Alexa Pov:
Una locura, eso es lo que pienso que Sebastian esta haciendo, una locura, ese sujeto no tiene limite alguno, tampoco parece reconocer lo que es tiempo con la familia, no debería de tratar de llevarme con el a ver a unos personajes ficticios que no tienen mucho sentido, sin embargo no puedo mas que sonreír ante su estúpida propuesta, no dire que no me gustaría ir con el a Disneylandía, no dire que no me gustaría ir a su lado cuando su sobrina vaya a Paris para verlo, eso me haría feliz, no quiero perderme una vista como esa, voy a ver como se comporta con una pequeña niña que lo hara volver loco, la manera en la que sus ojos se iluminaron cuando dijo que llevaría a su sobrina a Paris.
Después de que el me dejo en frente de mi casa comencé a sonreír como tonta, y a pensar en todas las tonterías que el decía y hacia, en especial cuando quería que yo me alejara de la gata, es como si el tuviera celos de ella o de mi cuando estoy con ella.
Jamás pensé que vería a un hombre emocionarse tanto como Sebastian por pasar tiempo con su sobrina. No puedo mas que imaginar como seria como seria con su propio hijo o hija, seria adorable verlo volverse loco por un pequeño o una pequeña, debería de amar a sus propios hijos. Cerré los ojos pensando en un escenario donde Sebastian se viera con una personita de ojos color oliva y unos cabellos rubios como los suyos, unas mejillas tan rosadas como las suyas se ponen cuando esta algo avergonzado, tal cual como se había puesto cuando pensó de que no lo estaba viendo.
Aquella personita tenia unos grandes ojos verdes, una hermosa sonrisa, en los rubios cabellos de aquella personita habían unos risos, me hacia pensar en la historia de ricitos de oro, me hacia recordar a esa historia tan cómica, que me hizo sonreír.
Mientras veía al pelirrubio, Sebastian, jugar con aquella personita, sentí como un movimiento llamo mi atención, un movimiento en mi vientre había llamado mi atención, mire hacia allí y me di cuenta que era lo que estaba pasando, en mi vientre había un bebe, otra personita estaba creciendo en mi vientre, sonreí mientras acariciaba, me gustaba la sensación de llevar a una vida dentro de mi, mi cabello cubría mi cara, era largo, lo tome entre mis manos y lo mire, era demasiado, me sentí feliz y completa en ese momento.
-Se esta moviendo- dijo la voz de Sebastian mientras acariciaba mi vientre, levante la mirada para verlo y me di cuenta de que el sonreía a mi lado- no puedo esperar a que nuestro hijo nazca, no puedo esperar a tenerle en mis brazos, a ver como crece y como se parece a ti- una sonrisa se plasmó en mi boca.
Tambien esperaba mucho el nacimiento de nuestra pequeña personita, por algún motivo, a pesar de no tener recuerdo alguno de la revelación del sexo, no quería ni siquiera saberlo ya que en mi corazón sabia lo que era, era una personita a la cual amaría mas que a mi propia vida.
-Mama, ¿puedo jugar con mi hermanito cuando nazca?- pregunta mi pequeño rizos de oro, adoraba a esos rizos de oro, los cuales brillaban en la luz del sol como si en verdad fueran oro.
-Por supuesto que si, mi vida- conteste de manera muy dulce, casi no reconocí mi voz.
-Vas a jugar mucho y a cuidarle siempre- dijo Sebastian.
-Ese es nuestro trabajo- conteste pegándole levemente, no quería que nuestros bebes se cuidaran entre si- solo jugaran como hermanos.
-Es lo que dije- contesto Sebastian dándome un beso en la sien, rei como una niña pequeña ante su acción, momentos como estos hay que apreciarlos.
De un momento a otro, no se cuando ocurrió, pero terminamos en el sofa de nuestra casa, nuestra hermosa casa, acurrucados el uno con el otro, Sebastian me acariciaba el vientre y yo solo veía y escuchaba lo que nuestro pequeño rizos de oro jugaba felizmente con algunos juguetes que estaban a un lado de la sala de estar, sentía como si las cosas no pudieran ser diferente a como eran en este momento.
Mia se acurruco en mi vientre mientras que Sebastian la miraba algo fastidiado porque le había quitado la mano de mi vientre, rei levemente ante aquello a lo que el también lo hizo para luego abrazarme.
Pero como todo bueno y tranquilo tiene su final, mi celular había comenzado a sonar, aun así decidí ignorarlo ya que no quería que nadie interrumpiera el momento.
-¿No vas a contestara?- pregunto Sebastian mirando mi celular sonar.
-De seguro son mi padre y mi madrastra, no quiero que irrumpan nuestro momento.
El celular había dejado de sonar por lo que volvimos a mirar a nuestro rizos de oro jugar mientras que Mia reposaba sobre mi vientre hasta que comenzó a maullar, estaba hambrienta, Sebastian se levanto a lo que ella lo siguió para ir a comer. Mi celular volvió a comenzar a sonar pero decidí ignorarlo nuevamente, cerré los ojos porque no quería lidiar con el drama de nadie.
Abri los ojos de repente al escuchar que alguien tocaba mi puerta de una manera muy fuertemente, comencé a buscar por todos lados, buscaba algo que pensé que había perdido y es que había no podia comprender lo que estaba pasando a mi alrededor, no hasta que mi puerta volvió a ser tocada de una manera que me asusto un poco.
Me levante de la cama, tome la bata que estaba en la silla de mi escritorio y me encamine hacia donde estaba mi recibidor, allí había alguien tocando la puerta como si tuvieran alguna especie de emergencia, yo caminaba en zigzag gracias a la manera en la que me había despertado, estaba algo mareada y el corazón latiendo rápidamente, como si hubiera corrido un maratón.
-¡Ya voy!- grite algo molesta- es muy temprano para esta mierda.
En cuanto llegue a la puerta me encontré con mi hermanastra, Maria, ella estaba en mi puerta, de alguna manera, estaba en mi puerta, ¿Como me habrá encontrado si yo no le había dicho a nadie donde vivo?
-Alexa, hasta que abres la puerta- dijo intentando entrar a mi departamento, pero se lo impedí al medio cerrar la puerta de mi departamento.