Se que te vas

Capítulo 13

Capítulo 13

Recuerdos

 

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Sólo una vez, regresa a mirarme  

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Sakura

 

Si le hubiera pedido que se quedara, si nunca me hubiera ido, entonces nada de esto estaría pasando.  

Corría con todas mis fuerza, por los pasillos del hospital, pero mis pies no parecían moverse con suficiente rapidez, ignorando el ardor de mis pulmones exigiendo aire, me concentré en seguir avanzando. Mi cara, estaba empapada de lagrimas, que parecían no tener fin, si algo le pasaba, cerré los puños con fuerza, clavándome las uñas en las palmas de las manos, el dolor me mantuvo alerta y me alentó a seguir, tenía que verlo.

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—Sakura es una niña muy tímida— pude escuchar a mamá decir, mientras hablaba con alguien por teléfono.

Salí corriendo de la la casa, evitando ser vista por alguien, seguramente me obligarían a ir a otra de esas horribles fiestas, en las que tenía que estar con los demás niños y niñas, era común que alguno notara mi frente, un poco más grande de lo normal, y entonces las burlas comenzarían, no solo a mi frente, sino también a mi extraño cabello rosa.

Odiaba pasar tiempo con otros niños. Excepto por Naruto, el era tan gracioso y bueno, que aveces me contagiaba su felicidad. Pero, varios días atrás, Naruto se había ido de vacaciones y no regresaría en un par de semanas.

Sinembargo, mis esfuerzos fueron totalmente en bano, un par de horas después me encontraba en el auto con mamá, quien no paraba de quejarse sobre mi fleco, mientras aseguraba que iríamos a la casa de una de sus mejores amigas de la niñez, quien regresaba al país después de una ausencia de varios años, tenía dos hijos, los cuales eran adorables. Fruncí el ceño con desconfianza, mamá siempre decía lo mismo, pero dudaba que pudiera encontrar a algún niño adorable en esa casa.

Me negué a decir cualquier cosa, mamá parecía tan feliz que no quise hacer un berrinche para que regresaramos, además el viaje fue bastante corto, en solo unos minutos, el coche se detuvo y nos encontraramos en la entrada de una gran mansión que competiría sin problemas con la nuestra.

Mamá corrió conmigo de la mano, hasta la puerta, casi saltaba de emoción y eso me relajo un poco, acabamos de llamar a la puerta, cuando esta se abrió de golpe, una hermosa mujer, de cabello negro y piel pálida abrazo a mi mamá con fuerza, sonriendo de oreja a oreja, parecían dos niñas.

Entonces, sus ojos se posaron sobre mi, su sonrisa se hizo más grande, si es que eso era posible, agachándose hasta mi altura, pasó sus suaves dedos por mi cabellos.

—Es hermosa— dijo, con una voz suave y dulce.

—Mikoto, ella es Sakura, mi amado tesoro— nos presentó mamá —Sakura, Mikoto es una querida amiga.

Mikoto me estrechó suavemente la mano y nos invitó a entrar a su casa, la cual no solo era enorme, sino que también era brillante y cálida, con luz entrando por todas partes. Caminábamos hacia la sala cuando nos encontramos a un niño que parecía tener mi edad, su cabello negro, señalaba diferentes direcciones, su piel era blanca y sus ojos, parecían dos oscuros pozos negros.

Lo miré fijamente hasta que ambas mujeres soltaron leves risitas. Mis mejillas se tiñeron de golpe.

—Sakura— me llamó Mikoto — él es mi hijo, Sasuke y será tu compañero de juegos hoy. Sasuke, se bueno con Sakura y llevala con los demás.

Sasuke asintió una vez pero no dijo nada, cuando nuestras madres se fueron, me tomo de la mano, con expresión vacilante y me instó a caminar con él. El rubor en mi rostro se intensificó tanto que casi me asuste, pero la mano firme de Sasuke me mantuvo andando junto a él, contagiandome su tranquilidad. Salimos a un gran patio trasero, por el cual caminamos sin hablar hasta un costado de la casa, donde había columpios, una resbaladilla y juguetes, además de varios niños, que no paraban de corretear por el lugar. 

Caminamos hasta el área de los juguetes, donde nos sentamos, uno junto al otro, fue entonces cuando me miró, con sus lindos ojos negros, un leve rubor se hizo presente en sus mejillas, al ofrecerme uno de los peluches que se encontraban ahí.

Se mantuvo conmigo toda la tarde, hasta que llegó el momento de volver a casa. Ese dia aprendi una cosa muy importante de Sasuke, no hablaba mucho, pero siempre que se dirigía a mi, su voz, sonaba más cálida.

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  Te doy mi corazón, porque nada puede compararse en este mundo a ti.  

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Cuando llegue a la sala de espera, Itachi estaba ahí, con los ojos cerrados y una expresión de clara preocupación reflejada en su rostro. Se veía tan asustado, que de no ser por que yo me encontraba en la misma condición, me habría contagiado su dolor.

—Itachi— llamé, olvidándome de las etiquetas, o los saludos, solo había algo que necesitaba escuchar —Sasuke... ¿él está...?— no pude continuar, la idea de perderlo definitivamente, me aplastaba el pecho con una fuerza demoledora.

—Está vivo pero...

No pude escuchar más, los sollozos que se habían mantenido atrapados en mi garganta, se hicieron presentes en ese momento, el alivio recorrió todo mi cuerpo, mientras caía de rodillas frente a Itachi, quien no tardó en rodearme con sus brazos y apretarme contra su cuerpo, para después romper a llorar.




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