Seamos Un Cliché

6

—¡AMOR LLEGUE! —escucho el grito de Klein.

Me limpio las manos con un paño de cocina y corro abrazarlo.

—Veo que me extrañaste—dice riendo.

—Mucho.

—Mira lo que te he traído.

Que tonta como fue que no me di cuenta, en sus manos tiene unas hermosas rosas rojas y chocolates.

—Dámelo.

Iba tomarlos pero las puso rápidamente detrás de su espalda.

—Hey—me quejo.

—Quiero mis besos primero.

Amo cuando se pone así, antes solía pensar que lo cursi era realmente patético e innecesario, pero ahora con Klein hasta logra que me sonroje o ponga nerviosa solo por como me observa.

Subo mis manos hasta su cuello, me acerco a él sin dejar ni un pequeño espacio entre nosotros, primero dejo un beso en su mejilla derecha, después me dirijo a la izquierda, a su mentón, la punta de su nariz, su frente, su boca y después por todo su rostro. Reímos como locos pero nos encanta.

—¿Cómo te fue con Jenny?

Finalmente me entrega mis regalos y nos vamos a sentar, mientras que yo como mis ricos chocolates él juega con Nicolás.

—Mejor que nunca.

—Me alegro tanto —lo abrazo rápido y vuelvo a la posición en que estaba.

—¿Entonces todo entre ustedes se arregló? —pregunto solo para confirmar.

—Sí, fue incómodo en un principio pero terminamos como si jamás hubiera pasado algo.

—¿Y yo? Digo... crees que podamos... no sé si amigas pero algo.

—Quiere intentarlo.

Suspiro como si me quitaran un peso de encima.

—Te juro que daré todo de mi para que funcione, tengo muchas cosas que decirle y todas parten con un lo siento —digo avergonzada.

—Estoy orgulloso de ti.

—Me hiciste una mejor persona.

—Siempre lo fuiste, solo había que encontrarla.

...

Tal como me propuse antes de que volviéramos, voy a redimir todos mis errores, hay una chica... Del cual no me acuerdo su nombre, le hice la vida imposible desde que llego a la universidad a pesar de que jamás me hizo nada, solo lo hacía por diversión.

Ahora la estoy buscando, averigüe su horario y en menos de cinco minutos debería salir de su clase actual.

En la mañana cuando llegamos Jenny estaba con Peter en los estacionamientos, juro que ha sido uno de los momentos más incómodos de mi vida, Klein la saludo con un abrazo y a Peter de un apretón de manos, en cambio yo lo que se refiere a Peter solo asentimos con la cabeza y a Jenny dijimos solo hola ¿Qué podía hacer? ¿Abrasarla? ¿Saludarnos con un beso en la mejilla? No estamos en el momento para eso y no creo que lleguemos a tenerlo algún día, tal vez amigas o conocidas, pero siempre con una distancia entre nosotras.

Los alumnos comenzaron a salir del salón de clases y todos pegaban sus ojos en mí, algunos con curiosidad y otros con algo de miedo. Hasta que la veo a ella, hay algo distinto en ella, tal vez como me fui su vida se hizo más fácil y feliz.

—Hola —aparezco detrás de ella.

Al girar y verme su expresión cambia, ya no sonreía, sus ojos se abrieron a mas no poder y se abrazó a sí misma.

—Aléjate de ella —un chico enojado se paró entre nosotras.

—Solo deseo habla con ella —digo firme.

—Pues no lo harás, no le lograras hacerle más daño, no te dejare.

—Entiendo... No deseo hacerle daño, sé que es difícil de creer pero es cierto, me iré por hoy... En verdad necesito hablar con ella, puedes estar presentes si lo deseas.

—¿Acaso no me escuchaste?

Retrocedo unos pasos cuando el da unos hacia a mí.

Afirmo el cordel de mi bolso con fuerza, sé que me merezco esto pero aun así duele.

—Joel amigo.

Miro a mi lado y Klein sonriendo como siempre pasa su brazo izquierdo por mi cintura y la derecha la extiende hacia el chico que al parecer se llama Joel. Quien la recibe de buena manera.

—¿Cómo has estado? —Joel.

—Muy bien y tú.

Me mira y no responde.

—Hola Kim.

No me sabía ni su nombre a pesar de acosarla todos los días.

—Hola Klein —dijo tímida saliendo detrás de Joel, le sonríe a él y a mí me sigue mirando con miedo.

—Te fuiste por un par de meses —Joel.

—Si pero al menos me mantuve en contacto —dice riendo.

—No te quedaba de otra —responde de la misma forma.

—Llevamos siendo amigos por mucho tiempo, no podíamos perderlo ¿No crees?

—Si... A pesar de todo —me observa.

—Sé que se conocen, pero les presento a mi esposa Jade.

—Cuando me entere que abandonaste todo por ella creí que era una broma de mal gusto, pero resulto ser cierto, más aun cuando me invitaste a la boda.

No solo a Jenny invito a la boda si no que a un par de amigos más, pero... Le desearon suerte aunque ninguno vino. Con mis "Amigos" les hicimos la vida imposible.

—Me hubiese gustado verte ahí.

—Y lo hubiera hecho amigo y lo sabes, pero estamos hablando de ella —me señala— No fui un buen amigo y lo reconozco pero nosotros no perdonamos tan fácil como tú lo haces.




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