Seamos Un Cliché

14

—Deja eso por allá Klein —le pide Jenny a mi esposo, señalando aun lado del televisor.

—¿Falta mucho? —me quejo.

—¿Estas cansada? —Klein besa mis labios.

—Un poquito —hago puchero.

—Siéntate un rato, nosotros seguimos.

Asiento con la cabeza y acomodo mi cuerpo en uno de los sillones.

Una semana después del cumpleaños de Klein, Jenny y Peter se están mudando como a una cuadra de nosotros.

Ella todavía duda un poco de todo esto, pues las cosas se podrían poner incómodas, todos lo pensamos realmente, pero hay que ir superándolo... de apoco.

—Esta es la última —dice Peter dejando en el suelo la última caja.

—Al fin —suspira, Jenny.

—¿Crees que debamos llamar a nuestros padres? No hemos sabido nada de Nicolás por un par de horas —Klein se acuesta sobre el sillón, con su cabeza sobre mis piernas.

—Se me olvido decirte, mama me mandó un mensaje, dijo que ya venían en camino —acaricio su cabello.

—¡¿Qué?! ¡¿Cuando?! —Peter grita enojado.

Ambos nos acomodamos y observamos por sobre el sillón.

—¿Qué pasa? —le pregunta Jenny tomando de su brazo.

Peter dice un par de palabras más a la persona detrás de la llamada y luego corta.

—¿Amor?

Peter la observa pero luego pasa su mirada a mí. Jamás en mi vida, una mirada me había dado tanto miedo como ahora, una corriente pasó por todo mi cuerpo, erizando mi piel y tensando todos mis músculos.

Me levanto aun observándolo, pero aun no dice nada.

—¿Peter, que sucede? —le pregunto abrazándome a mí misma.

Klein también se levanta y se para a mi lado.

—Amor mírame —Jenny apoya su palma en la mejilla de Peter y lo obliga a mirarla— ¿Qué sucede?

Abrió la boca para hablar, pero justo en ese momento el celular de Klein suena.

Saca el celular del bolsillo de su pantalón y contesta.

—Mama ¿Dónde vienen? ¿Qué has dicho? —me mira con miedo— Si no te calmas no puedo entenderte... Por dios.

—¿Klein, que sucede? —mi voz se quebra y las lágrimas amenazan con salir.

Se despidió de su mama y pasa su mirada a mí.

—Klein —susurro.

—Tuvieron un accidente —intenta tomar de mi mano pero me alejo.

—¿Quiénes? —necesito que lo diga, tengo que escucharlo para creerlo.

—Nuestros padres.

Mis piernas se quiebran y Klein me logra agarrar antes de tocar el suelo, para luego llevarme al sillón.

—¿Mis padres? ¿Los tuyos? —digo desesperada— ¿!Nicolás!? —me levanto exaltada gritando.

—Ellos... —lo interrumpo.

—Mi hijo Klein ¿Qué sucedió? Necesito verlos, quiero tenerlo en mis brazos, quiero a mi hijo.

Jade esta vuelta loca, haciéndome preguntas y llorando de vez en cuando, intento abrazarla y calmarla pero da media vuelta, toma de su bolso e intenta salir del departamento.

—Espera —tomo de su brazo.

—Suéltame Klein, quiero ir con ellos ¡Suéltame!

—Tranquila —la abrazo en contra de su voluntad.

Golpea mi pecho desesperada, pero no la suelto, solo la abrazo más fuerte.

—Tranquila, debes tranquilizarte amor por favor.

—Mi hijo Klein, mis padres —me abraza con fuerza —Odio los accidentes, odio los hospitales, solo me recuerdan a mi hermana.

—Lo sé, lo sé —escondo mi rostro en su cabello.

—¿Qué sucedió? —se acerca a nosotros Jenny.

—No logre comprender mucho lo que mi mama decía, pero tuvieron un accidente mientras venían para acá.

—Debemos ir, por favor —me suplica Jade, con su rostro mojado.

—Vamos —Peter pasa por nuestro lado tomando de la mano a Jenny y saliendo del departamento.

Beso a Jade y los seguimos.

Jenny es la que conduce, mientras Peter que está sumamente extraño se encuentra a su lado, mientras que Jade y yo estamos atrás.

No la he soltado en todo el tiempo, nuestras manos están entrelazadas y todo su cuerpo no para de temblar.

—No puedo perderlos Klein, no lo soportaría.

—No los vamos a perder amor ¿Me entiendes?

—Eso no lo sabes —sus lágrimas volvieron a salir.

—Tenemos que tener fe cariño —paso mi dedo sobre su mejilla secando su rostro.

—¿No tienes miedo?

—Por supuesto que sí, pero no debemos desesperarnos hasta saber que paso ¿Si?

—No sé qué haría si no estuvieras a mi lado.

—Eres una chica fuerte y lista, sé que podrías seguir adelante.

 


Llegamos a la clínica, con Klein y los chicos, nos acercamos a un mesón de información y una señorita nos dijo a donde teníamos que ir.

Corremos hasta allá literalmente hasta que visualizamos a Eva, la mama de Klein, que está sentada inclinada hacia adelante apoyando su cabeza sobre sus manos.




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