Fui con mi coche hasta el hotel que nos habían asignado, curiosamente, algunos de mis amigos del Instituto trabajan allí. El hotel era un cinco estrellas, la habitación estaba reservada a nombre de Eloísa y yo aparecía como su adjunta encargada de resolver cualquier inconveniente con la estancia, tanto de mi novia como de mi suegro, que disponía de otra habitación de las caras, no una suite la anterior. Al entrar en el hotel, lo conocía de mi época del Instituto, la entrada era bastante amplia, había varios grupos de personas sentados por los sofás dispuestos alrededor del mismo, justo enfrente de la puerta de entrada estaba el acceso al patio cordobés, y justo a la derecha la escalera de mármol blanco y el impresionante espejo que ocupaba toda la pared. Y a mi izquierda se encontraba la recepción y hacia allí me encaminé.
Camino: “Oiga, por favor…”
Empleado: “Disculpe Srta no me he dado cuenta, ¿qué desea?”
Camino: “Venía a confirmar la asistencia de la Srta Rosales de Castro, Esteban…”, el chico se quedó sorprendido cuando le llamé por su nombre.
Esteban: “Pues sigame Srta.”
Seguí a Esteban, el cual no dejaba de mirarme, se le notaba bastante nervioso, nos dirigimos hacia el ascensor. Y entramos, pulsó el botón de la séptima planta.
Camino: “Puedes tranquilizarte Esteban, que no me como a nadie…”
Esteban: “Disculpe pero creo que no nos han presentado…”
Camino: “Con la de veces que me has traído aquí para ayudarte con tus tareas del Insti, sobre todo con las de la Ángela…”
Esteban: “¿Camino eres tú?”
Camino: “Si fuese Mariela, te diría algo así. Con gente como tú el P.I.B.de este país está como el depósito de gasolina de tu coche diesel…”
Esteban: “Efectivamente solamente una nerda como Mariela puede tener un sentido del humor tan rebuscado. ¿Qué haces ahora?”
Camino: “Pues te lo he dicho, soy la Asistente de la Srta. Eloísa Rosales de Castro y estoy comprobando que todo esté a su gusto…”
Esteban: “Y entonces, eso que va pregonando tu madre de que te vas a casar con el de Bodegas…”
Camino: “Pues eso será un sueño inalcanzable para ella, a no ser que se divorcie de mi padre y se case con ese idiota…”
Esteban: “Eso me suena más a ti, perdona pero ya estamos en la suite presidencial, lo que necesiteis avisarme, vale. Me alegro de verte, y un consejo estás más guapa y buena que antes…”
Cuando me lo dijo me puse como un tomate, al quedarme sola me dediqué a comprobar que todo estaba a nuestro gusto, nadie debería saber que allí estaría yo duermiendo a poco más de mil metros de mi casa, mientras inspeccionaba la suite, vi a lo lejos a un hombre hablando animadamente con una mujer. Al acercarme a la ventana pude comprobar que el hombre en cuestión era Alejo Ramírez de Bodegas Crespo, y la mujer era Lía, una compañera del Instituto, sacaba unas notas increíbles por dejarse hacer cosas con algunos profesores, entre ellos el director del Instituto. Más de una vez la había sorprendido saliendo del despacho del director mientras se arreglaba la ropa, decidí que nadie debería saber que yo ya estaba allí.
Camino: “Por favor me puede poner con Esteban, en recepción.”
Telefonista: “¿De parte de quien?”
Camino: “Dígale que soy la Asistente de la Srta Eloísa Rosales de Castro…”
Unos segundos interminables, hasta que escuché la voz de Esteban.
Esteban: “¿Algún problema?”
Camino: “Necesito un favor de tu parte, nadie debe saber que estoy aquí, ni mis padres, ni jefes. Solamente te referirás a mi como la Asistente de la Srta Eloísa.”
Esteban: “Puedo saber el motivo de tan drástica decisión…”