que yo era la chica más hermosa del mundo. Incluso casi lo besé, tanto me cautivo esa mirada, aunque no era nada guapo, además, demasiado gordo. Luego, este electricista me espió varias veces desde su viejo auto, pero nunca se atrevió a hablar conmigo. ¡Así que de eso estoy hablando! Quiero que mi amante me mirara de la misma manera. Entonces, será para mí. Pero Leo me mira, como le hace una molestia mi presencia.

Al principio no entendí de qué electricista estaba hablando, pero luego, cuando dijo, que la estaba espiando desde un auto viejo, no había capilla para mi sorpresa. Resulta que Fabi ya sintió a Leo entonces. Al igual que sentí yo a su padre en la clínica. Fue la mirada en sus ojos color caramelo los que me cautivaron. No podía entender, ¿por qué ella no lo reconoció? Sí, había cambiado, pero su cara era la misma, aunque mucho más delgada, más limpia y bronceada, pero era él. ¿Por qué no lo recordaba? Pero su historia me convenció aún más de que tenía razón: deberían estar juntos, y la idea más loca nació en mi cabeza, decidí mostrarle una foto de Leo antes de la transformación en mi teléfono.




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