Secret Santa

Capítulo 7

Observé la hora en la pantalla de mi teléfono y vi que me había desocupado más tarde de lo esperado, pues la fiesta empezaría a las siete de la noche y eran las seis, lo que significaba que tenía que bajar al salón a dejar la comida que había preparado para contribuir con la cena navideña. Ubiqué el teléfono a mi lado en el sofá antes de erguirme con presteza para caminar hacia la cocina y agarrar los dos bowls de cristal, en donde se encontraba el puré de papas y la ensalada fría que preparé.

Cociné en cantidades grandes y lo probé varias veces para asegurarme de que el puré tuviera la sal necesaria, que todo supiera bien porque no deseaba envenenar a alguien con mi comida. La ensalada fue más fácil de preparar y era experta en hacerlas, pues mi dieta se basaba en ensaladas frías y calientes porque eran sencillas de preparar y tampoco tomaba mucho tiempo, lo que agradecía muchísimo.

Tapé los bowls con plástico para que ningún insecto fuera a caer en el interior de ellos y hasta para que los demás inquilinos del edificio se sintieran más cómodos al ver lo que yo había contribuido. Abrí la puerta lo mejor que pude para salir al pasillo y la cerré a mi espalda antes de andar hacia el ascensor, el mismo que se encontraba abierto para mí y sonreí, pues tenía las manos llenas y nos podía estar malabareando los recipientes de cristal.

Ingresé a la caja metálica y me acerqué al panel de botones para elegir el del vestíbulo con mi codo. Las puertas se cerraron y caminé hasta quedarme en el centro del lugar, golpeé con la punta de mis zapatos al ritmo de «Santa Baby» de Gwen Stefani, quien tenía una voz muy bonita y la proyección que hacía en la canción provocaba que quisieras bailar de manera sensual, aunque fuera un villancico navideño. Sin darme cuenta empecé a cantar junto a Gwen y quise bailar, pero no era posible con los bowls en mis manos.

El ascensor llegó a mi destino y esperé a que las puertas se abrieran para salir rumbo hacia el salón que se encontraba a mi lado derecho. Ingresé a la habitación y abrí mi boca en asombro, pues no podía creer lo bonito que se veía. Amber se encontraba encima de una escalera terminando de colocar unas luces en forma de cascada que colgaban desde el techo. El lugar poseía luces blancas por todos lados, dándole un aspecto mágico a todo el ambiente. Existía un árbol del mismo tono de las que luces, que se encontraba en la esquina frente a mí, tenía adornos en tonalidades azules y rosas, haciendo una combinación que me encantaba. Ubicaron una mesa grande en la pared a mi izquierda, a la cual me dirigí para colocar lo que había traído. Me sorprendí de ver nieve falsa en el suelo junto con globos blancos, pues me hacía sentir como si estuviera en el exterior.

―¿Te gusta, Mina? ―preguntó Amber cuando se dio cuenta de mi presencia en la habitación.

―Es hermoso ―suspiré―. ¿Dónde dejó esto? ―indagué, alzando los bolws en mis manos.

―En la mesa. ―respondió―. Todavía falta que venga a dejar más platillos. La señora Farnham traerá el pavo más tarde.

Asentí en acuerdo y caminé con lentitud para no pisar las cosas en el suelo. Me encantaba todo lo que había hecho con el poco presupuesto que tenía en sus manos. Amber sabía organizar una fiesta y sentía que esto se volvería una fiesta anual, de cada año y eso sería bueno porque todos podríamos convivir con los demás, de divertirnos y olvidarnos el estrés de nuestros días. Coloqué los bowls sobre la mesa y observé todo lo que ya había sobre el mantel blanco; teníamos chocolate caliente, ponche de huevo, galletas de jengibre, tarta de manzana, pie de limón y pastel de chocolate. También vi jamón glaseado, salsa de arándanos, verduras salteadas y puré de calabaza, entre otros platillos que se veían deliciosos.

―Todo se ve delicioso ―admiré y mi estómago gruñó con hambre―. Será una gran fiesta, Amber.

―Eso espero ―bufó, cansada.

―¿Te falta mucho para terminar?

―No, solo un par de luces más y me iré a bañar ―me informó.

―Yo iré a hacer eso ahora mismo ―reí.

―Anda ―ordenó―. Tienes que venir a divertirte.

―Lo haré ―aseveré.

Todo estaba tan hermoso que creía que Amber debía trabajar como decoradora de fiestas porque lo hacía espectacular. «Mejor que la fiesta laboral del viernes», murmuró mi mente y estaba de acuerdo con eso. Nuestra pequeña fiesta estaba a la altura para una de las fiestas que daban las personas famosas y con más recursos que nosotros. Giré a mi derecha para caminar hacia la entrada del salón y después rumbo al ascensor, el mismo que estaba esperando por mí.

«Me gusta eso», pensé y anduve con más prisa hacia la caja metálica para ingresar en ella. Las puertas dobles se cerraron detrás de mí y di vuelta para acercarme hacia el panel para elegir la opción hacia mi piso. Tarareé la canción que sonaba en ese momento mientras miraba pasar los números en la pantalla, pues tenía el tiempo justo para arreglarme. Todavía no había visto que conjunto usaría, así que estaba pensando si sería bueno usar unos leggins o un pantalón de tela. Amber había dicho que no era necesario algo elegante, pero tampoco sentía que era correcto ir en pijamas y pantuflas, aunque la idea me tentaba un poco.

El ascensor llegó a mi piso y esperé a que las puertas se abrieran ante mí para dar un paso hacia adelante. Caminé por el pasillo mientras mi mente viajaba a cada una de las prendas que guardaba en mi armario y en los cajones de mis cajoneras, pero no tenía idea de cómo combinarlas para crear un bonito conjunto que demostrara que me encontraba feliz de haber participado en el Secret Santa y de contribuir con la cena.




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