(Un mes después)
Dicen que el tiempo vuela cuando eres feliz y es eterno cuando sufres.
Tienen razón, los días se convirtieron en semanas y a su vez en un mes, los días se me han hecho realmente cortos, pero soy feliz me siento plena, mi relación con Demián no podría estar mejor, su familia me trata como una más, en el trabajo todo se encuentra en orden, he hecho nuevas amistades que considero grandes amigos, no podría quejarme de absolutamente nada, claro a excepción de estos hermosamente infernales tacones, no pude resistirme a comprarlos los vi desde los ventanales de la tienda y sentía que me llamaban, son realmente preciosos pero excesivamente dolorosos
- Amor estás bien, pareces adolorida - Demián me miraba intrigado desde la puerta de su despacho
- Son los tacones, solo tengo que acostumbrarme a ellos y estaré bien -
- Estás segura, porque si no te sientes cómoda te los puedes quitar, no me molesta en lo más mínimo -
- Si lo sé, pero tranquilo se me pasará - Demián me miró no voy seguro de mis palabras, pero no me quitaré los tacones por nada del mundo.
Demián ingreso de nuevo al despacho, hoy está verdaderamente ocupado con una cantidad abismal de documentos que recién le llegaron de Inglaterra, tal parece que no todo marcha bien allá, transcurriré alrededor de dos horas, estoy apunto de incumplir mis palabras y quitarme los tacones, el elevador se abre dando paso a una mujer, es alta, de piel morena con el cabello más negro que la noche, es una mujer bonita, siguió su camino hasta casi entrar al despacho
- Disculpe señorita, el señor Smith se encuentra muy ocupado en este momento, agendo una cita de casualidad - la mujer me dio un escaneo completo para nada disimulado, me miraba con superioridad y arrogancia
- Yo no tengo por qué agendar una cita para ver a mi prometido ignorante -
- En ese instante casi logre escuchar mi corazón romperse, mi mundo entero cayó de golpe -
- Prometido, Demián Smith y su prometido -
- Acaso no me escuchaste, si ya te dije que es mi prometido, estaba en Londres pero decidí regresar antes y darle una sorpresa, ahora deja de retrasarme - sentí náuseas en se momento, el dolor de mis pies quedó en el olvido, sentí mis ojos cristalizarse amenazado con dejar rodar por mi rostro lágrimas, el dolor que estoy experimentado en este momento no podría ser comparado con nada, cerré mis ojos intentando ahuyentar las ganas de llorar
- Felicidades señorita, permítame y la presento para que su prometido se sorprenda aún más de verla - no espere respuesta de su parte, camine a paso firme y decidido hasta la puerta que abrí sin tocar
- Señor Smith, su prometida a llegado - Abrí en su totalidad la puerta dejando ver a la mujer atrás de mi, Demián perdió todo color de su rostro en cuanto la vio, de inmediato posó su mirada en mi levantándose de golpe, la mujer corrió a su encuentro abrazando a Demián y plantandole un beso, él intentó quitársela sin lograrlo
- Felicidades por su compromiso, les deseo mucha felicidad y que su matrimonio sea duradero -
- Taína podemos hablar -
- No se preocupe señor Smith, yo ya me retiro por hoy he terminado mi trabajo, que pase buena tarde jefe - Di media vuelta y tomando mis cosas casi que corrí al ascensor, necesito llegar a mi casa encerrarme en mi habitación y pensar que esto es una pesadilla, que no es verdad, el no pudo engañarme de ese modo, mentir de una manera tan vil y descarada, no por tanto tiempo, Comprometido, está comprometido, acaso pensaba decírmelo algún día, llegué a mi departamento en tiempo récord, en cuanto cerré la puerta me recosté en ella permitiendo por fin liberar el dolor que sentía, me resbale recostada a mi puerta así como mis lágrimas descendían por mi rostro
- Como fuiste capaz de engañarme así - mi voz salió entrecortada por mis sollozos, me sentía tan destruida, yo confíe en él, le entregue mi corazón como jamás lo había hecho, le di mi amor más sincero, y como me paga, mintiendome de este modo , no es justo que me lastime, no me merezco que me haga esto, lanze mis tacones junto a mi bolso a alguna parte de mi departamento, prácticamente gateó hasta la cocina tomando todas las botellas de alcohol que poséo, tan solo son tres dos vinos Merlot y una botella de Champán, las bebí con facilidad entre llanto y gritos a su miserable persona, por más que intento entender la razón para mentirme no la encuentro, cuando termine la última botella me sentía aún más miserable, no lo pensé me puse en pie tomando mi cartera y zapatos salí de nuevo del departamento afortunadamente existía un bar no muy lejos de aquí, la gente me miraba como si estuviera loca al pasar, pero no me importaba, en cuanto me senté le pedí al barman me trajera dos Vodka, le pedí la botella pero solo me trajo unos vasitos todos miserables que apenas y tenían contenido, seguí pidiendo sin parar, quería olvidar todo preferiblemente hasta mi nombre, cuando el barman se negó a darme más alcohol me fui del bar tambaleándome ya estaba oscuro no tenía idea que hora era pero tampoco me importaba, fui hasta la licorería y compré tres botellas más de mi amigo el Tequila, no tengo idea de cómo fue que llegué a mi departamento pero desearía no haberlo hecho, sentado en el suelo recostado a mi puerta estaba Demián