Capítulo 5
La mejor amiga y el amor de infancia
Sakura
La puerta se cerró con un golpe sordo, había caminado por casi una hora bajo la lluvia, antes de dirigir mis pasos a la casa de Naruto, deseaba tanto despejarme, olvidar el intenso dolor que se había asentado en mi pecho desde que vi a Sasuke en el parque. Escucharlo hablar, como si nuestra vida en común no fuera más que una carga que debíamos soportar, me dolía profundamente. Más porque era la verdad, con el paso del tiempo, lo que teníamos, o al menos lo que creí que podríamos tener, no fue más que un gran bloque sobre nuestros hombros. Un peso que cada vez era más difícil de llevar.
Mis puños ardían casi tanto como mis ojos, haciéndome pensar en lo contradictorios que se habían vuelto mis sentimientos, unos años atrás, días incluso, Sasuke era el centro de mi universo, alcanzar su amor la meta de mi vida y su aprobación un sueño lejano. Deseaba tanto ser a sus ojos algo más que una molestia, que puse todo mi empeño en volverme alguien, para él, dejando de lado a todos los que alguna vez había llamado amigos. Sin dudar un segundo, corte conexión con todo aquel que se atrevía a decir de Sasuke cualquier cosa que no encajara con la imagen perfecta que se había formado en mi cabeza.
Llegue a creer que sin él a mi lado, mi vida iría a la deriva, esperando el dulce momento en que pudiera desprenderme de una realidad sin Sasuke Uchiha; por un tiempo, de alguna manera, incluso estaba convencida de su amor, remarcando constantemente que Sasuke me amaba a mí, y a nadie más, después de todo, por algo se había casado conmigo.
Pero el velo se había caído de mis ojos, sentí como un furioso rubor se apoderaba de mis mejillas al pensar en lo estúpido de mi comportamiento.
Con movimientos lentos, pero llenos de seguridad busque mi teléfono en la pequeña bolsa a la que me aferraba con fuerza, marque un número que hacía mucho tiempo había borrado, pero estaba tan grabado en mi memoria que no había margen de error. Solo podía rogar que, con el paso del tiempo no hubiera cambiado.
El tono de llamada, me pareció eterno, estaba por colgar cuando la extrañada voz de mi mejor amiga lleno la línea.
—¿Sakura?
Sonaba tan preocupada y a la vez aliviada, que al momento un mar de lágrimas me nublo la vista en un segundo.
—Tenías razón— fue todo lo que dije, asustada de romper en llanto una vez más.
—Oh, cielo, todo está bien— susurro, como una madre que le habla a su pequeño hijo, quien se había lastimado después de hacer algo que, se le había advertido, era peligroso.
Una parte de mi esperaba escuchar histéricas carcajadas, antes de ser llamada estúpida, pero todo lo que obtuve fue su sincera preocupación, demostrada a través de susurros suaves y llenos de aliento.
El pasado regresó para atormentarme justo en ese momento.
Flashback
...Hace diez años...
Salí corriendo de la cafetería, ignorando deliberadamente el llamado de Naruto y las sorprendidas miradas de los que me rodeaban. Estaba llegando a la puerta del colegio cuando una suave mano me sujetó con firmeza.
—Sakura— la alegre voz de Ino estaba teñida de miedo y culpabilidad.
—¿¡Por qué no me lo dijiste!?— me solté de su agarre con un movimiento brusco —Sabes lo que siento por él y ahora... me siento tan tonta— las lágrimas se acumularon en mis ojos —en realidad... yo... creí que... que él sentía lo mismo...
—Sakura— compasión, se escuchaba tan clara en la voz de Ino que agrego otra grieta a mi corazón, el cual amenazaba con desmoronarse en cualquier momento.
—Lo lamento— tomo una profunda respiración —ambas teníamos claro que no volverías y... cuando niños Sasuke solo hablaba contigo y con Naruto pero, cuando te fuiste, se alejó incluso más de todos a su alrededor, yo... creí que, bueno, que necesitaba a alguien que le ayudará a superarte— sus ojos se llenaron de lágrimas al confesar estas palabras, pero no habría podido sospechar que lo siguiente me desgarraría aún más —Conozco a Hanabi de toda la vida, su hermana gemela y ella son las herederas de imperio Hyuga por ello siempre fueron a una escuela para señoritas, Hinata aun va y ella...
—Ve al gran, Ino— mi paciencia había desaparecido, sabía que me diría, pero esa parte masoquista de mí, necesitaba escucharla y cruelmente deseaba que las palabras le amargaran la boca a ella, la que se decía mi mejor amiga.