Secret Santa

Capítulo 5

Moví la cabeza al ritmo de «Rockin’ Around The Christmas Tree» de Brenda Lee, una canción que se había sido popular el año anterior y que también era parte de una de las películas navideñas más icónicos y famosas de todos los tiempos, Home Alone. Amaba las películas navideñas, pero no tuve tempo para ellas por todo el trabajo que había tenido en el último mes y verlas después de Navidad no se sentía correcto. «Aunque podríamos ver algunas antes de la medianoche del veinticuatro», murmuró mi mente y tenía razón, pues podía ser un buen plan.

Acerqué mi vaso de ponche a mis labios para tomar un poco de la bebida, la misma que estaba buena. No obstante, no sentía el espíritu navideño de lo cansada que me encontraba de tanto trabajo que había hecho ese día. Mis compañeros se estaban divirtiéndose y bailando como si el mundo se acabara el día siguiente. Sin embargo, yo parecía un poste en una esquina porque no tenía ganas de nada y sabía que estaba defraudando a mi progenitora, quien debía estar en el cielo con el ceño fruncido y mirándome de esa manera en que ponía incómoda y me hacía agachar la cabeza con arrepentimiento.

―Mina… ―llamó una compañera de trabajo y giré mi cabeza hacia a donde provenía la voz.

―Hola, Jess ―sonreí―. ¿Todo bien?

―Eso quería preguntarte yo a ti ―rio―. ¿Estás bien? ―cuestionó con preocupación―. Llevas toda la noche parada en una esquina. ¡Ven a bailar! ―Agitó sus caderas al ritmo de la música.

―Yo… ―balbuceé―. No se bailar, Jess ―mentí.

―Vamos, Mina. ―Agarró mi mano para jalarme hacia la pista de baile―. No dejaré de insistir hasta que bailes una canción.

―Pero…

Jess no hizo caso a mis palabras y me arrastró hacia la pista de baile, donde la mayoría de mis compañeros estaban bailando y saltando con mucha diversión. Jess quitó el vaso de ponche de mi mano para dárselo a uno de los camareros que pasaba cerca de nosotros, me miró con una ceja enarcada y bufé con malestar, pues odiaba que me obligaran a hacerlo algo. No obstante, tenían que hacerlo de esa forma o nunca haría algo que me hiciera sentir incómoda.

La música finalizó y sonreí con alivio, ya que eso significaba que no tenía que bailar y mucho menos frente a mis compañeros de trabajo. Sin embargo, una canción que conocía empezó a sonar y suspiré, dejando caer mis hombros hacia adelante. Moví ligeramente mis caderas a ritmo de «It’s Raining Men» de The Weather Girls, una canción que me sabía de memoria porque mi madre la reproducía un montón de veces mientras hacía quehaceres domésticos cuando yo era niña. Reí cuando recordé esos buenos momentos con mi progenitora, causando de que me relajara y disfrutara del baile, de que pudiera divertirme en la fiesta navideña de la empresa.

Alcé mis brazos por encima de mi cabeza para gritar el coro de la canción, provocando de que todas soltáramos fuertes risas porque no estaría nada mal que lloviera hombres y así encontrar el prefecto para cada una de nosotros. Bajé mis brazos para moverlos a mis lados mientras movía mis piernas hacia adelante, tratando de hacer pasos de los años 70, pero moría en el intento. No obstante, no me importaba porque me sentía feliz y olvidándome un poco lo que sucedía en mi día a mi día. «¿Quieres que llueva hombre?», preguntó mi mente. «¿O quieres que un solo hombre llueva?».

Fruncí el ceño ante ese pensamiento y agité mi cabeza para alejarlo de la misma, pues no estaba interesada en Liam. «Sí, sigue diciéndotelo hasta que te lo creas». Mi mente tenía una forma muy rara de hacerme sentir extraña, al mismo tiempo de que me diera cuenta de que existía sentimientos o atracción hacia Liam, aunque no estaba segura de si realmente eran sentimientos o no porque era la primera vez que.

Después de la ceña navideña, todos teníamos como quince días libres, lo que vendría bien para descansar un poco y recargar la energía para el próximo año. No tenía familia, así que pasaría mis días libres en mi casa leyendo una colección de libros que había comprado de una joven autora que estaba en auge. Las historias eran independientes, pero pertenecían a una serie llamada Negocios, lo que causaba mucha curiosidad en mí, más aun porque amaba las novelas de romance porque me hacían creer que el amor existía, que el amor lo podía todo y que todos teníamos la oportunidad de amar y ser amado, que todo era posible en nombre del amor.

La canción finalizó y empezó otra, la misma que había escuchado con anterioridad, pero no recordaba de dónde. Tres compañeras más se acercaron a nosotras para realizar un pequeño circulo entre nosotras y bailar sin estrés. Apagué por completo mi mente y eso ayudó a que me divirtiera, a que disfrutara el momento y sabía que mi madre estaría orgullosa de mí, de que haya podido soltarme con personas que veía día a día, pero que no me conocían por completo.

»¡Voy por agua! ―grité para hacerme escucharme por encima de la música.

Después de bailar tres canciones consecutivas, decidí que necesitaba un poco de agua y refrescarme, también deseaba ver la hora y saber si era momento de partir a casa o no. Jess asintió en acuerdo y caminé con premura a través de la pista de baile hacia la mesa donde se encontraba las bebidas, había desde bebidas sin alcohol hasta una barra y un barman que preparaba la bebida que tu desearas, hasta las más complicada que podía existir. Yo no era de beber alcohol después de lo sucedido con mi madre y prefería divertirme con una gaseosa o con una botella de agua. Me gustaba tener el control de mis acciones y decisiones.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.