Me tuve que ir ya que el Decano me estaba esperando, ojalá que D. José Miguel pueda tranquilizar las aguas. Tardé un poco en llegar ya que algunos de mis compañeros quisieron impedir que yo me fuese pero intervino D. Joaquín y entre los dos estuvieron hablando con los alumnos para tranquilizarlos. Llegué al despacho y llamé a la puerta.
Decano: “Pase… me alegro de volver a verla Srta de Villegas”
Camino: “Pues igualmente Sr. Decano… (¿Cómo cojones se llama?)”
Decano: “Supongo que sabes porque te he hecho llamar...”, al ver que asentía prosiguió. “… eres la única persona de este centro que ha conseguido entrar directamente a un puesto de alta dirección, sin enchufes familiares. Sé que tus padres pasan olímpicamente de tus logros y quiero que sepas que para este centro del saber es un honor contar contigo, y hemos decidido, visto la situación tan poco habitual en la que te encuentras, eximirte de realizar los exámenes finales para graduarte, en cambio deberás presentar por escrito los pasos que vayas dando para lograr la creación de un nuevo departamento en la empresa donde prestas servicios.”
Camino: “Pues es un honor para mi que me tenga en tan alta estima Sr. Decano(¿Cómo es su nombre? ¡Demonios!)”
El Decano y yo nos fuimos hacia el aula en donde mis compañeros estaban a punto de iniciar un motín por eximirme a mí de los exámenes finales.
Cuando me despedí en medio de la clase con un beso a Camino empezamos a oír los típicos graciosillos, desconfié de dejarla sola allí con toda esa marabunta de gente con las hormonas alteradas. Me dirigí por el atajo que muy pocos conocen para llegar antes a la cafetería. Te dirigías hacia los servicios de las chicas, en el último cubículo, había una ventana sin reja y cristal translúcido y sin posibilidad de abrirse, abatimos la parte superior de la ventana y subimos un poco el cristal de abajo, salimos al patio bajamos el cristal y en dos pasos estás en la cafetería. Al llegar el aroma a café recién hehco me hizo recordar mi época de estudiante revoltosa, era una nerda total pero también me iba de fiesta. Ahí fue cuando comprobé que los chicos no eran para mí, a mis padres esa confesión les hizo reír me dijeron que era habitual en las chicas jóvenes que no se atreven a descubrir su propio cuerpo hacerlo a través de alguien que era de su mismo sexo, ahí me di cuenta de que mis padres no me conocían. Sabían quien era, pero no cómo era, cuales eran mis aficiones y mis sueños. Desde ese momento empecé a alejarme de ellos de forma clara, y ellos empezaron a buscarme un novio como desesperados, lo malo era que sabían que yo con un hombre no congeniaría, lo bueno ha sido que Camino ha llegado y les ha demostrado que me quiere bastante más que cualquiera de sus pretendientes de tres al cuarto.
Mujer: “A ver holgazana prepara un café cortado, muy oscuro y coge un azucarillo de los más chicos, y luego le pones dos magdalenas de chocolate…”
Eloísa: “¡Consuelo todavía lo recuerdas!”
Consuelo: “¿Tú que crees? No llevo toda una vida en este cuchitril para no reconocer a los viejos estudiantes, aunque sea una que le encantaba engancharse a cualquier cosa que usase sujetador. Ya me he enterado que has pillado una buena pieza…”
Eloísa: “Pues no sé quien ha pillado a quien, pero lo que sí sé es que se quiere casar conmigo y ya estamos viviendo juntas…”
Consuelo: “Me alegro un montón por ti, esa chica es bastante buena. Si no fuese tan creída esa idiota de Caro, podrían ser las mejores amigas…”
Eloísa: “Pues puede ser que tengas razón, ya que, aunque no me fío, Carolina ha cambiado de actitud hacia Cami…”
Voz: “Vaya suerte, el mejor premio de la cafetería y es mío…”
Eloísa: “Si se te ocurre ponerme una de tus sucias patas encima la ostia que te doy y das siete vueltas al mundo…”
Chico: “Venga no te pongas así, hay que compartir…”
Camino: “Danilo, como se te ocurra tocar a mi novia es posible que tengas que repetir…”