Espero que a mi chica le haya ido bien en su grupo. Estoy reventada las dos sesiones que he tenido han sido agotadoras, no por nada sino porque la gente no se entera de nada, y tener que explicar las mismas cosas veinte veces es tremendamente agotador. Esperaré a Camino para que nos duchemos las dos juntas, me apetece poder abrazarla, ahora vendrán mis cuñados para cenar con nosotras. La veo entrar y por su rostro creo que ha estado aguantando las ganas de llorar.
Eloísa: “¿Ocurre algo cariño?”
Camino: “¿Porqué a veces los hombres son tan idiotas?”, mientras las lágrimas comienzan a salir sin control.
Eloísa: “Dime lo que ha pasado con tu padre, sé que estás deseando de contármelo…”, le digo a la vez que la cobijo con mis brazos.
Camino: “Se ha venido abajo en cuanto le he enseñado las peticiones y los informes falsos. Dios se ha puesto a llorar como un niño, se me ha hecho un nudo en la garganta, menos mal que estaba mi suegro porque no sabía qué hacer en ese momento…”
Eloísa: “Tranquila, ya verás como todo vuelve a su cauce…”
Camino: “…intenté hacerme la fuerte, pero por dentro estaba que me moría mientras le veía llorar…”
Eloísa: “Sé que no soy nadie para meterme en tu relación con tus padres, pero creo que deberías hablar, si no directamente, a través de tus hermanos. Ellos, creo, que pueden ayudarte. Vamos que tenemos reunión de cuñados.”
Se levantó y me lanzó una mirada, no era triste parecía decepcionada. No sé si era con ella misma, su padre o su situación de ser la Jefa de su padre. Nos metimos en la ducha y comenzamos a acariciarnos de forma suave, poco a poco la chica que siempre había conocido empezó a emerger de ese fondo en el que se había metido. Salimos de la habitación y nos dirigimos hacia un restaurante, que Camino conocía bastante, cuando llegamos estaban mis dos cuñados junto con otro chico que yo no sabía quien era, por lo que me tensé.
Vi salir a mi hermana, y me fijé en el bote, oculto en el jardín, allí vi sus llaves, no quise cogerlas antes, supongo que cuando regresemos a la casa estará mamá llorando como una magdalena y a papá se le pondrá el cuerpo malo por no poder consolarla, y luego la culpa sería suya por que deja que cada uno haga lo que le da la gana. Al entrar en la casa vi una escena totalmente atípica.
Celestino: “¿QUÉ HAGO? Si ahora la jodida es mi jefa, creo que sabe lo de mis trampas para desprestigiar a la puta gerente…”
Fernanda: “SI TE HUBIESES IMPUESTO ANTES…”
Celestino: “ANTES NO TE IMPORTABA CON QUIEN SE CASASE, PORQUE AL MARQUESITO LE HABÍAS DICHO QUE IBA A CASAR CON MARIELA, Y AHORA ELLA HA ENCONTRADO A ALGUIEN MEJOR QUE EL DICHOSO MARQUÉS Y AHORA QUIERES ENDONARLE A CAMINO…”
Mariela: “¡BASTA! Vosotros no sois nadie para decir con quien tenemos que compartir nuestra vida. Yo seguiré trabajando con mi futuro marido, los hijos vendrán más adelante, en cuanto a Cami sois ciegos. Prometeis algo sin contar con los interesados, sabíais que tiene tres hijos LEGALES, ya que fue sometido a la prueba de la paternidad y dio positivo…”
Fernanda: “Esas eran unas cazafortunas que quisieron pillarlo metiendose en la cama con él…”
Celestino: “Dejaos de tonterías, bastante tengo con lidiar con mi jefa que, además, es mi hija…”
Después de esas palabras mi padre se fue para un lugar de la casa y mamá para otra. Carlitos se sentó a mi lado, su rostro reflejaba la tristeza que nos embargaba a los dos, ninguno queríamos perder a nuestra hermana por una tontería como aquella. En pleno siglo XXI aún tuvieramos que dirigir a la gente para ver a quien puede amar y a quien no.
Carlos: “No quiero perder a mi hermana…”
Mariela: “No te preocupes, no perderás a ninguna de tus hermanas…”
En ese momento salía mi padre, y movida por un resorte salió mi madre detrás, espero que no tengan otra bronca por esa gilipollez de que a Cami le gustan las mujeres.