Se que te vas

Capítulo 8

Capítulo 8

Error tras error

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¨Preferiría que me mintieras a tirar todo por la borda¨

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¨Había caminado por horas en soledad y con los ojos anegados de lágrimas, pero el destino me era tan incierto como esta mañana, cuando salí técnicamente volando de casa, sin molestarme en tomar la sombrilla, llaves o incluso mi cartera; solo pasaba por mi mente un sin número de negaciones que me empeñaba en repetir.

Una pequeña gota de agua calló sobre mi mejilla.

Había deseado con toda el alma reír en su cara y contestar que mi matrimonio era perfecto, que mi esposo me amaba de la misma manera en que yo siempre lo había amado y nada de lo que se decía podía ser real; pero un grueso nudo se asentó en mi garganta y alentó las lágrimas que no estaba dispuesta a derramar.

Cuando Tenten se presentó en mi casa quise creer que mis días de soledad y tristeza estaban acabando, pero al sentarnos y ver la incomodidad grabada en su rostro, todas las esperanzas que empezaba a albergar se hicieron añicos frente a mis ojos. Ella no estaba ahí para alegrarme.

Dijo cosas horribles.

El Sasuke que ella describió no podía estar más alejado del que habitaba en mi corazón, pero, al mismo tiempo, encajaba perfectamente con el cuadro que representaba nuestra vida juntos.

Las noches de insomnio mientras lo esperaba, las llamadas que nunca dejaba para después, el leve y dulce aroma que era capaz de percibir en su ropa. Pero estos hechos no me detuvieron al momento de sacar a Tenten de mi casa; estuve apunto de romperme, así que mordí fuertemente mi labio para contener el dolor, salí corriendo al hotel que ella había mencionado.

Entonces lo vi. Era su auto, estacionado a la espera del único sujeto que podría poseer un carro tan exquisito sin verse pedante.

No espere ni un minuto, dí la vuelta y corrí como la cobarde que siempre había sido, la misma que a los dieciséis había estado demasiado asustada como para confesar sus sentimientos, la que agachaba la mirada cuando lo veía de la mano de otra, la que se había casado con él sin cuestionar si era amada.

Cerré los ojos en un último intento por contenerme, entonces la tormenta se desato, y mis lagrimas le acompañaron en todo momento.¨

Abrí los ojos de golpe, escapando de esos horribles recuerdos que se empeñaban en perseguirme. Tenía una semana soñando con las veces en que había sido demasiado débil como para enfrentar la realidad de lo que estaba pasando.

Mi esposo no me amaba. Y en ese momento había llegado a creer que mi vida acabaría; el dolor de este pensamiento oprimió mi pecho de forma sofocante, probablemente no era tan indiferente como quería parecer pero, Sasuke había sido mi vida, lo amaba tanto, que estuve dispuesta a recibir lo poco, que el quisiera lanzarme.

Pero, después de todos estos años, eso ya no era suficiente. No servia de nada ser su esposa si no podía ser su amiga, su confidente, su mujer, el hombro sobre el que se apoyara, o la mano que sujetara cuando sintiera miedo.

Nuestros años de matrimonio, le habían significado tan poco que no se había dignado a buscarme ni una vez después de vernos en el parque.

Y el regreso de Hanabi supondría un fin definitivo al frágil ¨nosotros¨ que había creado en mi cabeza; pero quería verlo.

Deseaba tanto presionarme contra su cuerpo que me provocaba dolor físico. Hace unos días pensaba con rencor en las noches que habíamos pasado juntos y él me daba la espalda en todo momento, pero ahora añoraba la calidez que experimentaba cuando se quedaba dormido y podía apretarme contra el, mientras le susurraba todo el amor que guardaba en mi corazón, del cual era el único dueño.

Extrañaba a Sasuke, mi Sasuke, ese que siempre estaba malhumorado y que en algunas ocasiones sus expresiones me recordaban a las de un niño. Mi Sasuke, el que nunca me tocaba pero que cuando estábamos ante una multitud de gente, tomaba mi mano con fuerza y no me soltaba en ningún momento. El que me miraba con una ceja alzada y nunca me había dicho ¨Te amo.¨

Él.

Que, en realidad, nunca había sido mío.

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¨¿Qué tan profundo quieres llegar?¨

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...Una semana atrás...

Hanabi

—¿Tiene hambre?

Al escuchar sus palabras no pude más que regodearme por mi pequeño triunfo; los miedos de Hinata habían sido patéticos e infundados, igual que siempre, Sasuke Uchiha era mio, solo debía recordarse lo.

Sin detenerme a pensar, lancé mis brazos alrededor de su cuerpo, buscando sentir una vez más su calor, ese que tanto extrañaba. Los problemas se presentaron en cuanto se percató de mis intenciones, dejándome perpleja dio un paso atrás y me sujetó de los antebrazos para evitar que lo tocara. Entonces, mis ojos se llenaron de lágrimas, había querido creer que no lo amaba, que solo lo queria por el hecho de que él, me había olvidado, pero esa mentira era tan tonta como pensar que no aplastaría a la tonta de Haruno con tal de recuperar a quien siempre había estado destinado a ser parte de mi.

Baje la cabeza al ver que la vulnerabilidad que tanto odiaba, esta vez, me ayudaba de sobre manera, ya que el arrepentimiento brillo en sus ojos antes de soltarme con suma delicadeza.

Dejó escapar un resoplido mientras se apoyaba contra el marco de la puerta, en una de sus posturas relajadas, que le hacían verse como en chico malo de la película.




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