Se que te vas

Capítulo 12

Capítulo 12

Determinación

Fragmento

Sasuke

Con los ojos cerrados, conté hasta diez, respirando profundamente, mientras traba de relajar los músculos tensos de mi rostro. Cuando esto no funciono, seguí contando, esperaba calmarme lo suficiente, para contener la respuesta que luchaba por abrirse paso entre mis labios. Pero ella seguía hablando sin parar, quejándose y chillando como últimamente hacía, crispando mis nervios una y otra vez. Su constante parloteo, logró que una vena latiera fuertemente en mi frente, apreté los puños, listo para decirle a Hanabi, lo poco que me importaban los problemas que pudiera tener con su hermana.

Entonces, el soplo fuertemente, revolviéndome el cabello, abrí los ojos, centrando la mirada en un punto específico, como si una parte de mí, supiera exactamente hacía donde debía mirar.

Sakura.

Caminaba con la mirada perdida, como si su mente, estuviera vagando en otro mundo. No pude evitar fruncir el ceño, sin importar el lugar o momento, mis ojos siempre parecían encontrarla de forma instantánea. Mi cuerpo, se sentía atraído por ella, de una forma casi abrumadora.

Oleadas de necesidad me recorrieron, de la cabeza a los pies, mis manos comenzaron a picar por el deseo de sujetarla contra mi pecho y mi corazón se agitaba ante la idea de su cercanía, sin embargo, cuando había decidido que todo el mundo podía irse al infierno, mientras Sakura estuviera conmigo, su mirada se posó en mí y el poco color en su rostro se esfumó, podría jurar que sus ojos se llenaron de lágrimas, entonces se dio la vuelta y corrió lejos.

No volvió a mirarme a los ojos, ni siquiera el día en que nos casamos.

__________________________________________________________________________________

Sakura

—Quería verte— susurro —me pediste tiempo y...— se aclaró la garganta antes de continuar —estoy dispuesto a respetar eso. Pero escúchame bien Sakura Uchiha, no voy a perderte, no lo permitiré.

Firme y breve, como se podía esperar de Sasuke. Sus ojos brillaron con determinación, acompañando a la casi imperceptible sonrisa que pude notar en su rostro. Sentí, como mi corazón, terminaba de romperse. Una intensa agonía, repto por mi garganta, mientras mi cuerpo se enfriaba de golpe, haciéndome sudar frío.

—¿Por qué?— fue todo lo que pude decir.

Se encogió de hombros, como si esta fuera una conversación tan trivial que le empezaba a resultar aburrida.

—Eres mi esposa.

Aún era ingenua, me di cuenta en ese momento, si hubiera dicho que me amaba y sufría por estar lejos de mí, entonces me habría tirado a sus brazos, envuelta en llanto, repitiéndole cuanto lo amaba, mientras le juraba que nunca más me iría de su lado. Me maldije, porque siempre esperaba demasiado de Sasuke Uchiha, alguien que nunca me había profesado sentimientos que valieran la pena, al menos no para intentar sostener un hogar.

Pero después de todo, era Sasuke. La derrota no estaba en su naturaleza, luchaba más que nadie por alcanzar sus metas y nunca dejaba de intentarlo, aun cuando todo estuviera perdido, se mantenía de pie, con la cabeza erguida y una mirada desafiante desfilando en sus ojos. Algo tan simple y banal como un matrimonio, no era un reto para él.

Por ello, ahora que estaba a punto de perder, no podía permitirlo, su orgullo no dejaba estar en paz las cosas, era obvio que no le gustaría ser al que dejaban, probablemente no sabía lo que era el rechazo, pero no por ello iba a humillarme una vez más. No me lo perdonaría nunca, si mi debilidad me hacía bajar la cabeza, una vez más y volver a su lado. Cerré mi corazón a la pequeña esperanza que floreció dentro de mí, en cuanto lo vi aparecer.

—Tienes que ser fuerte— susurro una voz dentro de mi cabeza, había estado dormida por tanto tiempo que casi me olvido de ella. Tomé una profunda respiración, intentando apartar las lágrimas que llenaban mis ojos, antes de mirarlo directamente a la cara.

—Si regreso hoy contigo— la determinación no hizo mi voz más fuerte, o firme, pero estaba agradecida de que me permitiera hablar —un día me despertaré odiándome y odiándote a ti. Te he amado, toda mi vida, pero eso... nunca fue suficiente, porque tú no me amas— con cada palabra, mi voz tomó valor, la verdad que me negaba a creer, sulfuro mi corazón desde su interior, y por primera vez pude aceptar la verdad, no solo en un recóndito hueco de mi alma, sino que, también ante él—Quería creer que, el tiempo, te haría cambiar, pero, no fue así, y ahora, temo que si sigo esperando por ti, voy a quedarme anhelando algo que no llegara. —sus ojos se opacaron, como si estuviera conteniendo las lágrimas, solo que eso era imposible —No quiero que te pase lo mismo, se porque me quieres a tu lado, y te amo lo suficiente como para pedirte que pares, ahora puedes olvidarte de mí, no necesitas hacer nada, mucho menos fingir, porque todo fue mi culpa, sabía cuáles eran tus sentimientos, y aun así, me aferre a ti, a este amor, que solo es mío. — no pude contenerme más, mi voz se quebró con la última palabra, pero no llore, no me permití ser más débil de lo que me sentía, por primera vez, floreció en mi interior, el deseo de ser algo más, que una simple sombra que acata los deseos de otros y no podía darle la espalda a eso.

—¿No cambiarás de opinión, verdad?— su tono, no reflejaba la felicidad que esperé escuchar.

—No lo haré— juré, en un susurro, casi inaudible, que termino por partir lo poco que quedaba de mi corazón, si llegaba a retroceder una vez más, me fallaría de nuevo, como venía haciendo desde años atrás.

Una oleada de viento sopló fuerte a nuestro alrededor, pero mi cuerpo entumecido, no sintió nada.

Después de mirarnos fijamente, por un pequeño y eterno momento, me volví, dispuesta a marcharme, con el peso de la despedida, sobre mis hombros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.