Capítulo 16. Parte 2

Seamos un cliché

No soy una persona cursi a pesar que me paso todo el tiempo viendo series o películas románticas. Soy más de los que patalean en la cama y gritan en silencio mientras leen un libro de romance en la madrugada pero ni siquiera leen las cartas de amor que les envían.
El amor me resulta arriesgado y doloroso pero al ver ese verde brillante en aquellos pequeños ojos sé que todo estará bien, sé que haré todo para que estamos bien. 
—Seamos un cliché. 
—No hay un cliché como nosotros —se burla Ian, bueno, creo que me acaban de rechazar. 
—Claro que sí, soy soy el popular y tú el nerd. 
—¿Acabas de llamarme "nerd"?, no por que uso lentes soy un nerd. Ni siquiera estudio para mis exámenes o hago las tareas a tiempo. 
—Bueno, el popular y el bad boy. 
—Nick paso todo el día en mi cuarto viendo anime y manejo una bicicleta, bueno, ni muy bien —dice sacudiendo la bicicleta golpeada que arrastra. 
—Eso puedo confirmarlo — ambos reímos al recuerdo de la horrible caída de hace un momento, mañana dolerá. 
—¿Ves?, bad boy no soy.
—No importa el cliché que seamos yo solo quiero tener el mismo final contigo. 
—Suicidio doble, ¿no? 
—Definitivamente nunca escribas un libro, todos tus lectores se matarían. 
—Lo consideraré. 
¿Cuánto tiempo había pasado desde esto?, caminar junto a alguien y sentirme tan cómodo, sin miedo que desaparezca, sentir que no importa lo que pasé él estará ahí para mí, él está aquí. 
—Gracias.
—¿Por qué? 
—Por estar aquí. 
(…) 
Decidí enseñarle a Ian el magnífico mundo de los dramas asiáticos y al parecer le gustó. Estamos viendo "Jardín de meteoros" y para mi sorpresa Ian no ha apartado la mirada de la pantalla en ningún momento, lo he mandado a su perdición, cuando empiezas a ver no puedes parar. 
—Somos como ellos —dice riendo y señalando la escena donde ocurre la magnífica patada.
—¿Lo somos? —pregunto riendo.
—Sí, tú eres el tipo líder de los chicos, popular e inteligente que es un estúpido y yo soy como esa chica que lo odia solo por nacer. 
—Vamos a terminar como ellos —digo fingiendo decepción.
—Sí, lo haremos.
—Al final ellos se casan, ¿me estás proponiendo matrimonio?, atrevido. 
—¿No ya estábamos comprometidos? —me recuerda sonriendo, creí que ya había olvidado esa estupidez que dije. 
—Cierto, ¿No vas a pedirle mi mano a mi mamá?, que maleducado. 
—¿Esa es tu manera de decirme que conozca a tu mamá? —está leyendo mi mente o que. 
—No lo había pensado pero sería genial, mañana vendrá toda mi familia a una comida, ¿me acompañas? —cada año mi mamá organiza un almuerzo para toda la familia, todos mis tíos y primos vienen así que es la oportunidad perfecta para que conozcan a mi lindo Ian.
—Creo que sería mejor que lleves a alguna de tus amigas lindas —ambos quedamos en silencio, ¿realmente dijo eso? —. Una chica linda y real como Michelle debería de acompañarte. 
—¿Real? —dejo mi lugar para ahora estar frente a él, sostengo con ambas manos su rostro para que me mire a los ojos. Le tiemblan las manos y esos preciosos ojos que tiene ahora están rojos, mi pequeño. 
—Ya sabes, no soy un hombre de verdad ni una mujer, si llevas a alguien como yo se van a burlar de tí, no quiero arruinar tu almuerzo y hacer que te sientas incómodo, es todo. 
—Ian, tú eres un hombre tan real como yo o cualquiera.
—Sabes que no. 
—Estoy seguro que la persona que está frente a mí es un hombre, es Ian, mi Ian. 
—¿Mi Ian? 
—Sí, mi chico. 
Sé que debería de soltarlo ahora y alejarme pero ya he pegado mis labios a los suyos, ¿qué haré ahora?, soy suyo. 
(…) 
—Ma, ¿me veo guapo? —pregunto mientras arreglo mi cabello por quinta vez frente al espejo, siento el estómago revuelto y mis manos no dejan de sudar desde que me levante, no puedo creer que sea hoy. 
—Ya me lo preguntaste veinte veces solo en esta hora, ¿De pronto eres inseguro?¿Qué le hiciste a mi egocéntrico hijo? ¿Quién eres? —pregunta Jina tocando mi frente e inspeccionandome con la mirada. 
—Hoy vendrá mi novio al almuerzo. 
—¿Tu qué? —pregunta papá, su rostro esta totalmente pálido y su expresión deja en claro que no se lo esperaba todo lo contrario a mi mamá que sonríe como si hubiera ganado la lotería. 
—¿Novio? ¿Cómo se llama? ¿Tiene tu edad? ¿Dónde lo conociste? ¿Dónde estudia? ¿Cuánto llevan de novios? Se va a quedar a cenar y a dormir no esta en discusión, Edgar saca la vajilla de la alacena de cristal y esconde la cerveza del tío Luis, ¿Dónde esta la cámara? —con esa última pregunta sale al jardín emocionada sin siquiera dejarnos responder, creo que debí dejar que sea sorpresa. 
—Hijo sabes que te apoyo —dice papá con una sonrisa extraña —, si alguien te dice algo malo me dices y le diré a tu mamá que lo saque de la casa. 
—Lo haré yo mismo si es necesario, no te preocupes. 
—Y bueno, ¿Cómo se llama tu novio? ¿Es lindo? 
—Es precioso y se llama Ian pero aún no es mi novio. 
—¿Por qué no?, no juegues con sus sentimientos. 
—Se lo pedí pero me rechazó —admito.
—Pero si va a venir a conocer a tu familia debe de sentir algo por tí, ¿no? 
—Le dije que si no venía le iba a acusar con su mamá. 
—No te entiendo pero bueno, iré a tratar de controlar a tu mamá. 
—Suerte.
Anoche bese a Ian, él siguió el beso pero a los treinta segundos me dio una patada y se rio de mí así que me puse a llorar obviamente fingiendo, se asusto y se acercó a  mí, cuando llegó me aferre a su pierna y le dije que si no venía conmigo le diría a su mamá que en realidad no somos novios, aceptó de inmediato, bueno, me golpeo con un palo pero después dijo que vendría, un buen final. 
—Primo, toma —dice de mala gana una chica. Melany es la única prima de mi edad pero jamás fuimos cercanos entonces es extraño que ahora me este dando una caja, ¿es una broma o algo así?, solo tuvo hermanos así es bastante brusca a la hora de jugar, ¿me va a pegar?
—¿Qué es? —pregunto con el mismo tono que ella uso. 
—Me pregunto si vieran que tan mamón eres todavía les gustes —solo imite su tono —. Mis amigas te lo mandan, son cartas y regalos, ahí deben de estar sus Instagram, mandale DM si te gusta alguna —deja caer la caja provocando que un montón de papeles y peluches caigan por todo el suelo. 
—Eres una inmadura —me quejo antes de agacharme para recojer lo que dejo caer, estos niños de hoy en día.